Rebelión
de los inconformes
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, septiembre (www.cubanet.org) - Indisciplina, descontrol, corrupción
y delito son los cuatro jinetes modernos del Apocalipsis social sobre los cuales
cabalga el cubano contemporáneo. Esto se debe a las conductas indecorosas
asumidas por funcionarios y empleados públicos y a la tolerancia adoptada
por la administración del estado hacia ellos.
"La disciplina es la clave de todo. Si hay disciplina, usted no puede
violar las normas. De la indisciplina salta a la ilegalidad, es un paso nada más"
-declaró la ministra cubana de Auditoría y Control, Lina Pedraza
Rodríguez al reportero del periódico Trabajadores Francisco Rodríguez
Cruz (19-8-2002).
Lo cierto es que las irregularidades en el manejo de los recursos públicos
constituyen el caldo de cultivo aprovechado por personas inescrupulosas que
controlan o dirigen las actividades financiero-comerciales más
importantes de sus empresas, convirtiendo estas irregularidades en acciones
lucrativas para su beneficio personal. Ejemplos sobran.
La doble facturación es un caso típico. Dos entidades hacen un
cheque a partir de la prefactura. Después discuten nuevos términos.
La transacción se realiza finalmente por una mayor cantidad de mercancías
a igual precio. Resultado: los funcionarios logran utilidades personales
encubiertas y las empresas no se enteran. Las auditorías oficiales a
entidades han detectado un número importante de casos como el anterior.
Otro ejemplo: El uso inadecuado de las cuentas bancarias. Empresas que ponen
sus cuentas en pagos no autorizados a particulares con el fin de retener
ganancias a favor de los funcionarios que las llevaron a cabo.
Y qué decir de las mercancías vendidas con fechas vencidas o
próximas al vencimiento. En el primer caso afectan la salud de la población
que adquiere productos sin la calidad requerida. En el segundo, cobran un precio
superior al que presenta en la actualidad con rebaja.
Ante la pregunta que formuló el periodista Cruz a la ministra Rodríguez
acerca de que si en Cuba existen los llamados delitos de "cuello blanco"
la funcionaria respondió: "Hay casos de corrupción, yo no los
llamaría de cuello blanco, pero sí hay casos, unos porque
manejaban las operaciones económicas y otros porque manejaban los
recursos. Unos se apropiaron del dinero y otros de los recursos". Veamos
algunos casos:
El Sr. A quiso obtener una plaza -a la cual no tenía derecho- en una
estación de gasolina CUPET-CIMEX. Esto le costó al solicitante la "friolera"
de mil dólares. Optar por un puesto de camarero en un hotel Cinco
Estrellas, que presta servicios al turista internacional, le costó a B
entre dos mil y tres mil dólares. Conseguir un empleo en cualquiera de
las empresas de autos de alquiler en divisas (Habana-Taxis, Turi-Taxis) le
implica al aspirante a ella gastar una cantidad no inferior a los mil dólares.
Por supuesto, en todos los casos le construyen el expediente con los documentos
falsificados necesarios para "legitimar" el expediente laboral: nivel
cultural, vínculos anteriores con la empresa en cuestión, años
de servicios, cursos vencidos.
Escandaloso fue el caso de la jefa de personal de la Empresa de Navegación
Mambisa entre los años 1997-1998. El marinero que deseara firmar un
contrato que le permitiera enrolarse en la tripulación de un barco,
cubano o extranjero, tenía la obligación de entregarle
gratuitamente a la funcionaria un artículo electrodoméstico que ésta
le especificaba. Ese caso fue detectado y tomadas las medidas administrativas de
parte de la dirección de la empresa. Pero estas prácticas ilícitas
y de corrupción entre dirigentes y funcionarios públicos continúan,
sólo que siguen diseños evasivos más sofisticados.
Finalmente, la ministra señaló en la entrevista concedida al
diario Trabajadores: "El plan de este año consiste en efectuar unas
5,800 auditorías. Hasta junio ejecutamos poco más de 2,900, y
obtuvieron calificación de deficiente o mal el 30 por ciento de las
entidades auditadas".
Conclusión única: En Cuba hay funcionarios corruptos que no
actúan aisladamente, sino que forman parte de un endiablado engranaje de
corrupción y actos delictivos cuya cabeza puede llegar hasta las cumbres
borrascosas del estado totalitario cubano. Situación que constituye, sin
lugar a dudas, una vergüenza para el burlado cubano medio.
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