Jimmy Carter,
el perfecto balón de oxígeno
Reinaldo Cosano Alén
LA HABANA, mayo (www.cubanet.org) - El ex presidente de Estados Unidos de América
Jimmy Carter arribará a suelo cubano el 12 de mayo próximo. ¡Qué
día -de las madres- y en qué momento!
Cuando la economía ha tocado fondo, la corrupción y la
prostitución son rampantes, con una política de gobierno interna y
externa que es un verdadero desastre y gran parte de la población, sin
otra esperanza, quiere escapar del infortunio económico y político
(que no es posible deslindarlos en Cuba) huyendo del país a cualquiera
otra parte del planeta y a cualquier precio, incluso al costo de la vida...
Cuando la que fue por siglos la primera industria nacional, la azucarera, es
irrentable y mientras que los tan manidos objetos de la propaganda oficial, los
dos únicos relativos logros de la revolución castrista en cuarenta
y tres años, educación y salud, están en deterioro
permanente. Esto sin hablar del altísimo costo de ausencia de libertades
ciudadanas e intolerancias de todo tipo que han significado al pueblo los
cacareados logros.
Viene Carter a Cuba cuando la isla está a punto del colapso social
-el colapso económico y financiero siempre latente- pero que por triquiñuelas
y el terror impuesto por el máximo líder no acaba de caer en coma
definitivo, si bien se tambalea, se tambalea.
Viene Carter cuando el gobierno de Castro apresa a sus oponentes políticos
a todo lo largo de la geografía insular, incluidos los periodistas
independientes porque le llevan la contraria.
En medio de este desolador cuadro de penurias llegará Carter a Cuba.
No sabemos de qué malvado genio salió la idea de la visita a
nuestro país del ex presidente estadounidense Jimmy Carter porque, que
sepamos, el honrado pacifista y demócrata hasta ahora se había
dedicado a supervisar elecciones libres en entornos políticos difíciles
y a encauzar nacientes democracias, pero no a apuntalar dictaduras aborrecidas.
¡En qué momento!, decíamos, cuando el castrismo -no el
pueblo cubano, la víctima- acaba de ser repudiado en Ginebra como
consuetudinario violador de los derechos humanos y ofendió a los
gobiernos que lo señalaron con el índice acusador.
¿A qué viene Carter a Cuba? ¿A darle buenos consejos a
Castro?
¿Seremos tan ingenuos?
¿Es que se olvidó que hace poco más de una década,
también para aconsejar al gobernante cubano, estuvo en nuestro país
Mijail Gorbachov, primer secretario del partido comunista de la hasta entonces
poderosa URSS?
¿Es que se olvidó también la visita pastoral de Su
Santidad el Papa Juan Pablo II y su solicitud abierta y pública a Castro
de que Cuba se abriera al mundo?
Con el gobernante cubano no hay alternativas de cambio porque él se
considera un Mesías a ultranza, un Salvador predestinado, porque es un
obsecado mental y porque si en algo si ha sido sincero es en las veces que ha
afirmado machaconamente que los cambios estructurales socio-económicos y
políticos fueron hechos por él cuando asumió el poder en
1959, guiado por consignas tremebundistas repetidas hasta el cansancio, por si
hubiera duda, de "patria o muerte", "socialismo o muerte",
siempre muerte.
En su nuevo y desconocido oficio de mago, Carter sacará de la manga
de la camisa otro truco con el que a él, incluso, pueden haberlo engañado:
el Proyecto Varela. ¿O será Castro, consumado truquero, quien lo
sacará de la gastada manga de su uniforme militar?, porque no creo que
tendrá la cortesía con su huésped de honor de recibirlo de
traje y corbata. O acaso sí, otro truco más.
El proyecto Varela, dicho con respeto hacia sus propugnadores, sencillamente
se aviene a Castro porque en esto sí no debemos jamás
equivocarnos: ¡no existen dos Castros! Uno solo, indivisible, autócrata,
que no va a recibir ni a permitir cambios, mucho menos con su consentimiento, su
tolerancia, ni su dirección. Todo lo otro es puro cuento, pérdida
de tiempo y de esfuerzos por desembarazarnos de esta dictadura férrea.
Tampoco hay que descorazonarse ni perder las esperanzas. Sencillamente, ¡hay
que echarlo del poder! Y las armas las tiene el pueblo en sus manos: la lucha de
resistencia cívica, pacífica pero persistente, contra el
castrismo.
De todos modos, honorable Jimmy Carter, ¡bienvenido a Cuba!
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|