Manuel Salinas.
Mujeres Prohibidas,
Mayo 20, 2002. Uruguay
La prensa cubana publicó recientemente un artículo que por el
tono y la saña parece el anuncio de lo que pudiera ser una nueva ola
represiva contra los homosexuales al estilo de los años 60 y 70, época
que, entre otras razones, pasara a la historia de Cuba por la creación y
posterior clausura de los tristemente famosos campos de concentración
para homosexuales que se llamaron eufemísticamente "Unidades
Militares de Ayuda a la Producción" (UMAP).
En el cuento "Arturo, la estrella más brillante", Reinaldo
Arenas narra las desdichas de un amigo que pagó con su vida este nefando "experimento
revolucionario" que hasta el día de hoy espera ver el castigo de sus
responsables.
Angel Rodríguez, director del semanario Tribuna de La Habana, escribió
en días pasados: "Respeto ese derecho [la preferencia sexual]. Pero
lo que no se puede admitir es la manifestación pública de
comportamientos que pertenecen al espacio íntimo y privado de las
personas".
Rodríguez se refiere al espacio de la cafetería Fiat en el
Malecón habanero, punto de reunión predilecto de los gays
capitalinos. El sitio es ocupado, según Rodríguez, "cada
noche por una especie nueva, diferente y muy ajena al espíritu de la
familia habanera", y llama de "sujetos" que ostentan "desviaciones
de todo tipo" a los que allí se reúnen.
En el lugar, agrego Rodríguez, se concentran "proxenetas,
prostitutas y otros tipos estrafalarios, entre los que se distingue una figura
desdichadamente extendida por el mundo, pero casi desconocida en Cuba, el
travesti".
"Estos sujetos pueden disfrutar de todo el derecho del mundo a sus prácticas
y dañinos vicios, pero no el de mantener, en el corazón mismo de
la capital, un foco contaminante y ofrecer una imagen muy ajena al espíritu
de trabajo, de lucha, y con el modo de divertirse y distraerse de nuestra
población".
En esta diatriba del director del periódico habanero sobresalen los
sustantivos denigrantes y los epítetos fascistoides que pretenden
criminalizar y hasta cosificar a los homosexuales: "especie diferente",
"sujetos" con "desviaciones", "estrafalarios", "desdichado",
con "dañinos vicios", "foco contaminante", "ajenos
al espíritu de la población". Y todo esto, en pleno siglo
XXI.
¿Fue casual la colocación de este ataque en la prensa escrita? ¿Representa
solamente un exabrupto homofóbico del autor? Quien haya vivido en Cuba o
conozca el trasfondo de cómo se hacen y publican allí las
noticias, tendrá serios motivos para preocuparse: la mayoría de
las veces este tipo de arremetida verbal es premeditada y cumple con el objetivo
de crear una atmósfera subjetiva para justificar o amortiguar ciertas
acciones represivas a emprenderse. Baste recordar las redadas, prohibiciones,
restricciones y encarcelamientos que sufrieron en el pasado más reciente
los campesinos particulares, los artesanos, los vendedores ambulantes, los dueños
de paladares (restaurantes), los periodistas independientes. Siempre fueron
precedidas por respectivos avisos en forma de violentos artículos de
prensa o inflamadas palabras del mismísimo Comandante en Jefe.
Ojalá me equivoque y no tengamos que ver los camiones de la policía
haciendo redadas con regularidad alrededor de la cafetería Fiat en el
Malecón, recogiendo a los gays, dándoles palizas, reteniéndolos
por un par de días en los calabozos, amenazándolos con encerrarlos
por más tiempo la próxima vez si no se multiplican por cero y no
se dejan ver más.
Desgraciadamente, interpretación aparte de este artículo homofóbico
de la prensa cubana, estamos viviendo, desde 1998, un retroceso constante del régimen,
hacia arcaicas posiciones estalinistas que parecían superadas. |