CUBANET .INDEPENDIENTE

28 de junio, 2002


Una mujer en el Escambray: El apogeo de la guerrilla (II)

Héctor Maseda, Grupo Decoro

LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - Daisy Ventura Mainegra cuenta sus experiencias en la Sierra del Escambray, el auge y organización de la guerrilla, las tácticas de combate y cómo la traición, el cerco enemigo y la muerte de Osvaldo Ramírez, jefe máximo de los insurrectos, marcó el principio del fin de ese movimiento guerrillero en el centro del país.

Osvaldo Ramírez recibió tan elevada responsabilidad en noviembre de 1960. Por esa fecha se tuvo noticias en Cuba de la existencia de grupos antigubernamentales armados en la región. Ramírez fue el primero en asumir el cargo, hecho que marcaría uno de los pasos más importantes en la organización del ejército que se levantaba contra Castro.

"Cada grupo estaba integrado por ocho o diez combatientes dirigidos por un jefe -recuerda Daisy. Estos jefes elegían a un responsable de región, quienes a su vez se sometían a la autoridad de Osvaldo. Esas unidades básicas de combate tenían definidas sus zonas de operaciones. En general realizaban planes operativos sin la cooperación de otros grupos. Sólo cuando era necesario se unían. Este principio era respetado por todos para evitar confusiones y pérdidas de vidas entre sus propios hombres. Además, grupos mayores eran fácilmente detectados y empeoraban las condiciones de supervivencia: alimentación, movimientos de la guerrilla, apoyo de los colaboradores, vestuario, suministro de medicamentos, lugares donde esconderse y pertrechos de guerra".

Daisy habla también de las emboscadas y combates en que participaron aquellos grupos armados. En ocasiones recurre a sus experiencias. En otras, a las referidas por su esposo, Tomás Florencio Bécquer Pedroso.

"En una ocasión Carretero necesitó comprometer en la lucha a Nilo García, interventor de nuestra finca Las Trampas. Emilio (Carretero) le tendió una embocada a Nilo y sus acompañantes: Fito Peláez y mi esposo, quien conocía de la operación, pero se hizo el sorprendido. Carretero le exigió a Nilo que consiguiera comida para los guerrilleros. Nilo accedió, y el grupo se mantuvo en la propiedad durante una semana. De ese modo Nilo se convirtió en colaborador. Meses después la milicia comenzó a operar tendiendo cercos y sorprendió a Nilo con los insurgentes. El propio Peláez lo acusó. Por esa delación, Fito salió absuelto. A Nilo lo condenaron a 30 años de cárcel".

La señora Mainegra habla sobre la vida en la guerrilla.

"Los guerrilleros vivían en cuevas y cañadas de monte (paso entre dos alturas montañosas). Tenían postas y operaban de noche. A las fincas de los colaboradores iban cuando recibían el aviso. Hostigaban casi a diario los campamentos de la milicia y el ejército de Castro y luego huían a toda velocidad. En otras oportunidades esperaban que aquellas fuerzas se desplazaran por los terraplenes y les tendían emboscadas. El tiroteo sorpresivo causaba bajas entre las tropas enemigas y las desmoralizaba. Se escogían lugares que les resultaban imposibles de defender. En ocasiones colocaban minas disimuladas en el camino. El efecto de la explosión inicial causaba desconcierto entre las tropas del gobierno. Era difícil sorprender a nuestros grupos porque nunca regresaban por el mismo lugar. Muy pocos combates duraban horas.

"Cuando esto ocurría se sufrían muchas bajas por ambos bandos. Cuando la situación operativa le permitía a uno de nuestros grupos meterse en medio de las fuerzas contrarias, disparaban en ambas direcciones y se escondían de inmediato. Rápidamente se generalizaba el tiroteo. Ese fuego cruzado les provocaba bajas sensibles a las únicas tropas presentes en el lugar: las enemigas. Preparábamos las emboscadas en sitios donde hay cuevas con varias salidas. En una de sus entradas se montaba la trampa mortal. Si la milicia se daba cuenta de la situación y trataba de perseguir a los nuestros dentro de la caverna, se les esperaba fuera de la otra salida previamente minada, cubierta por otros grupos de apoyo y alguna ametralladora calibre 30. Estas eran las únicas acciones que realizábamos de día. Si salían bien provocábamos bajas a los contrarios y obteníamos armas, municiones y comida. De salir mal se creaba la misma situación que debíamos enfrentar al romper un cerco, conocido como anillo de la muerte".

En noviembre de 1961 el movimiento guerrillero alcanzó su mayor intensidad en grupos de combatientes; 250 grupos y 3 mil combatientes. Dominio operativo-táctico del teatro de operaciones y elevada organización miliar. Se habían creado zonas dominadas permanentemente por la insurgencia. Las fuerzas del gobierno no salían de noche ni se aventuraban a moverse por las estribaciones del Escambray, salvo cuando disponían de fuerzas muy superiores a las guerrilleras. Estas opiniones reflejan, de forma resumida, varios criterios de participantes y colaboradores consultados de la insurgencia.

Un acontecimiento provocó un giro de 180 grados en la guerra. Fue cuando las tropas del gobierno sorprendieron a Osvaldo Ramírez en la zona de Umbra, cerca del poblado de Condado a finales de 1961. De esta jornada, Daisy, con tristeza, ofrece detalles.

"A Osvaldo lo delató Filiberto Cabrera, su primer mensajero, capturado por la milicia unos días antes. La Seguridad del Estado lo amenazó con fusilarlo sin juicio salvo que colaborara con ellos en la ubicación de Ramírez. Filiberto aceptó y lo subieron a un helicóptero. El traidor marcó el área donde estaban Osvaldo y su grupo y le dijo a los agentes de la Seguridad que si tendían un cerco en la zona atraparían a Ramírez. De esto tuvimos conocimiento gracias a otro colaborador nuestro que se enteró por la imprudencia de una tercera persona. Alrededor de tres mil efectivos tendieron el cerco. Ramírez tenía sólo 10 hombres con él. Emilio Carretero entre ellos, quien le dijo a Ramírez: 'Vámonos antes de que cierren el cerco'. A lo que el jefe respondió confiado: 'De peores cercos he salido'. Carretero pudo escapar. Apenas logró evadir el anillo mortal, el ejército concluyó el cierre del cerco con tres anillos concéntricos. Las operaciones duraron dos días con sus noches. A Osvaldo lo vieron varios milicianos bajar por una cañada. Había burlado el primer anillo pero no pudo hacerlo con el segundo. Un miliciano disparó varias veces contra el guerrillero. Una bala lo alcanzó en la frente. Murió al instante y lo identificaron porque sabían que le faltaba un dedo en su mano izquierda. Varios agentes de la Seguridad del Estado se lo llevaron en helicóptero. Desconocemos dónde fue enterrado su cadáver".

Después de la muerte de Osvaldo Ramírez la iniciativa pasó a las fuerzas del gobierno, quien llenó el Escambray con decenas de miles de hombres. Su aviación localizaba a los grupos insurgentes y los cercaban con grandes unidades combinadas del ejército, la milicia y la policía. Incorporó a la lucha a sus mejores comandantes. Y comenzó a decaer la guerra. Los grupos quedaron aislados de sus redes de apoyo y cortadas las líneas de suministros. Cesó la ayuda de los movimientos opositores en el interior y el exterior del país. Comenzaba el ocaso de la guerrilla en el Escambray.


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