Miguel Lorenci (madrid).
La Voz de Galicia, junio 6, 2003.
«Hoy no toca». Se niega la escritora Zoé Valdes (La Habana,
1959) a dedicar una sola palabra a Fidel Castro y a la cruda situación
cubana de la que huyó. Incesante batalladora contra el régimen
castrista, ayer sólo quería hablar de su novela Lobas de mar
(Planeta). La obra que llega ahora al lector, un apasionado relato de los
amores, desventuras y aventuras de dos mujeres piratas del siglo XVII, Anne
Bonny y Mary Read, con la que Valdés se adjudicaba dos semanas atrás
el premio Fernado Lara de novela. Dos mujeres que se amaron y que como la
escritora, cubana nacionalizada española, tuvieron que huir de su
destino.
Nostalgia de la isla
Admite Zoé Valdés que Cuba está en el fondo de esta
novela, como lo está siempre en su corazón, pero se niega a
mezclar literatura y política. «Se han mezclado a menudo y ha sido
muy dañino, especialmente para mi poesía, y para algunas de mis
novelas», se duele la escritora, que hasta ahora hallaba su inspiración
narrativa en la añoranza de la isla.
Reconoce, con todo, haber escrito Lobas de mar , como toda su obra, «desde
la nostalgia de la isla». Tal vez por ello, traza en el epílogo que
cierra la novela un paralelo entre la peripecia de las bucaneras sobre las que
ha fabulado y su aventura personal. Zoé dice que, como ellas, padeció
«la angustia de echarse al mar instigada por la desesperación, en un
huida definitiva de los conflictos de la tierra. En una huida de mí misma».
Valdés mezcla historia y ficción para recrear la vida de estas
bucaneras, de infancias terriblemente desgraciadas y que se amaron como mujeres
a pesar de haberse conocido disfrazadas de hombre. Ambas se impusieron en un
mundo de violencia extrema, aventuras y anhelos de libertad y sus tribulaciones
se convirtieron e una obsesión para la escritora.
Ha fabulado a partir de los escasos datos históricos existentes
(Defoe es su mejor fuente) para contar «las ambiciones y sueños de
esta mujeres que trascienden la época en que vivieron», ya que según
la autora «las dudas que ellas tuvieron persisten hoy con otros rostros,
facetas, mentiras y verdades». Cita para explicarse a Gilles Lapouge, en
quien encontró inspiración y que relacionaba las leyes de la
piratería con las de alguna fórmula de poder socialista. «Robar
es una enfermedad del poder, que es siempre quien se lleva la mejor parte del
botín», expone.
La insobornable independencia de estas mujeres «es el tema principal de
la novela» según Valdés. «Lo que me interesaba no era
tanto entrar en el espectáculo exterior como en el interior de estas
aventureras, apasionadas, incapaces de detenerse ante nada», argumenta la
escritora sobre una novela que supone un cambio de registro en su trayectoria. |