Silencio
oficial sobre dos escapes de gases tóxicos en industrias habaneras
LA HABANA, 30 de septiembre (Reinaldo Cosano Alén / www.cubanet.org)
- El gobierno de Cuba guarda silencio sobre los escapes de gases ocurridos los días
24 y 27 en dos fábricas de cervezas y maltas ubicadas en Ciudad La
Habana.
El primero de estos incidentes tuvo lugar en la fábrica La Polar,
ubicada en la Calzada de Puentes Grandes, donde la rotura en un tanque de cloro
causó el escape de gases contaminantes.
Oris, que labora en la planta de agua de la citada industria, dijo que
cuando se produjo el accidente fueron a buscarlo a su casa de inmediato. El
hombre introdujo el tanque con escape en una especie de embalse con agua
amoniacal, pero esta operación no detuvo la contaminación porque
continuaron las emanaciones. Después trató de controlar las válvulas
(llaves de paso) pero tampoco se detuvo el escape de gases.
"Hace mucho tiempo se viene planteando que hay que cambiar los tanques
de cloro y amoniaco, por ser inservibles y peligrosos, pero nada. Cuando se
acercó el ciclón Isidore hubo que bajar dichos tanques, los cuales
no cumplen ninguna función (en la fábrica)", dijo Oris, quien
no sabe por qué los mantienen en la industria si lo único que
hacen es perjudicar el entorno.
Otro empleado de La Polar, Luis, a quien llaman por el sobrenombre de
Jimagua, se refirió al mal estado de las válvulas de esos tanques.
"Ni válvulas ni tanques sirven", sentenció.
Los residentes en torno a la fábrica fueron evacuados igual que la
mayoría de los trabajadores hacia el parque ubicado en la intersección
de las avenidas 26 y 51, a unas veinte cuadras de La Polar.
Oris reveló que el cloro puede causar más estragos que el
amoniaco, porque el primero suele elevarse hasta un metro y medio del suelo
(estatura promedio del adulto), en tanto que el amoniaco permanece a ras del
suelo.
"Hace algún tiempo reventó un compresor, hubo escape y
también fuimos evacuados", recordó Dania, una residente de la
zona.
Aunque ni funcionarios locales ni la prensa oficiosa se han referido al
escape de gases, se debe reconocer la rápida actuación de las
autoridades en el lugar del hecho y la ayuda oportuna. Sin embargo, salieron a
relucir graves deficiencias que pudieron conducir a una catástrofe.
Trabajadores y vecinos del sitio sólo tienen muy elemental instrucción
de cómo proceder en caso de explosión o de emanaciones tóxicas,
y no poseen máscaras antigases a pesar del potencial y permanente
peligro.
En esta ocasión dos bomberos penetraron en La Polar sin caretas y
hubo que sacarlos de la fábrica medio asfixiados y darles auxilio médico
urgente.
Erlán, quien reside con su esposa e hijos pequeños a escasos
veinte metros de La Polar, también tuvo que ser atendido por síntomas
de asfixia. Lo mismo le ocurrió al médico Orta.
Otra residente cuya vivienda está ubicada cerca de la fábrica,
llamada Dalia, declaró: "No se podía respirar. Cada cierto
tiempo ocurren estas alarmas, pero el hermetismo de las autoridades no permite
conocer la magnitud del peligro. Es una fábrica muy vieja y mal atendida.
La Polar es como una bomba de tiempo".
Tres días después del escape de cloro en La Polar se produjo
uno de amoniaco en La Tropical, industria dedicada a la producción de
cervezas y maltas situada a pocos metros de aquélla, en la misma Calzada
de Puentes Grandes.
El 27 de septiembre sobre las 8 y 30 de la noche de rompió una llave
de paso de un tanque de amoniaco, por lo que tuvieron que ser evacuados todos
los empleados presentes en la industria en ese turno.
Algunos trabajadores recibieron tratamiento médico porque presentaban
síntomas de asfixia.
Hubo que detener el tráfico en la zona para permitir a los bomberos,
ambulancias y policías maniobrar debidamente.
Numerosos residentes de la zona fueron evacuados también hacia el
parque ubicado en la intersección de las avenidas 26 y 51.
"Vivimos en constante tensión, en constante miedo, debido a
estas dos fábricas
tan antiguas, obsoletas y faltas de mantenimiento", declaró una
vecina de La Tropical que no quiso ser identificada.
El salidero de gases fue controlado a medianoche y los obreros de La
Tropical reiniciaron sus labores, al tiempo que el vecindario regresó a
sus viviendas.
"Yo he querido permutar mi casa e irme lejos de aquí con mis
hijos, pero con este peligro ¿quién va a querer mudarse para acá?",
concluyó la fuente.
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