Reparación
de escuelas en Cuba: visible culto a la personalidad
Reinaldo Cosano Alén
LA HABANA, septiembre (www.cubanet.org) - La proclama "¡Gracias,
Fidel!", en caracteres muy grandes pintados en las fachadas de las escuelas
remozadas recientemente, dará la bienvenida a los profesores y
estudiantes cuando comiencen este curso el 3 de septiembre. Aunque la inauguración
oficial del curso 2002-2003 será con posterioridad, cuando aparezca el
Gran Actor en el gran show de la propaganda política del gobierno cubano.
En esa ocasión, Fidel Castro reiterará sobre "el fatigoso
esfuerzo de la capital y de todo el país en restaurar totalmente y
amueblar 734 escuelas primarias y secundarias, la reconstrucción de 12
abandonadas (sic) y la construcción de 33 nuevas, con el incremento de 2
616 aulas", para lograr veinte educandos por aula, que en su mayoría
cubrirán maestros improvisados, ya que un sello distintivo del gobierno
de Castro siempre ha sido la improvisación.
En el maratónico esfuerzo se emplearon 22 mil constructores
profesionales, en su mayoría sustraídos de otras obras, apoyados
por miles de voluntarios, a quienes se les facilitó todos los recursos
materiales, según explicó Castro el 13 de agosto.
En esa intervención, Castro agregó: "Faltan todavía
por terminar de restaurar o construir 123 instalaciones educacionales para
finalizar el programa ¡y se cumplirá! ¿Alguien lo duda? ¡Nadie
lo duda!"
Nadie lo duda porque, como siempre, se impondrá el método de
ordeno y mando.
Ese día, cumpleaños de Castro, él también dijo: "Es
de imaginar la lista de problemas adicionales como falta total o interrupciones
en el suministro de agua corriente, la ausencia de bebederos de agua frían
en todos, de algunas (¿?) puertas y ventanas, de filtraciones de techos y
verdaderas carencias y dificultades en los servicios sanitarios que afectaban a
muchas escuelas".
Sin embargo, se puede asegurar que gran parte de esta debacle en las
escuelas cubanas es el resultado de la acumulación de problemas por décadas,
debido a la rigurosa centralización del Estado, que el gobernante Fidel
Castro tiene en un puño de hierro.
Llegado a este punto, es conveniente recordar que la Constitución de
la República de Cuba de 1940, estrujada soberbiamente por Castro, quien
la tiró al cesto de la basura a pesar de sus promesas de restituirla,
expresa en el artículo 52:
"Toda enseñanza pública será dotada en los
presupuestos del Estado, la provincia o el municipio y se hallará bajo la
dirección técnica y administrativa del Ministerio de Educación,
salvo aquellas enseñanzas que por su índole especial dependan de
otros ministerios".
De haberse respetado la autoridad de la provincia y del municipio, su
autonomía, seguro no hubiera sido necesario la reparación actual
de las escuelas, de tanta envergadura y urgencia, tras décadas de
abandono casi total.
Es muy interesante conocer cómo de manera sabia la Constitución
de 1940 también ordenaba en su párrafo 52:
"El presupuesto del Ministerio de Educación no será
inferior al ordinario de ningún otro ministerio, salvo caso de emergencia
declarada por la Ley".
Como para avergonzar a los titulares de las Fuerzas Armadas y del Ministerio
del Interior.
Ignorada la Constitución más democrática de todos los
tiempos en Cuba, aparece el eslogan actual de "¡Manos a la obra!",
con la que se pone en tensión a la sociedad como si fuera ir a la guerra.
Se movilizan gente y recursos de aquí y allá, se dejan sin las tan
necesitadas vacaciones a buena cantidad de profesores, personal auxiliar y
alumnos en el único período largo posible de receso escolar. Se
sustrae gran parte de los recursos financieros y materiales de otros sectores
productivos del país, como se hizo no hace mucho con la batalla -¡siempre
el tufo bélico!- contra el dengue, donde por cierto se notó el
mismo abandono que en las escuelas por años cuando de un solo edificio de
la capital (ciertamente enorme, el FOCSA) se extrajo ¡diez toneladas de
basura!
Otras muchas "batallas" (se suceden una tras otra) y el absurdo
centralismo fueron dejando de lado el mantenimiento de las instalaciones
escolares en Cuba.
Se han ejecutado apresuradas y urgentes reparaciones. Tan urgentes que,
previendo los fuertes aguaceros de esta época del año, además
de ciclones, los trabajos comenzaron por cimientos y techos. De todas maneras
esfuerzos loables, pues resurgen hermosas y brillantes muchas escuelas, aunque
con escepticismo casi necesario muchos se preguntan: "¿Hasta cuándo?"
Por cierto, las plantillas de las escuelas incluirán nuevamente los
necesarios cargos de mantenimiento, jardineros y aumentos en las plazas de
auxiliar de limpieza, siempre olvidados.
La inclusión de modernos medios de enseñanza electrónicos:
televisores, videocaseteras, computadoras, forman parte del remozamiento de la
vitrina educacional del gobierno.
Se dice que ahora le tocará el turno a los centros de salud, que
padecen los mismos males que las escuelas. Es la otra vitrina que habrá
que remozar. ¡Pobres cucarachas de hospitales!... por ahora tendrán
que desaparecer. Y al final siempre el mismo eslogan: "¡Gracias,
Fidel!"
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