Cuáles
son los motivos
Yoer Delvas Rocas
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - El tan socorrido espíritu
internacionalista de los cubanos ha pasado por diversas etapas. Desde su
introducción, como forma de ayuda a otros países, hasta inicios de
la década de 1980, los profesionales cubanos, fundamentalmente los
vinculados a la salud pública, consideraban un orgullo y un honor cumplir
tan hermosa tarea.
Mucho ha llovido desde entonces en la isla caribeña de palmas, sol y
son. Cada día son más los que quieren viajar a otras tierras, en
virtud de los múltiples convenios que tiene establecido el gobierno
cubano en la esfera de la salud con incontables países.
El personal de las primeras brigadas médicas se formó con médicos
conocidos por sus años de experiencia y su adhesión al proceso político
cubano. Gran parte de estos galenos y técnicos ya han fallecido, otros
han abandonado el país. Los que aún permanecen en Cuba, están
retirados y los que se mantienen activos son considerados vacas sagradas.
Más tarde, sobre todo al comenzar la guerra en Angola, los miembros
de las brigadas no eran tan rigurosamente seleccionados. Más bien los
hospitales daban el visto bueno a aquellas personas un tanto conflictivas, en
buena parte para quitárselos de encima. Pero al comenzar a producirse
situaciones embarazosas la política de selección cambió
nuevamente y se escogía a los de más méritos.
Durante todo este largo periodo los internacionalistas recibían un
pequeño estipendio, y a su regreso se les permitía adquirir un
automóvil nuevo. Los profesionales de otras ramas no recibían este
premio al retornar de su misión, pero debido a la crisis económica
llegó un momento en que tampoco se ofrecía a los médicos la
oportunidad de comprar un auto, con lo que disminuyó el deseo de
participar en dicha actividad por parte de los médicos.
Se hizo necesario entonces buscar otras variantes para mantener vivo, ante
los ojos del mundo, el estandarte del internacionalismo cubano. Comienza de ese
modo la colaboración médica, y con ella surge la variante de los
contratos privados.
Este mecanismo brindaba al médico o técnico de la salud un
salario mayor en el país en que prestara sus servicios, al tiempo que en
Cuba recibía su sueldo básico completo. Ahorrando, los médicos
que trabajaban en el exterior lograban reunir lo suficiente para adquirir artículos
inexistentes en el país. En esa época, los seleccionados lo eran
en virtud de amistad o recomendación, de manera que siempre tendrían
una deuda de gratitud con quien les había dado la oportunidad.
Cientos de galenos desertaban en cualquiera de las escalas a lo largo del
viaje, casi todos buscando mejorar su vida. Siempre pagando un alto precio: el
gobierno impide que la familia completa viaje al exterior, con el objetivo de
evitar más deserciones, y así los hijos quedan detrás, a
modo de rehenes.
El tan cacareado principio de solidaridad internacionalista ya no es el
factor que mueve a los profesionales cubanos a tierras lejanas. En la actualidad
los mueve, en primer lugar, la necesidad económica. Desde la liberación
del dólar el país se ha transformado en un enorme mercado: todo se
vende "por la izquierda" por su valor en dólares. Quien no
posea moneda convertible carecerá de los productos más básicos
y necesarios para subsistir.
Antes primaba el honor, y el premio era una medalla; en la actualidad el
honor ha cedido el lugar al dólar y las medallas quedaron relegadas al
olvido. Mas el gobierno continúa proclamando el "sentimiento
solidario" de los profesionales cubanos ante el mundo.
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