Una mujer en
el Escambray: El apogeo de la guerrilla (II)
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - Daisy Ventura Mainegra cuenta sus
experiencias en la Sierra del Escambray, el auge y organización de la
guerrilla, las tácticas de combate y cómo la traición, el
cerco enemigo y la muerte de Osvaldo Ramírez, jefe máximo de los
insurrectos, marcó el principio del fin de ese movimiento guerrillero en
el centro del país.
Osvaldo Ramírez recibió tan elevada responsabilidad en
noviembre de 1960. Por esa fecha se tuvo noticias en Cuba de la existencia de
grupos antigubernamentales armados en la región. Ramírez fue el
primero en asumir el cargo, hecho que marcaría uno de los pasos más
importantes en la organización del ejército que se levantaba
contra Castro.
"Cada grupo estaba integrado por ocho o diez combatientes dirigidos por
un jefe -recuerda Daisy. Estos jefes elegían a un responsable de región,
quienes a su vez se sometían a la autoridad de Osvaldo. Esas unidades básicas
de combate tenían definidas sus zonas de operaciones. En general
realizaban planes operativos sin la cooperación de otros grupos. Sólo
cuando era necesario se unían. Este principio era respetado por todos
para evitar confusiones y pérdidas de vidas entre sus propios hombres.
Además, grupos mayores eran fácilmente detectados y empeoraban las
condiciones de supervivencia: alimentación, movimientos de la guerrilla,
apoyo de los colaboradores, vestuario, suministro de medicamentos, lugares donde
esconderse y pertrechos de guerra".
Daisy habla también de las emboscadas y combates en que participaron
aquellos grupos armados. En ocasiones recurre a sus experiencias. En otras, a
las referidas por su esposo, Tomás Florencio Bécquer Pedroso.
"En una ocasión Carretero necesitó comprometer en la
lucha a Nilo García, interventor de nuestra finca Las Trampas. Emilio
(Carretero) le tendió una embocada a Nilo y sus acompañantes: Fito
Peláez y mi esposo, quien conocía de la operación, pero se
hizo el sorprendido. Carretero le exigió a Nilo que consiguiera comida
para los guerrilleros. Nilo accedió, y el grupo se mantuvo en la
propiedad durante una semana. De ese modo Nilo se convirtió en
colaborador. Meses después la milicia comenzó a operar tendiendo
cercos y sorprendió a Nilo con los insurgentes. El propio Peláez
lo acusó. Por esa delación, Fito salió absuelto. A Nilo lo
condenaron a 30 años de cárcel".
La señora Mainegra habla sobre la vida en la guerrilla.
"Los guerrilleros vivían en cuevas y cañadas de monte
(paso entre dos alturas montañosas). Tenían postas y operaban de
noche. A las fincas de los colaboradores iban cuando recibían el aviso.
Hostigaban casi a diario los campamentos de la milicia y el ejército de
Castro y luego huían a toda velocidad. En otras oportunidades esperaban
que aquellas fuerzas se desplazaran por los terraplenes y les tendían
emboscadas. El tiroteo sorpresivo causaba bajas entre las tropas enemigas y las
desmoralizaba. Se escogían lugares que les resultaban imposibles de
defender. En ocasiones colocaban minas disimuladas en el camino. El efecto de la
explosión inicial causaba desconcierto entre las tropas del gobierno. Era
difícil sorprender a nuestros grupos porque nunca regresaban por el mismo
lugar. Muy pocos combates duraban horas.
"Cuando esto ocurría se sufrían muchas bajas por ambos
bandos. Cuando la situación operativa le permitía a uno de
nuestros grupos meterse en medio de las fuerzas contrarias, disparaban en ambas
direcciones y se escondían de inmediato. Rápidamente se
generalizaba el tiroteo. Ese fuego cruzado les provocaba bajas sensibles a las únicas
tropas presentes en el lugar: las enemigas. Preparábamos las emboscadas
en sitios donde hay cuevas con varias salidas. En una de sus entradas se montaba
la trampa mortal. Si la milicia se daba cuenta de la situación y trataba
de perseguir a los nuestros dentro de la caverna, se les esperaba fuera de la
otra salida previamente minada, cubierta por otros grupos de apoyo y alguna
ametralladora calibre 30. Estas eran las únicas acciones que realizábamos
de día. Si salían bien provocábamos bajas a los contrarios
y obteníamos armas, municiones y comida. De salir mal se creaba la misma
situación que debíamos enfrentar al romper un cerco, conocido como
anillo de la muerte".
En noviembre de 1961 el movimiento guerrillero alcanzó su mayor
intensidad en grupos de combatientes; 250 grupos y 3 mil combatientes. Dominio
operativo-táctico del teatro de operaciones y elevada organización
miliar. Se habían creado zonas dominadas permanentemente por la
insurgencia. Las fuerzas del gobierno no salían de noche ni se
aventuraban a moverse por las estribaciones del Escambray, salvo cuando disponían
de fuerzas muy superiores a las guerrilleras. Estas opiniones reflejan, de forma
resumida, varios criterios de participantes y colaboradores consultados de la
insurgencia.
Un acontecimiento provocó un giro de 180 grados en la guerra. Fue
cuando las tropas del gobierno sorprendieron a Osvaldo Ramírez en la zona
de Umbra, cerca del poblado de Condado a finales de 1961. De esta jornada,
Daisy, con tristeza, ofrece detalles.
"A Osvaldo lo delató Filiberto Cabrera, su primer mensajero,
capturado por la milicia unos días antes. La Seguridad del Estado lo
amenazó con fusilarlo sin juicio salvo que colaborara con ellos en la
ubicación de Ramírez. Filiberto aceptó y lo subieron a un
helicóptero. El traidor marcó el área donde estaban Osvaldo
y su grupo y le dijo a los agentes de la Seguridad que si tendían un
cerco en la zona atraparían a Ramírez. De esto tuvimos
conocimiento gracias a otro colaborador nuestro que se enteró por la
imprudencia de una tercera persona. Alrededor de tres mil efectivos tendieron el
cerco. Ramírez tenía sólo 10 hombres con él. Emilio
Carretero entre ellos, quien le dijo a Ramírez: 'Vámonos antes de
que cierren el cerco'. A lo que el jefe respondió confiado: 'De peores
cercos he salido'. Carretero pudo escapar. Apenas logró evadir el anillo
mortal, el ejército concluyó el cierre del cerco con tres anillos
concéntricos. Las operaciones duraron dos días con sus noches. A
Osvaldo lo vieron varios milicianos bajar por una cañada. Había
burlado el primer anillo pero no pudo hacerlo con el segundo. Un miliciano
disparó varias veces contra el guerrillero. Una bala lo alcanzó en
la frente. Murió al instante y lo identificaron porque sabían que
le faltaba un dedo en su mano izquierda. Varios agentes de la Seguridad del
Estado se lo llevaron en helicóptero. Desconocemos dónde fue
enterrado su cadáver".
Después de la muerte de Osvaldo Ramírez la iniciativa pasó
a las fuerzas del gobierno, quien llenó el Escambray con decenas de miles
de hombres. Su aviación localizaba a los grupos insurgentes y los
cercaban con grandes unidades combinadas del ejército, la milicia y la
policía. Incorporó a la lucha a sus mejores comandantes. Y comenzó
a decaer la guerra. Los grupos quedaron aislados de sus redes de apoyo y
cortadas las líneas de suministros. Cesó la ayuda de los
movimientos opositores en el interior y el exterior del país. Comenzaba
el ocaso de la guerrilla en el Escambray.
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