Marginados:
Los presos políticos
Rafael Ferro Salas, Grupo Decoro
PINAR DEL RÍO, noviembre (www.cubanet.org) - A la voz del custodio
salieron todos. Al abandonar las celdas se ubicaron a un lado del pasillo. El
mismo ritual se repite cada mañana. El jefe de los custodios da la voz de
salida y empieza a moverse la fila de hombres.
Llegan al patio y los autorizan a romper la formación. Cada uno va a
su lugar de siempre. Es la hora en que los reclusos de la prisión
provincial de Pinar del Río toman el sol.
A esa hora se reúnen en el patio los presos por delitos comunes y los
políticos. Se les concede el derecho a tomar el sol a los políticos
que no se encuentran en huelga de hambre o en cualquier tipo de protesta.
En las cárceles de la Isla existen reglamentos muy diferentes a los
que rigen en las prisiones de otros países. El rigor de estos reglamentos
cae con más fuerza sobre los presos políticos. Los reclusos políticos
son los excluidos en las cárceles cubanas. Esto es como decir que son los
marginados entre los marginados.
Con los días de visitas al penal sucede lo mismo. Si alguno de los
presos políticos protestó por alguna de las injusticias cometidas
en el penal, se le castiga suprimiéndole el derecho a la visita de sus
familiares o amigos. Los días más tristes para un preso son
aquellos en que se les prohíbe la visita de un ser querido. Es como
arrebatarle el derecho a saber qué ocurre en el mundo exterior del que
fue desconectado. Es como sufrir un doble aislamiento.
La mala suerte de las reglas impuestas se aplica a presos políticos
de los dos sexos. Muchas mujeres pertenecientes a la oposición cubana
padecen de estos rigores en cárceles a lo largo y ancho de la Isla.
Cuando salen en libertad llevan huellas imborrables en los rostros, como si los
años les hubieran caído de golpe.
Después del rato de sol el custodio da la orden de formar filas. Se
van retirando los presos. Algunos miran por última vez el pedazo de día
que les queda. Es una despedida obligada, y por eso es doblemente triste. Pero
la tristeza es aún mayor para el preso político castigado, para el
marginado sin sol en ese día.
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