¿Elecciones
para qué?
Ana Leonor Díaz, Grupo Decoro
LA HABANA, octubre (www.cubanet.org) - Sin pena ni gloria, abrumado por
aguaceros continuados y un aplastante barraje propagandístico, transcurrió
el décimo primer periodo electoral en Cuba.
Sólo en la tarde del lunes la comisión electoral nacional logró
ajustar las cifras para asegurar que votó el 95,64 por ciento de los
electores inscritos que, se dijo inicialmente, eran más de 8 millones 200
mil.
Pero, sorpresivamente, la misma comisión indicó, después
del demorado escrutinio, que en realidad concurrieron 8 millones 362 mil 10
electores, una cifra considerable que, asombrosamente, superaba la de
empadronados en los registros.
La explicación de esta diferencia de más de 100 mil electores
estriba en que, soslayando lo establecido en la ley, la comisión nacional
autorizó a votar fuera de su circunscripción a unos cuantos miles
de trabajadores eléctricos, telefónicos y carpinteros de siete
provincias, quienes en esos días fueron llevados a laborar en Pinar del Río
para restaurar los daños de los huracanes Isidore y Lili.
La ley vigente desde 1992, aprobada por el propio gobierno, establece que en
las elecciones locales (para elegir delegados a las asambleas municipales) sólo
votarán los ciudadanos residentes en cada circunscripción.
A medida que decae el entusiasmo de la población en unos comicios que
no le benefician, las autoridades recurren con más frecuencia a los
ardides de las estadísticas.
En Cuba el voto en blanco no tiene validez, y tampoco las cifras de los
electores que no acuden a las urnas se toman en cuenta.
Para asegurarse, dijo una fuente de la circunscripción 22 de Plaza,
en El Vedado, miembros de los comités de vigilancia (CDR) visitan
compulsivamente a los electores disidentes, amenazándolos con que su
abstención afectaría a sus hijos y nietos.
Luego del cierre de la votación, explicó la fuente, las
comisiones electorales de base proceden a "borrar" de los registros a
aquéllos que no acudieron a votar. Este año, a causa de la lluvia,
se dijo, los colegios permanecieron abiertos hasta las siete de la noche.
La población, indiferente a las campañas electorales, adoptó
varios métodos para anular los votos, poniendo consignas o nombres en las
boletas.
El gobierno afirma que esta vez los votos en blanco ascendieron al 2,81 por
ciento, y los anulados a 2,41 por ciento. La cifra de mujeres elegidas es una de
las más bajas: 6,78 por ciento, así como la de los jóvenes:
el 6,7 por ciento.
El escrutinio, contrario a lo que se afirma, no es público. Sólo
están autorizados los miembros del partido único, los CDR y el
funcionario de la policía política que alecciona a las comisiones
para no brindar información a ningún ciudadano que la solicite.
Excepción de ello se hizo esta vez en el barrio Villa Panamericana,
de La Habana del Este, donde una delegación de Venezuela fue invitada a
presenciar las elecciones y preguntarlo todo "para coger experiencias".
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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