Cuba:
realidad y virtualismo
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, septiembre (www.cubanet.org) - Por ilógico que
parezca, cada año es mayor la cantidad de cubanos evacuados de sus
viviendas al paso de una tormenta tropical por la Isla, o al producirse lluvias
intensas en zonas del interior del país.
En los últimos meses, un nuevo elemento estresante se agregó a
la perenne situación movilizativa que vive la población cubana.
Nos referimos a las serias averías que se han producido en las cortinas
de contención de presas y embalses cuya construcción es reciente.
Significativas para la calidad de vida de la población son las
privaciones a que se le somete, ya sea en situación normal o de
emergencia.
La realidad contradice la perenne propaganda oficial que habla sobre el
desvelo por crear para la población condiciones de vida seguras y
estables, así como la preparación para enfrentar agresiones de
vecinos hostiles. ¿Realmente se trabaja en tal sentido?
La mayor de las Antillas es blanco (cada uno o dos años) de una
tormenta tropical, la que se ensaña principalmente en las viviendas,
destrozando por lo general sus techos.
¿Por qué entonces se permite que el fondo habitacional cubano
presente tan deplorable nivel de deterioro? Las viviendas precarias en el
territorio nacional superan el 50 por ciento de las existentes en el país.
¿Es que faltan materiales de construcción? Nada más lejos de
la verdad.
En los últimos meses se ha comprobado que la industria nacional de
materiales de construcción puede abastecer plenamente al país y
lograr que se reparen y se mantengan las viviendas, antes de que nos azoten
tormentas, ciclones y huracanes.
Realmente agobiantes para la población son las persistentes
interrupciones, en condiciones normales, del abastecimiento de agua, energía
eléctrica, servicios telefónicos y el suministro de alimentos.
Todo esto se agudiza cuando se deterioran las condiciones atmosféricas,
lo que evidencia la fragilidad de la infraestructura técnico-social
cubana.
¿Tiene esto explicación? ¿Acaso el país no cuenta
con la suficiente experiencia constructiva para diseñar y ejecutar obras
de infraestructura social menos vulnerable a la furia de la naturaleza?
Es evidente que en el país falta previsión en términos
de cómo emplear los recursos a tono con las condiciones climáticas
que definen nuestro entorno geográfico. Y aunque no se dan cifras, sí
se conoce que los daños de Isidore, a su paso por la provincia de Pinar
del Río e Isla de Pinos, son elevados.
Como es tradición, la vivienda es el componente social más dañado.
Aún Isidore no había hecho sus estragos y ya el señor Fidel
Castro estaba de visita en la provincia pinareña, a la cual llegó
muy preocupado por cómo se protegerían los 600 mil quintales de
tabaco acopiados en la cosecha anterior.
En segundo lugar, aseguró el mandatario, los recursos para restañar
los daños a las viviendas estaban asegurados y dijo que de inmediato se
dispondría su envío al territorio afectado.
¿Por qué después y no antes?
Acaso estos recursos y sus pírricas entregas se inscriben entre los
argumentos de convencimiento político que usa el régimen para
demostrar su "voluntad" de apoyo a los humildes del país, cuya
cifra va en aumento cada día.
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