CUBANET .INDEPENDIENT30

18 de septiembre, 2002


Más vale tarde que nunca... en el momento oportuno

Manuel David Orrio, CPI

LA HABANA, septiembre (www.cubanet.org) - A casi un mes de conmemorarse el cuadragésimo aniversario de la Crisis del Caribe, la cual puso al mundo al borde del holocausto nuclear, el gobierno de Fidel Castro anunció ante la Asamblea General de la ONU su intención de adherirse al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, conocido como Tratado de Tlatelolco.

Anteriormente, y a propósito de los atentados terroristas del 11 de septiembre, dicho gobierno ratificó cuanto instrumento jurídico internacional existe en cuanto a la lucha contra el terrorismo, algunos de los cuales esperaban desde treinta años atrás por ese gesto de contribución a la paz mundial.

Nadie en su sano juicio duda sobre el carácter totalmente positivo de tales acciones, tanto por su valor para la posición de Cuba en los escenarios internacionales como por su importancia para las estrategias y tácticas que caracterizan la compleja partida de ajedrez constantemente librada entre los Estados Unidos de América y la isla. Cuba, al declarar su intención de consagrar de jure la desnuclearización de facto, se adhiere a un compromiso que a entender de este periodista jugará un determinado rol positivo en el destrabe de las relaciones con su vecino del norte.

Para los Estados Unidos de América, ahora Cuba es un país comprometido con no permitir bajo ningún concepto la presencia de armas nucleares en su territorio. Ni rusas, ni chinas, ni hindúes, ni paquistaníes, que de todo hay en la viña del Señor.

Por ello, en el cuadro de la geopolítica mundial el hecho de que el gobierno de Fidel Castro haya ¡por fin! accedido a tales garantías significa en términos latos la inconfesa decisión cubana de colocarse en el lugar del mundo que le corresponde: a 90 millas de Estados Unidos de América, y lo demás se infiere.

Los críticos del gobierno de Fidel Castro, con muchísima justicia, afirmarán que la decisión de hacer de Cuba un país desnuclearizado de jure podía haber sido tomada por ese gobierno desde hace unos cuantos años atrás. Desde muchos años atrás, en verdad. También con notable retraso la isla se adhirió a los instrumentos internacionales en contra del terrorismo. No es momento ni lugar para incursionar en las entretelas históricas de esos retrasos. Pero sí lo es para esbozar una sonrisa y responder a los críticos: "Más vale tarde que nunca".

No obstante, entre lo positivo y lo negativo lo que parece resaltar como tendencia de la política de relaciones exteriores cubana dirigida por Felipe Pérez Roque es la curiosa contradicción observable entre la agresividad del discurso oficial y el pausado, pero constante movimiento hacia una verdadera aceptación por parte de Cuba de un conjunto de condiciones básicas para que la isla inicie un tránsito hacia normas democráticas internacionalmente aceptadas.

Desde luego, mucho falta para que el gobierno de Fidel Castro tenga la valentía de adherirse a pactos fundamentales en materia de derechos humanos como los de los Derechos Políticos y Civiles, y los de los derechos Económicos, Sociales y Culturales. Pero el que ya pueda hablarse en Cuba de un movimiento conductor hacia la aceptación de reglas básicas de juego para el escenario geopolítico que por fuerza de la vida le corresponde, es un dato fundamental para entender las próximas jugadas de la partida de ajedrez entre Cuba y los Estados Unidos de América, entre otros aspectos.

No por gusto, no por gusto la decisión cubana de consagrar su desnuclearización de jure se produce a sólo un mes no sólo del cuadragésimo aniversario de la Crisis del Caribe, sino además a apenas treinta días de una importante conferencia internacional que tendrá lugar en La Habana para analizar los hechos de aquellos terribles momentos, y a la cual han sido invitados muchos de los protagonistas vivos que a la altura del Potomac acompañaron a los hermanos Kennedy en la toma de decisiones en aquellos 13 días de octubre de 1962.

Concatenar los hechos ayuda al entendimiento. Para esa conferencia el gobierno de Fidel Castro, anfitrión, pondrá sobre la mesa esa desnuclearización de jure, ante hombres que no han perdido su influencia como líderes de opinión en los Estados Unidos de América, sobre todo en su conocimiento de los asuntos cubanos.

Lo demás se infiere. Entonces, decir "más vale tarde que nunca" puede significar, aunque parezca paradoja... en el momento oportuno.


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