Los niños
"recogedores"
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, noviembre (www.cubanet.org) - Vladimir es arriesgado. Algo
propio de sus 13 años. Ha encontrado un "filón" de
aluminio en un rastro de ómnibus en desuso. Es un lugar vigilado por
agentes de Seguridad, que le pueden disparar.
Hacia allí encamina cada día sus pasos, armado de su segueta y
otras herramientas para obtener, tras duras horas de labor, algunos kilogramos
que le permitan adquirir los productos de la estatal "tienda de materia
prima".
Su labor debe ser sigilosa, ya que sus competidores, jóvenes como él,
le pueden escamotear su hallazgo.
La historia de Vladimir no es única. Numerosos niños pinareños
tienen ya una vasta experiencia en la búsqueda de metales para
intercambiarlos por alimentos, bebidas gaseosas y otros productos. Después
venden algunos artículos, para adquirir el necesitado dólar que
cubre otras necesidades del hogar.
Los jóvenes que han encontrado en la búsqueda y venta de
materias primas un atenuante de sus muchos problemas económicos lógicamente
se alejan cada vez más de los estudios, el deporte o el disfrute de esa
irrepetible experiencia que constituye la alegría de ser un joven
estudiante. Para los demás, son simplemente los "recogedores",
que husmean por dondequiera en busca de metales, a riesgo de heridas u otros
accidentes.
Vladimiro dio sus primeros pasos en la "recuperación de materia
prima" en la escuela, donde se le exigía aportar frascos de cristal,
tubos vacíos de pasta dentífrica o periódicos para ser
considerado un "pionero cumplidor".
Con los tiempos, las cosas cambiaron. En la escuela le piden ahora el dinero
contante y sonante. Al mismo tiempo, aparecieron las "tiendas de materia
prima", donde confluyen necesidad y deseo, con una variedad de artículos
que se truecan por materia prima.
Cada vez son más elevados los equivalentes de trueque. Por un
kilogramo de cobre o aluminio se entrega una lata de refresco de soda, y si el
interés es una goma de bicicleta, es necesario que la pesa alcance los 20
kilogramos.
Ya los recogedores no van a los basureros. Allí no llega nada de
valor. Hay que buscar nuevas fuentes de materia prima, ya sean antiguos talleres
donde se puede obtener el preciado cobre o aluminio o en los bares y cafeterías
que venden en dólares, donde hay que disputarse casi con violencia la
latica reciclable.
Es frecuente ver por las calles o en apartados parajes de la geografía
pinareña a niños y adolescentes, aún vistiendo el uniforme
escolar, cargando piezas o parte de estructuras metálicas.
Aunque no se den cuenta, los miles de Vladimir que hoy se ven por vueltabajo
conforman uno de los sectores sociales que entregan al régimen el fruto
de su labor a cambio de un poco de más miseria.
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