¿Otra
jugada sucia?
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, septiembre (www.cubanet.org) - Fuentes oficiales reiteran que las
informaciones ofrecidas por la población en el nuevo censo de población
y vivienda que ha dado inicio en Cuba, y se extenderá hasta el 16 de
septiembre, no otorgarán ni eliminarán derechos a las personas.
Sin embargo, el ciudadano medio desconfía de las ocultas intenciones
gubernamentales que pueden estar detrás de este sondeo socio-económico.
Se teme a las irregularidades que aparecerán en sus resultados y que
pudieran convertirse en medidas ulteriores que afectarán más aún
sus ya deterioradas condiciones de subsistencia familiar.
"La población no debe tener ningún prejuicio con el
censo. Es un estudio social basado en estadísticas, un diagnóstico
para propiciar políticas, imprescindible para tomar decisiones futuras"
-declaró Juan Carlos Alfonso, director nacional del censo al periódico
Juventud Rebelde (9-8-2002).
De forma similar, la periodista Lourdes Pérez Navarro, en su artículo
titulado "Los protagonistas del censo" (Granma, 24-8-2002) retomó
el tema de la desconfianza ciudadana, al mismo tiempo que señalaba la
obligación legal del ciudadano de responder las preguntas: "No se
pedirán propiedades, ni la libreta de abastecimientos, ni el carné
de identidad u otro documento. Será suficiente la información
brindada al enumerador, basándose en el principio de obligatoriedad y
confidencialidad establecidos en el acuerdo 4122 de 2001 del Comité
Ejecutivo del Consejo de Ministros" -señala el texto. Y más
adelante precisa: "Los cuestionarios se destruyen. Esto es un proceso que
no da ni quita derechos".
Se conoció, además, que en la tarea participarán 19 mil
profesores en calidad de supervisores, y más de 56 mil estudiantes
universitarios y de la enseñanza media. El muestreo se realizará
en las 3,4 millones de viviendas que existen en el país.
Lo cierto es que el alcance y profundidad que persigue con el estudio el
gobierno cubano sólo es conocido por él y sus más cercanos
colaboradores.
La información recogida en el cuestionario posee varias categorías.
Algunas son aparentemente inocentes: nivel y calidad de vida familiar, situación
de la vivienda, si la posee; nivel educacional. También hay preguntas que
no son tan inocentes: precisión acerca del desempleo y subempleo real por
edades y sexos, así como el origen social de cada familia enumerada.
Reinaldo Hernández, jubilado y vecino de Falgueras No. 403, en el
municipio Cerro opina que "la población tiene sus reservas con el
censo. No quiere hablar. No confía en el gobierno. Detrás del
censo piensa que hay otra trampa de Fidel que perjudicará al pueblo, como
ya es costumbre".
Por su parte, un ex militante del Partido Comunista de Cuba que renunció
a la organización en 1991 y se identificó como Carlos, expresó:
"Aquí hay gato encerrado. Antiguamente los militantes servíamos
como polea de realimentación entre el gobierno y la población.
Recogíamos diversas opiniones en nuestras zonas de residencia y las
transmitíamos al núcleo, en la base. Muchos militantes fuimos
criticados. Algunos resultaron sancionados por decir la verdad que en muchas
ocasiones eran críticas a las altas esferas del gobierno. Este mecanismo
tan sencillo ya no existe. Ningún militante se atreve a informarle al
partido los verdaderos problemas que golpean a los de abajo porque los puede
perjudicar y marcarlos políticamente".
El censo entró en la casa del cubano. Sólo cuando salga
sabremos qué trajo de bueno o de malo.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
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