El Nuevo
Herald, noviembre 21, 2002.
Un siquiatra analiza los cambios en la mente del cubano
Viviana Muñoz . El Nuevo Herald
Un análisis de cómo ha cambiado el pensamiento y la conducta
de los cubanos a través de su historia, con énfasis en los últimos
50 años, hará el viernes el destacado siquiatra Pedro Melchor en
el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami.
La charla titulada Evolución de la mente del cubano desde 1902 al
presente, con énfasis en el período revolucionario, forma parte de
una serie de conferencias organizadas por la Universidad de Miami, en el marco
del Centenario de la Independencia de Cuba.
La exposición se refiere ''a la hecatombe que ha producido desde el
punto de vista emocional el sistema gobernante, que ha despojado progresivamente
a los cubanos de sus derechos elementales y les ha privado de su libertad y
satisfacciones espirituales y materiales'', dijo Melchor. ''Al mismo tiempo, las
nuevas generaciones de personas nacidas y criadas fuera de la isla, han sido
privadas de la vivencia de su evolución natural, en la tierra de sus
padres, lo que crea una manera de pensar y actuar diferente en su proceso de
adaptación en el país anfitrión'', explicó.
''Cuando tú formas parte de un pueblo pero no participaste en la
formación del sistema y heredas formas de conducta y maneras de pensar
que contradicen normas previas de tus antepasados, se produce un rompimiento
entre el pensamiento y la conducta y, finalmente, sentimientos de frustración,
de pesar, de culpabilidad, que van creando trastornos emocionales'', señaló
el siquiatra.
La conferencia se iniciará a las 7 p.m., en en la sede del Instituto,
1531 Brescia Avenue, Coral Gables. La introducción estará a cargo
del catedrático Antonio Jorge, profesor de Economía y Relaciones
Internacionales de la Universidad Internacional de la Florida (FIU).
La labor de Melchor es muy amplia. En 1974 fue nombrado instructor clínico
del Departamento de Siquiatría de la Universidad de Miami, con la misión
de crear el primer Centro Comunitario de Salud Mental Multiétnico para
personas de escasos recursos. En 28 años de existencia, el Centro Nuevos
Horizontes ha atendido unos 5,400 pacientes cada año y ha otorgado más
de 300,000 servicios comunitarios.
Melchor también creó otros dos centros médicos,
dirigidos a veteranos, en las áreas de Homestead y Key Largo.
Buscando incluso a sus pacientes bajo los puentes para brindarles ayuda médica,
sin escatimar esfuerzos, Melchor no ha parado de ayudar a la comunidad, lo que
le ha valido recibir, entre otros, el premio al Mejor Proveedor de Servicios
Directos en Salud Mental en la Florida, que concede anualmente el Florida
Council for Community Mental Health.
Melchor, nacido en la capital cubana el 8 de mayo de 1936, siguió
estudios de Medicina en las universidades de La Habana y la Complutense de
Madrid. Posteriormente, en Estados Unidos, obtuvo postgrados en las
especialidades de Siquiatría Transcultural y Comunitaria, en la
Universidad de Miami.
El régimen de Castro ahoga al sector privado
Tim Johnson / The Miami Herald. Washington
Una opinión común entre los observadores de Cuba es que las
miles de microempresas que Fidel Castro ha permitido que operen en la isla en la
pasada década representan "islotes de capitalismo en un mar de
socialismo''.
Entre ellos están pequeños hoteles al estilo de los
bed-and-breakfast, restaurantes de 12 comensales (los famosos ''paladares'') y
otros pequeños negocios.
Pero los economistas que asistieron a una conferencia sobre la economía
de Cuba dijeron el miércoles que el régimen de Castro nunca le ha
permitido al sector privado que florezca. Ha ahogado a esos negocios con trámites
burocráticos, los ha obligado a enfrentar estrategias de supervivencia
ilegales y los ha condenado a una provisional e insustancial existencia.
''Estas empresas enfrentan un futuro muy inseguro'', dijo Ted A. Henken,
profesor en la Universidad Tulane que escribió una tesis de doctorado
sobre los experimentos de Cuba con el empleo por cuenta propia.
Luchando contra el desplome económico tras la caída del Muro
de Berlín, el régimen de Castro permitió a mediados de 1993
que algunos cubanos crearan sus propios empleos. Se dijo que los cubanos podían
obtener licencias para trabajar en cualquiera entre 117 ocupaciones, entre ellas
operadores de bicicletas-taxi, vendedores callejeros, artesanos y otras categorías.
Con el tiempo, la lista de ocupaciones aumentó a unas 160 categorías
de autoempleos.
Para 1996, unos 209,000 eran empleados por cuenta propia. Desde entonces la
cantidad se ha reducido a unas 150,000 personas, una señal de la falta de
confianza que el gobierno de Castro siente hacia ese sector, dijeron los
economistas.
Así y todo, los micronegocios absorben a los desempleados. Por cada
trabajador autoempleado, con licencia, pudiera haber tantos como otros tres que
no tienen licencia, creando un efecto de multiplicación laboral, dijeron
los expertos.
''Aun cuando sea sólo el 2 por ciento de la fuerza laboral, es un
factor importante debido al efecto multiplicador'' en la economía, dijo
Joseph L. Scarpaci, profesor de planificación urbana en Virginia Tech y
visitante frecuente a La Habana.
Los expertos consideran que el gobierno de Castro seguirá tolerando
los micronegocios -aun cuando los restrinjan profundamente.
''Creo que están ahí para quedarse'', dijo Philip Peters,
vicepresidente del Instituto Lexington, una entidad de análisis de
Arlington, Virginia, que organizó la conferencia. ''Los funcionarios
gubernamentales dicen, "Miren, ellos proporcionan toda una gama de
servicios que el gobierno no puede ofertar'''. Henken, hablando sobre los pequeños
restaurantes privados -o paladares- que proliferaron por toda la isla, dijo que
el gobierno les ha impuesto abrumadoras restricciones legales.
Esas instalaciones no pueden tener más de 12 asientos y todos los
empleados deben ser miembros de la familia o vivir en la misma casa, dijo él.
No pueden tener equipos de televisión, música en vivo o bares en
los comedores.
La cantidad de paladares ha disminuido de 1,562 en 1996 a unos 200 hoy día,
debido a las restricciones legales y los elevados impuestos. |