No hay
Normando Hernández González, CPIC
CAMAGUEY, septiembre (www.cubanet.org) - Ningún científico lo
ha dicho. Las autoridades se mantienen en el más absoluto de los
silencios. Nadie se da cuenta de lo que ocurre. Las instituciones médicas
no saben qué hacer. Pero la enfermedad es contagiosa y afecta a las
personas. Porque de lo contrario... ¿cómo se explica que el pueblo
repita sin respirar NO HAY , NO HAY, NO HAY?
Diversas son las razones que demuestran que una epidemia terrible ataca al
cerebro de los cubanos, que tratan de seguir adelante como seres optimistas que
son. Mas, para aquellos que lejos de aquí se cuestionan acerca de la
peste que inunda al país, vale la pena enumerar algunos detalles
cotidianos que aclaren los por qué, cuando no los por cuantos.
El cubano abre los ojos en la mañana, siempre de mal humor porque no
hay electricidad. Va al baño y no hay pasta dental para asearse la boca.
No hay jabón para bañarse, y a la hora del desayuno el cubano
tiene que tomar agua con azúcar, si acaso, porque no encuentra otra cosa
que digerir: ni leche, ni té, ni café, ni café con leche,
por supuesto, ni un modesto jugo de caña, ni una mínima hogaza de
pan.
Sale a la calle el cubano en busca del sustento familiar, la butuba, que
llaman los compatriotas, pero no encuentra arroz ni huevos, ni frijoles. Y
tampoco hay gas para cocinar, en el supuesto caso de que aparezca algo.
En los hospitales no hay camas disponibles para los enfermos. No hay higiene
ni seguridad para la salud, y si lo que tienes no es de ingreso, estás
embarcado de todas maneras, porque no hay aspirinas ni vitaminas.
En las clínicas dentales el cubano no encuentra amalgamas, ni
anestesia, ni instrumental adecuado. Y el colmo: no hay papel para esterilizar
los instrumentos. Pero como dije al inicio, la enfermedad es contagiosa y ha
infestado a los representantes de las empresas y las entidades del gobierno.
No es extraño llegar a una zapatería y encontrar un cartel en
la puerta que dice: "No hay pegamento". Así mismo ocurre en las
panaderías donde se vende el pan de la canasta familiar: "No hay pan
porque no hay harina". Y peor aún, luego que un hombre cansado de
trabajar durante el mes va a cobrar su salario y la cajera le dice: "No se
está pagando porque no hay dinero".
La vida se le hace difícil al cubano. Todos los días en la
bodega, en la cafetería, en la calle, en la cola del pan se escucha
vociferar a las personas: "Lo que no hay es vergüenza". "Lo
que no hay es madre". "Lo que no hay es dignidad".
Sería demasiado extenso enumerar las vicisitudes del cubano. Pero
baste saber que la plaga existe y ataca el cerebro de los humanos, y lo malo es
que NO HAY persona que le ponga fin a la condenación que representa el NO
HAY, porque NO HAY, NO HAY, NO HAY...
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