Sobrevivencia
Rafael Ferro Salas, Grupo Decoro
PINAR DEL RÍO, septiembre (www.cubanet.org) - Sobrevivir a cualquier
precio, ésa es la prioridad en Cuba.
Un hombre y un policía se encuentran en el patio de la estación
de trenes. El uniformado le entrega al hombre una mercancía ocupada a
unos traficantes clandestinos. El individuo venderá los productos y
dividirá las ganancias con el representante de la ley. No se trata de un
filme de ficción, sino de una de las realidades cubanas.
Una joven llega a una consulta, le hace una señal al médico, éste
deja de atender al enfermo de turno y se dirige hacia la muchacha, que lo recibe
sonriente. La joven le entrega un paquete muy bien envuelto al tiempo que le
susurra el precio del contenido. Son medicinas de contrabando. Poco después
el especialista le propone los medicamentos al enfermo que consultaba. Se las
vende. También en la salud el dinero cuenta.
En el centro de la ciudad una brigada de constructores remoza una escuela.
El gobierno lleva a cabo un plan de remodelación de escuelas como parte
de la llamada "batalla de ideas". Al terminar la jornada de trabajo el
segundo jefe de la obra da un recorrido por el lugar acompañado del
custodio. Poco después un camión penetra en la escuela
aprovechando las sombras de la noche. Cuatro hombres cargan el carro con
materiales. El apuro es evidente, lo ilegal resalta. Uno de los individuos le
entrega el dinero al segundo jefe de la obra, quien después le da una
parte al custodio. La construcción también ayuda a sobrevivir.
Así se sobrevive en Cuba, país donde impera la doble moral,
donde la necesidad genera lo ilegal. Ningún sector escapa a la corrupción.
Desde la policía hasta los médicos, desde el constructor al
dependiente del restaurante. Dinero en mano es el pasaporte a lo inalcanzable,
pero cada día el dinero se aleja más. Empleos mal remunerados,
productos a precios altísimos, inalcanzables para el cubano común.
Al final de la cadena "el que no inventa no escapa", frase nuestra de
cada día.
La vida sigue. Un día detrás del otro. El que logra comer hoy
lo hace pensando si comerá mañana. Seguirán saliendo a la
calle hombres y mujeres como retadores de su tiempo, como animales luchando por
su salvación, aunque el precio sea ponerle precio a todo, incluso a la
misma vida.
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