Respetar la
diferencia, novedad en la televisión cubana
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, septiembre (www.cubanet.org) - El programa de televisión
En Familia con Alfredo, transmitido al mediodía, captó la atención
de la audiencia y compensó en cierta medida la agravada existencia de
innumerables residentes en Cuba este verano. Conducido magistralmente por el
canta-autor Alfredo Rodríguez, el segmento combinó entrevistas a
personalidades del arte, la ciencia, los deportes y a simples ciudadanos, con
interpretaciones musicales de conocidos y noveles artistas, así como
ratos de buen humorismo, siempre tan ausentes en la radio y televisión
nacionales.
La principal característica del programa fue la libertad conferida a
las personas entrevistadas para expresar sus criterios, muchas de las cuales
aprovecharon la ocasión para emitir críticas, algunas veces no muy
veladas, sobre distintos aspectos de la sociedad. Entre ellos se encontraron
artistas olvidados y jóvenes que han sido discriminados por la burocracia
dominante a pesar de la calidad de ellos. Este espectáculo resultó
inusual en los controlados y manipulados medios de difusión cubanos, muy
especialmente la televisión.
En ocasiones se entrevistó a figuras conocidas por su filiación
oficiosa que, según la costumbre, entonaron sus loas al régimen.
Pero a la vez que recibieron el respeto del anfitrión, sus actitudes no
fueron secundadas abyectamente como sucede con frecuencia en Cuba.
Aunque hubo muchas comparecencias originales en los dos meses que duró
el programa, vale resaltar la de la licenciada Mariela Castro Espín,
directora del Centro Nacional de Educación Sexual, que explicó las
características de la homosexualidad desde el punto de vista científico
y la necesidad de respetar las preferencias sexuales de las personas.
De forma directa y comprensible Castro tocó un asunto que resultó
tabú en Cuba durante mucho tiempo. Se recuerda que en los años 60
muchos homosexuales fueron perseguidos y no pocos encerrados en campos de
trabajo forzado, llamados Unidades Militares de Ayuda a la Producción
(UMAP). Otros con más "suerte" fueron echados de sus empleos o
de los centros educacionales.
Es oportuno que las autoridades reconozcan estas violaciones de los derechos
humanos, ahora que se empieza a admitir públicamente que nadie puede
aplastar la individualidad por cuestiones de homosexualismo. Por lo menos, los
sufrimientos padecidos servirían para mostrar los efectos de la
intolerancia y de los prejuicios.
Quizás algún día no muy lejano también se
reconozcan las arbitrariedades cometidas contra compatriotas que piensan y se
expresan pacíficamente de manera diferente al criterio oficial, por lo
que han sido encarcelados o sometidos a tratos degradantes, vejatorios,
convertidos en ciudadanos de tercera clase. ¿Los cubanos tendremos que
esperar mucho para eso?
Por otra parte el éxito del programa se manifestó en la polémica
tele espectadores versus periódico Granma, motivada por el artículo
de Pedro de la Oz, crítico cultural, publicado el 31 de agosto, en el
cual señala "cierta tendencia al desbordamiento sentimental, al
picuismo, a la mímesis y el autobombo", con un evidente propósito
de demeritar la propuesta televisiva.
Marta Rojas, en la edición de Granma del 5 de septiembre, reconoce "la
llegada a la redacción de llamadas telefónicas y cartas ... para
expresar su descontento por la crítica publicada en la página
cultural ... Podría agregarse que en la propia redacción del periódico
el tema fue polémico, aunque había consenso de que En Familia ...
contaba con una gran acogida". A continuación se retracta en
cuanto a expresiones tan infelices de su colega, de visita en Alemania ahora.
Desafortunadamente, En Familia con Alfredo terminó a fines de agosto.
No obstante, su impacto ha quedado grabado en la mente de la mayoría de
la audiencia. Resultó una alternativa fresca e innovadora en la mediocre
e ideologizada televisión nacional. No por gusto en su última
emisión la conocida locutora Consuelito Vidal expresó que el
tremendo éxito de Alfredo había consistido en "respetar la
diferencia", y agregó lo que todo el mundo comentaba: "¡Salvaste
el verano!" Estos juicios coinciden abrumadoramente con la opinión
popular a pesar de los criterios del periódico Granma, vocero del
totalitarismo y la exclusión en Cuba.
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