Jorge Aspizua / Analista de Defensa. Publicado en
La Gaceta
de los Negocios, España. 17 mayo de 2002.
Cuba puede estar desarrollando un proyecto de armas biológicas. Un
indicio lo dio en 1996 el analista in dependiente
Milton Leitenberg,
quien, en su estudio "We and Arms Control" (Contemporary Security
Policy. Vol. 17, Number 1. April 1996, pg. 35), anotó que en el CNIGB de
Cuba han trabajado microbiólogos iraníes.
Conviene examinar con qué motivaciones los líderes de
cualquier nación pequeña o mediana pueden tomar la decisión
de obtener armas de destrucción masiva (ADM): nucleares, radiológicas,
biológicas y/o químicas. El primer grupo de motivaciones reside en
que la posesión de ADM por parte de esos países establece cierta
simetría en sus relaciones con los grandes poderes. El segundo grupo
refuerza con tales programas la cohesión interna de las administraciones
del régimen político que sostiene la decisión.
En cuanto a las condiciones para acometer un proyecto de este tipo, la
primera es la disponibilidad de personal formado en las disciplinas científicas
y técnicas precisas para conducir y ejecutar los proyectos. La segunda es
la existencia de los laboratorios y fábricas convenientes para su
dedicación en exclusiva o, en su caso, adaptación para la
realización de los proyectos. La tercera, la capacidad del Estado y de
sus enlaces internacionales de emplear una amplia red de contactos y de
argumentos con que completar, justificar y/o camuflar el proyecto. La cuarta, la
posibilidad de asignar el suficiente dinero para ejecutar el plan.
Cuba cumple todas las condiciones y las motivaciones. Es obvio el interés
objetivo que puede tener para el régimen equilibrar la relación
asimétrica entre el aparato de seguridad y de defensa cubano respecto del
de EEUU. También es notorio el papel que los productos y tecnologías
biológicas pueden jugar en los acuerdos comerciales que el régimen
está estableciendo con terceros. Por último, el núcleo duro
del régimen necesita medios para asegurar sus posiciones para cuando
muera su caudillo.
Cuba dispone del Centro Nacional de Ingeniería Genética y de
Biotecnología (CNIGB) de La Habana que tiene las infraestructuras de
laboratorio de nivel 4 precisas para acometer cualquier proyecto de investigación
con aplicación militar, que ante los ojos de cualquier profano, como
Jimmy Carter, podría pasar como de aplicación civil fácilmente.
En todo caso, la suspensión de un hipotético proyecto sobre armas
biológicas ayudará a los líderes futuros de Cuba a integrar
plenamente a su nación entre las sociedades más libres y
avanzadas. |