Salud
pública cubana
En grave
estado de salud la salud pública cubana
Juan Carlos Linares, Cuba-Verdad
LA HABANA, mayo (www.cubanet.org) - "Confirmé que el sistema de
salud pública cubana está en grave estado de salud" -declaró
la madre de un niño de seis años, que reside en Ciudad La Habana.
La mujer, con enojo y decepción, contó cómo demoró
todo un mes para quitarle dos verrugas vulgaris a su hijo. Pero aclaró
que no lo logró en el sistema de salud cubano.
El 11 de abril ella se presentó con su hijo en el consultorio médico
del área donde residen. La doctora le informó que no podía
curar esa afección allí y la transfirió para la policlínica
14 de Junio, ubicada en la barriada capitalina Luyanó. Al día
siguiente la mujer se presentó en la policlínica, donde le dieron
un turno para que el dermatólogo atendiera al menor el 22 de abril a la
una de la tarde.
El día de la consulta, el especialista le dijo a la mujer: "Aquí
no tenemos los instrumentos que se requieren para tratar al niño".
Por tanto, lo remitieron hacia el hospital materno-infantil del municipio
habanero Diez de Octubre, llamado por su antiguo nombre: Hijas de Galicia.
Ese mismo día la madre acudió a ese hospital para solicitar la
cita, la cual le asignaron para el 24 de abril. Pero cuando acudió a la
misma con el niño, una enfermera le informó que la consulta se la
habían cambiado para el 8 de mayo porque la doctora a cargo "se cogió
el día".
"Esta es Cuba libre, soberana, y los funcionarios hacen lo que le da la
gana" -dijo irónicamente la madre del menor.
Las verruga vulgaris, conocida popularmente por "ojo de pescado"
-según algunos médicos consultados- son carnosidades que salen en
la piel producidas por un virus. Generalmente es una enfermedad esporádica.
Se pueden quemar estas verrugas con algunos ácidos químicos o con
calor intenso aplicado sobre la zona afectada. También hay personas que
curan la enfermedad con métodos no tradicionales, como ungüentos y
hasta con el uso de reglas religiosas inexplicables por medio de la ciencia".
Recientemente conversé con la mujer del niño y, al preguntarle
si había conseguido curar al pequeño, me respondió: "Al
fin salí de esas cosas", o sea, de los ojos de pescado.
Ella me explicó que no acudió más a los médicos
del servicio de salud cubano. "Me cansé de tanto peloteo -dijo- y
recurrí a un anciano que me recomendaron, quien quita las verrugas con
una pomada inventada por él y rezos. Pero tampoco el viejo solucionó
el problema".
La mujer prosiguió revelando: "Un sábado por la mañana,
luego de escuchar tantas mentiras relacionadas con el sistema de salud pública
de Cuba en una de esas tribunas abiertas (actos políticos) transmitidas
por televisión, calenté una aguja de coser en el fogón y yo
misma le quemé las dos verrugas a mi hijo".
La madre del pequeño no cree en el sistema de salud pública
establecido por el régimen de Fidel Castro. Sobre él, sentenció:
"Decir que Cuba es una potencia médica, cuando más bien es
una impotencia médica. Impotencia médica es la frase exacta que
describe al sistema, que desbordó mi paciencia".
Le pregunté a la mujer si estaba de acuerdo en que se publicara esta
historia y me contestó que sí, pero con la condición de que
no revelara su identidad.
"No quiero que las autoridades tomen represalias en contra de mi hijo,
ni que el niño comience a presentar problemas en la escuela" -apuntó.
Cuando se profundiza sobre el asunto de la salud en Cuba, cuando se conocen
los mecanismos burocráticos del sistema, se viene abajo el mito erigido
por el régimen de Castro.
"El mejor hospital cubano es aquél donde tengas un amigo",
reza un eslogan popular de estos tiempos.
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