Perfeccionamiento
empresarial avanza, patina y resbala
Héctor Maseda, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, mayo (www.cubanet.org) - A este nuevo sistema de control
empresarial se le confió que impulsara la economía cubana para que
alcanzara niveles superiores de eficiencia en su actividad productiva y de
servicios. A cuatro años de iniciado, sus resultados son pobres y
amenazan con el estancamiento.
Al concluir diciembre de 2001, apenas 218 empresas, el 7,3 por ciento de
poco más de tres mil, incluidas en el plan, habían logrado ser
aprobadas.
Los problemas que presentan con mayor frecuencia se refieren al control
interno de las entidades. Tan sólo 769 (25,6 por ciento) poseen sistemas
de contabilidad avalados. Esto significa que las restantes no controlan sus
recursos como era de esperar.
El llamado "perfeccionamiento empresarial" dio sus primeros pasos
en 1998. Ese año comenzaba y, lógicamente, ninguna de las unidades
previstas obtuvo la aceptación de su equipo rector. Al año
siguiente solamente cinco alcanzaron la meta. En el 2000 otras treinta empresas
recibieron el aval y elevaron el acumulado a treinta y cinco (como si se tratara
de producir chambelonas). Ya para el año 2001 ciento ochenta y tres
establecimientos recibirían el certificado de poseer buena contabilidad.
Cifra que elevó a 218 el total de empresas que se encuentran en los
diferentes pasos de la iniciativa económica. Hasta el 31 de enero de
2002, sólo doce entidades se han incorporado, de un total de quinientas
previstas para el año en curso.
Con el ritmo que lleva el nuevo sistema de control, que involucra en el plan
a las principales unidades de producción y servicios de la nación,
es difícil que las autoridades económicas transformen las empresas
no productivas en entidades económicamente rentables.
En la provincia Las Tunas, por ejemplo, el 48 por ciento de las 83 empresas
aprobadas no tienen la contabilidad certificada, y en Santiago de Cuba el 22 por
ciento, de 114, corren igual destino. Lo mismo sucede con las provincias de
Camagüey y Guantánamo, las cuales no poseen el aval contable.
Lo cierto es que el perfeccionamiento empresarial generalizado en el país
(partiendo de una primera experiencia llevada a cabo en las entidades
productivas militares) no funciona, y comienza a dar muestras de agotamiento en
su propia concepción.
Los encargados de llevarlo adelante deben de sentirse entrampados en los
propios mecanismos que crearon, como si estuvieran encaramados en un tiovivo que
da vueltas sobre el mismo lugar.
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