CUBANET... INTERNACIONAL

Mayo 6, 2002



Testimonios de Juan Carlos Gonzalez Leiva

Puente Informativo Cuba Miami

Testimonio a su esposa

Testimonio de Juan Carlos Gonzalez Leiva a mí, su esposa, Maritza Calderín Columbié, en la segunda licencia matrimonial que hemos tenido desde su encarcelamiento (4 de marzo, 2002), dirigido a todos los defensores de los derechos humanos.

Seguridad del Estado de Holguín, Cuba
30 de abril, 2002.

Gracias a todos los defensores de los derechos humanos, en especial a Laida Carro. Desde este pequeño punto quiero informarles de la real situación en que me encuentro:

Me han deteriorado mi sistema nervioso. Dos meses atrás yo era un hombre saludable a pesar de mi ceguera. En este momento soy un hombre enfermo. Ellos, la Seguridad del Estado, han destruído mi sistema nervioso y presento problemas con mi presión arterial – nunca he sido hipertenso. Pero ahora estoy en peligro de muerte. Aunque la pido, no me dan la asistencia médica requerida. Aquí nunca tenemos médicos, sólo una enfermera carente de experiencia y conocimientos.

Después de un mes de pedir ayuda especializada, preferentemente un psicólogo, me trajeron una psiquiatra que me dijo que lo que yo tenía era debido al sistema de rigor al que estoy sometido pero que si colaboraba con ellos me pondría bien. Le dije que los principios no se negocian. Me puso entonces un plan con lebopromacina. Lo comencé el jueves 25 de abril a las 8:30 de la noche. Al rato de haber tomado la pastilla me dormí. Tres horas más tarde me desperté con una sensación de ahogo y fuí al baño. Sentí que el pecho se me hundía y le dije a mi compañero de celda que no se asustara y ahí mismo perdí el conocimiento.

Luego él me contó que me cargó, me sacó de allí y que al rato pegué dos gritos fuertes y volví en mí. No sabía dónde estaba. La enfermera me dijo que tenía la presión baja y quería darme café pero yo me negué a tomarlo. Dios me guió como siempre en esto pues, casi al momento, tenía la presión altísima. Quería que me llevaran al médico pues el dolor en el pecho era insoportable pero me contestaron que no había carro. Dos horas después me llevaron a un consultorio, pero el médico dijo que yo no tenía nada. Le dije que me sentía muy mal, que me hiciera un electro pero no quiso y, me regresaron para la Seguridad del Estado otra vez, a mi celda. Yo protesté pero nadie me prestó atención. Clamé a Dios y El me ayudó. Sólo El podía hacerlo, encerrado en aquel lugar en el estado que me encontraba. El dolor del pecho en el hueso del esterón me duró tres días. No me hicieron ni electro ni ninguna otra prueba.

Testimonio

Abril 30, 2002

Con todos estos desajustes me siento en peligro de muerte, derrame celebral o locura irreversible. Así se lo hice saber mediante una carta al jefe de la unidad de la Seguridad del Estado en Holguín donde me han tenido encarcelado por casi dos meses. El me propuso tres cosas: ir para la cárcel, quedarme donde estaba o que me llevaran para la sala de penados del hospital. Elegí esta última, pues allí al menos, tendría médicos y enfermeras. Le dije que si me llevaba para la cárcel me tiraría en un rincón y él sería el responsable de lo que me sucediera. Pero, su decisión final, personal, fué encerrarme nuevamente en la celda. Entré a esta protestando y gritando vivas a los derechos humanos y me aferré a Dios.

Ellos me estan forzando mediante el tormento a que yo colabore con ellos, inclusive el oficial Urgelles, el instructor, quiere que yo escriba una carta. Me trajo un reglete, papel y punzón para ello, para que renuncie y disuelva La Fundación Cubana de Derechos Humanos, organización que con tanto amor y sacrificio hemos fundado. Nueve más de sus miembros, cinco de ellos directivos elegidos en el Congreso que celebramos en febrero, estan también encarcelados igual que yo. Nunca haré eso. Nunca abandonaré la defensa de los derechos humanos. Si me toca morir en este empeño: SEA.

Quiero denunciar además que, en mi celda hay cordones, el punzón que mencioné antes hecho de un clavo grande, cucharas metálicas y medicamentos. Digo esto porque nada de esto se permite que los presos tengan. Si a mí me sucede algo, nunca piensen que yo he atentado contra mi vida. La amo demasiado para eso. Si algo me pasa, ellos serán los únicos responsables.

Agradezco a mi Dios quien es mi ayudador y capitán porque mantengo mi fé, mis principios y claridad en mi mente. Prefiero primero la locura ó la muerte antes que abandonar mi lucha como defensor de los derechos humanos.

Gracias nuevamente a todos y que Dios les bendiga.

Nota: Juan Carlos termina escribiendo con su puño y letra las siguientes palabras de la Biblia, concluyendo con su firma:

AHORA AMADOS, Como el Apostol Pablo

Juan Carlos González Leiva

Testimonio dado vía telefónica desde Cuba por Maritza Calderín Columbié y grabado en EEUU. Para mas información: Joseito76@aol.com

[ TITULARES ] [ CENTRO ]

Noticias por e-mail

La Tienda - Libros , posters, camisetas, gorras

In Association with Amazon.com

Busque:


BUSQUEDA

Búsqueda avanzada


SECCIONES

NOTICIAS
Prensa Independiente
Prensa Internacional
Prensa Gubernamental

OTROS IDIOMAS
Inglés
Aemán
Francés

SOCIEDAD CIVIL
Introducción
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
MCL
Fraternidad de Ciegos
Seguidores de Cristo
Estudios Sociales

DEL LECTOR
Cartas
Debate
Opinión

BUSQUEDAS
Archivos
Búsquedas
Documentos
Enlaces

CULTURA
Artes Plásticas
Fotos de Cuba
Anillas de Tabaco

CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe Anual
Correo Electrónico


CubaNet News, Inc.
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887