Cuentapropismo
cuesta abajo
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - A inicios de los noventa cientos de
miles de cubanos vieron los cielos abiertos cuando el gobierno permitió
que aproximadamente más de 150 oficios se independizaran del monopolio
estatal. Presentarse en la Oficina Nacional de Administración Tributaria
(ONAT) para pedir una licencia no era un problema, excepto el exceso de trámites
bucrocráticos propios del socialismo a la cubana.
A los dos años comenzó un retroceso en relación a cómo
el Estado toleraba el cuentapropismo. Los inspectores se pusieron de moda y con
ellos se incrementaron las multas, por ejemplo, a los bicitaxistas. Estas podían
varias desde la insignificancia de cinco pesos, por llevarse una señal de
PARE, hasta 1,500 por no poseer los papeles en regla. Las medidas contra ellos
se fueron arreciando hasta el punto que se les prohibió alquilar a los
turistas, por aquello de que desviaban los recursos del Estado.
En los últimos meses la situación se ha vuelto caótica.
Para alquilar los bicitaxis, la ONAT ya no expide licencias excepto a casos de "seguridad
social" muy justificados con las correspondientes cartas de diferentes
instancias gubernamentales. A los dueños de cafeterías o de pequeños
restaurantes el número de descuidos susceptibles de una multa les aumenta
cada día, pues los inspectores se muestran implacables. Recaudar dinero
por medio de las multas se ha vuelto una prioridad: a los inspectores de salud e
higiene se les impone como norma que deben multar más de dos veces al mes
para que su Empresa los considere cumplidores.
El descontento crece mientras el Estado se complace en aumentar el valor de
los impuestos y fortalecer el papel de los inspectores estatales. A los
cuentapropistas se les exige que compren la materia prima, como el queso para
las pizzas, en las shoppings. Luis, dueño de una cafetería en el
Cerro, declara: "A nosotros nos sale más barato comprarlo en bolsa
negra, en las shoppings un kilogramo te sale casi a 10 dólares y así
no hay negocio que prospere más nunca. Sobornando a los inspectores es
como podemos seguir utilizando el queso que la gente le roba al Estado".
A pesar de que el cuentapropismo sufre el peso de la bota estatal que
pretende extinguirlo, el Noticiero Nacional se complace en anunciar cada día
mejoras económicas. La propiedad privada, única solución
económica que ha garantizado la prosperidad a muchas naciones, sólo
logró resurgir en Cuba en la década de los noventa mediante los
cuentapropistas. Ahora, el Estado cubano fortalece su hegemonía y la
gente se corrompe con mayor facilidad para alimentar a sus familias. La canasta
básica que el Estado le vende al pueblo no comprende carne de res, ni
queso ni jamón. Tampoco vegetales, a pesar de que se alienta por los
medios de comunicación la cultura vegetariana.
En este país, donde la economía es un juego de azar, las
autoridades están acabando con los cuentapropistas. A Alfredo, un
vendedor de filetes de pescado, la policía (que a veces se asume el papel
de fiscalizadora) lo golpeó porque no llevaba la licencia de la ONAT en
plena Avenida de Porvenir en el Municipio 10 de Octubre. Eran las once de la mañana
y los vecinos le gritaban a la policía: ¡Abusadores! ¡Abusadores!,
mientras que los guardias lo golpeaban hasta que se lo llevaron para la Unidad
Policial empleando la fuerza. Alfredo sólo decir: "Después
dicen que la Policía en este país no da golpes".
A pesar de la disminución en la entrega de licencias por parte del
Estado es evidente que la corrupción crece a sus anchas. Unos dólares,
y las puertas se abren para cualquier deseoso de convertirse en cuentapropista.
Y lo mejor de todo es que con este estilo, no hace falta un carnet del Partido
Comunista.
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