Primer
estertor de la moribunda industria azucarera cubana
Reinaldo Cosano Alén
LA HABANA, septiembre (www.cubanet.org) - La cinco veces centenaria
industria azucarera cubana está en terapia intensiva. La agonía de
muerte comenzó el viernes pasado en Camagüey con el desmantelamiento
del central República Dominicana, que bregó ochenta años
como parte de la historia azucarera.
El Consejo Nacional Ampliado del Ministerio del Azúcar estuvo
presente en la ceremonia fúnebre para tomar experiencias que serán
aplicadas en la devastación total de otras 85 fábricas de azúcar,
mieles y alcoholes, entre otros muchos productos declarados irrentables que serán
definitivamente borrados del mapa de Cuba, pero que en un pasado no tan lejano
hicieron de nuestro país el timonel mundial del mercado del azúcar.
Retirada la vieja maquinaria (que en minutos adquirió la calificación
de chatarra) se volvió inútil junto a tierras, redes ferroviarias,
inmuebles y una cultura laboral centenaria, debido a la política
centralizada y errónea del gobierno de Fidel Castro, que convertirá
la zona en finca agropecuaria, como convertirá las regiones donde están
enclavados los otros 85 ingenios que correrán igual mala suerte como
parte de la llamada reestructuración del Ministerio del Azúcar
(MINAZ).
La agenda de trabajo del Consejo Nacional Ampliado del MINAZ incluyó
conocer in situ el Centro de Desarrollo Animal El Clavel, importante eslabón
de lo que será la nueva empresa.
La administración de la finca agropecuaria La Clarita, ubicada en
Florida, especializada en la cría de búfalos (¡!) a partir de
sementales importados de Vietnam, también emitió consejos para el
redimensionamiento del República Dominicana, que será modelo de
referencia nacional.
El República Dominicana se despide para siempre. Con él se va
también para siempre el agradable perfume a guarapo esparcido por
doquier, el chirriar de viejas carretas colmadas de la dulce caña, los
lejanos pitazos del tren cañero acercándose al ingenio y, sí,
penas y alegrías.
Al partir deja un pueblo moralmente confundido y desolado. Muere con él
una parte de Cuba y de su historia, pero también de una parte del mundo.
Quizás muchos hayan olvidado que ese humilde central y los otros del país
ayudaron a ganar la II Guerra Mundial, salvando a la humanidad del
nazi-fascismo, porque su dulce alimento energético no faltó en las
trincheras de las Tropas Aliadas, ni en forma de caramelo en la boca del osado
piloto aliado mientras bombardeaba posiciones enemigas.
¡Pobre Cuba! ¡En paz descanse el ingenio República
Dominicana!
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