Publicado el 24 de mayo de 2002 en
El Nuevo Herald.
Se expande el acceso a la internet pese al control oficial
Anita Snow / Associated Press. La Habana
Jesús García Leiva enciende su computadora y afirma que el
aparato, un modelo Pentium ensamblado con piezas nuevas, prestadas y de segunda
mano, se utilizará en un centro de enseñanza para opositores al
gobierno de Fidel Castro.
''En una hora, esta computadora podría desaparecer'', dijo el
programador cibernético en una alusión a la posibilidad de que las
autoridades confiscasen el equipo.
Si bien el gobierno comunista de la isla ha multiplicado sus esfuerzos por
divulgar la informática en oficinas y clubes para jóvenes,
mantiene a la vez estrictos controles sobre el acceso de sus ciudadanos a las
computadoras y a la internet, restringiendo su uso a los cubanos integrados al
sistema político y a los extranjeros.
Sin embargo, eso no ha impedido que cientos --o quizá miles-- de
cubanos consigan acceso no autorizado a la internet. Las autoridades han
confiscado una cantidad no precisada de computadoras, la mayoría
propiedad de opositores al gobierno, a fin de impedir que la libre corriente de
ideas de la internet represente una amenaza política para el gobierno.
Aunque Cuba ha utilizado la inversión extranjera para ampliar y
modernizar su anticuado sistema de telecomunicaciones, en el año 2000
apenas poseía --según las estadísticas-- 4.4 teléfonos
por cada 100 personas, es decir, la mitad de los que poseía México.
Funcionarios cubanos han declinado suministrar a la prensa extranjera
detalles específicos del programa cubano para la internet.
Hoy día el gobierno enseña cómo utilizar las
computadoras, cómo enviar mensajes de correo electrónico y hacer búsquedas
en una vasta red que utiliza los mismos protocolos de la internet global, pero
que no está conectada con ella.
Las restricciones impuestas por Cuba a la internet son similares a las que
aplican a sus ciudadanos países como Myanmar y Corea del Norte, que también
evitan así que sus habitantes tengan acceso a materiales cuestionados por
las autoridades.
Ni siquiera China y Arabia Saudita imponen restricciones tan fuertes a sus
ciudadanos en su acceso a la internet.
Pese a ello, docenas de adolescentes escriben furiosamente a cualquier hora
del día en los teclados de terminales instaladas en más de 300
''clubes juveniles'' de la isla.
Las oficinas postales venden a $4.50 tarjetas que ofrecen tres horas de
acceso al correo electrónico y a sitios locales de la red. Pero ni
siquiera los cubanos que cuentan con suficientes recursos --en un país
donde el salario promedio equivale a unos $9 mensuales-- pueden comprar una
computadora personal, ni firmar contratos de acceso a los varios servicios de
internet que están disponibles para los extranjeros por unos $60 al mes.
García asegura que el acceso es aún más difícil
para los disidentes, vigilados por el gobierno mucho más de cerca que
otros ciudadanos. Los cubanos no integrados al sistema político, indica
García, no tienen posibilidad alguna de lograr acceso a la internet.
Lo que sí está disponible para todos los cubanos son intranets
nacionales, algunas con contenidos especializados como Infomed, un sitio para médicos
y funcionarios del sistema de salud pública.
Pero tanto los extranjeros como los cubanos integrados con acceso a la
internet pueden tener problemas para abrir algunos sitios anticastristas en
Miami, donde aparecen escritos de disidentes o críticas contra el
gobierno.
García afirma que con frecuencia colabora con una de esas páginas,
la llamada Cuba Free Press, dictando sus reportes por teléfono a Miami.
Esa página no puede ser abierta en Cuba, ni siquiera por aquéllos
que poseen acceso total a la internet. ''No podemos enterarnos realmente de lo
que está pasando en el mundo'', dijo García. "Y eso es lo que
queremos, no sólo recibir la versión del gobierno''.
