Frutas
beneficiadas
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, octubre (www.cubanet.org) - En la jerga del comercio de productos
agrícolas de Cuba se entiende por beneficio el conjunto de medidas que
pueden tomar productores o comerciantes para mejorar la calidad y presentación
de las mercancías a la venta, sea en establecimientos donde se distribuye
a la población alimentos racionados, sea en lugares de mercado libre,
tanto de propiedad estatal como privada.
Beneficio de un producto puede significar, por ejemplo, que a un agromercado
estatal distribuidor de alimentos racionados llega un camión de patatas.
Frecuentemente, nadie sabe cuánto de viandas trae en realidad el
transporte y cuánto de tierra adherida a los tubérculos. En este
caso el beneficio consiste en tomar una manguera y limpiar a base de agua a las
patatas, más presentar las consiguientes reclamaciones por las
diferencias de peso en cuanto a abastecimiento real, originadas por el
cargamento de tierra. Nada más. Ni pregunte por la posibilidad de contar
con patatas preelaboradas, o siquiera peladas, cortadas y envasadas.
Aunque el tema del beneficio es historia antigua, a juzgar por las veces en
que ha sido tratado por la prensa cubana, a estas alturas a lo más que
puede aspirarse en los mercados de todos los tipos es a la presentación
de productos limpios. Cuando se dice que una piña puede costar en La
Habana unos diez pesos (cinco por ciento del salario medio mensual), debe
entenderse por tal a la piña "en bruto". O sea, sin pelar, sin
cortar en rodajas, sin más beneficio que la limpieza. Lo mismo ocurre con
la papaya, para citar otro ejemplo, la cual se ofrece en los mercados, si acaso,
cortada de manera que el cliente puede apreciar si se encuentra en el estado que
solicita.
Ni el Estado, ni en general el sistema de venta privado parecen haber
encontrado solución al problema de ofrecer a la población frutos
del agro cuya presentación sea comparable con las propias del comercio
civilizado, y de paso ganar dinero por ello. Desde luego, hay quien prefiere
comprar la piña tal como se le ve. Pero también otros gustarían
poder comprarla lista para su consumo.
Por lo general así ocurre en todo el país. Menos en el
municipio capitalino Playa, donde avispados comerciantes privados están
ofreciendo frutas como la piña y la papaya con una presentación
digna de una tienda de recaudación de divisas. Si en la generalidad de
los mercados la piña "en bruto" vale alrededor de diez pesos,
estos comerciantes la mercan a similar precio, pero pelada, cortada en rodajas,
envasada en una pequeña bandeja de plástico y envuelta en nylon.
Una papaya entera puede importar unos 25 ó 30 pesos. Pero estos curiosos
empresarios la venden a cuatro pesos la libra, beneficiada de igual forma que la
piña.
No es uno ni dos empresarios. Por lo que he observado han creado una pequeña
red de establecimientos donde se ofrece idéntica presentación. Si
el cliente desea adquirir las frutas en su "estado natural", entonces
su precio es por lo general menor en dos o tres pesos al promedio de los
mercados habaneros.
Como es lógico, semejante servicio tiene apreciable demanda. En mi
recorrido por tres de esos establecimientos pude observar no sólo a
numerosos clientes. En uno, ubicado en la intersección de la Avenida 41 y
la calle 66, vi a un chofer de un autobús especializado en la
transportación de turistas que hizo una respetable compra, evidentemente
con el propósito de vender a sus pasajeros y obtener una ganancia.
Por supuesto, los vendedores de frutas beneficiadas fueron bastante parcos
sobre el modo de obtención de los medios que les permiten brindar su
servicio. Sin dudas, deben de operar en la frontera de lo legal y lo informal.
No obstante, nada impide que ellos puedan adquirir de manera legal esos medios,
siempre que los paguen en divisas, habida cuenta de las dificultades de la
economía cubana. Este dato es quizás la más valiosa
información sobre las ventas de frutas beneficiadas por parte de pequeños
empresarios privados, por cuanto informa sobre una posibilidad desaprovechada
por el modelo de economía estatizado de Cuba. Una más, entre
miles. Entretanto, en algunos agromercados estatales habaneros de distribución
racionada, aún las patatas se limpian de tierra a base de mangueras de
agua.
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