Se transforma la fisonomía del exilio en España
Pablo Alfonso. Madrid / El Nuevo Herald
El exilio cubano en Madrid ha cambiado radicalmente su fisonomía en
los últimos años y dista mucho de ser lo que fue en un principio,
cuando hace cuatro décadas la capital española era lugar de
asentamiento y tránsito para miles de cubanos que escapaban del régimen
de Fidel Castro.
''Exiliados políticos con un compromiso militante no quedamos muchos
aquí'', afirmó Antonio Guedes, vicepresidente de la Unión
Liberal. ''Hay algunos centenares, en su mayoría personas muy mayores,
que a pesar de su edad, mantienen viva su identidad nacional, su ideal de una
Cuba democrática y su voluntad de participar en actividades contra el régimen
castrista'', añadió.
Guedes, un médico cubano que llego aquí en 1981, es uno de los
varios exiliados que mantiene viva esa presencia anticastrista en una ciudad
donde el tema de Cuba ocupa espacios muy coyunturales en la prensa nacional y en
el interés público.
''Ahora mismo, con motivo del 20 de mayo, sólo se ha podido realizar
un ciclo de conferencias en la sede de la Fundación Hispano Cubano, para
conmemorar la fecha. Y por supuesto, en el marco de la Cumbre Unión
Europea-América Latina, hemos logrado movilizar a algunas personas para
hacernos presente'', añadió.
La mayoría de los cubanos llegados a España en las décadas
del 60 y 70 se trasladaron a Estados Unidos. Quienes se establecieron en la
capital o en otros puntos de la Península Ibérica han visto, con
el paso de los años, la integración de sus hijos y nietos a la
sociedad española.
A diferencia de lo que sucede en Miami, donde el exilio cubano se ha visto
renovado por frecuentes oleadas de refugiados, con mayor o menor matiz político,
en Madrid son pocos los que arriban con esas características.
El Centro Cubano en Madrid, que otrora fuera una vibrante institución,
es hoy apenas una reducida oficina, atendida por voluntarios de avanzada edad,
sin apenas recursos, que se limita a ayudar a quienes allí acuden en
busca de orientación para lidiar con los engorrosos trámites de
inmigración.
Sin embargo, en España, y particularmente en Madrid, viven miles de
cubanos que han llegado de la isla en los últimos años.
''Es un nuevo tipo de cubano que está aquí por diversos
motivos. No son ni inmigrantes ni exiliados, y por tanto no participan en
actividades políticas, aunque en privado expresen sus pocas simpatías
por el régimen'', subrayó Guedes.
Esos cubanos tienen distintas categorías, que a veces ellos mismos se
atribuyen, y que sirven para identificar su grado de relación con la
isla. Son los cubanos con PRE [Permiso de Residencia en el Exterior], los
colaboradores, los contratados y los becados.
Los cubanos con PRE están en la mayoría de los casos
casados con españoles y viajan de visita a Cuba con frecuencia. Dentro de
esta categoría hay también trabajadores del campo de salud que han
logrado conseguir empleo en instituciones españolas.
''Estos últimos tienen que pagar, mensualmente, una cuota de su
salario al gobierno de Cuba, por medio de la embajada, para mantener ese
estatus'', indicó Guedes.
Los contratados trabajan en empresas españolas privadas que
han hecho arreglos con la empresa estatal Cubatécnica. Mayormente
trabajan en la construcción y en el campo de la informática.
Algo semejante ocurre con los colaboradores, sólo que estos
son empleados de distintos ministerios y empresas estatales cubanas,
seleccionados por esos organismos gubernamentales, y prestan servicios en
distintos sectores de la economía española.
En ambos casos reciben parte de su salario en divisas. El resto es pagado en
la isla en moneda nacional.
Por último están los becados. Son jóvenes
cubanos que llegan a España mediante el programa de colaboración
que desarrolla la Agencia Española Iberoamericana con países
latinoamericanos, entre los que se incluye a Cuba.
''En total, considerando todas estas categorías, hoy hay varios miles
de cubanos en España, pero claramente no son exiliados políticos,
y se mantienen al margen de cualquier actividad contra el régimen'',
afirmó Guedes. |