A paso de
bastón: la duda metódica
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - Escribo bajo la sensación de
vivir en un país paralizado. Lunes y martes han recesado por decisión
estatal la mayoría de los centros laborales para que la ciudadanía
pueda presenciar la transmisión en vivo y en directo de los diz que
debates de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba (parlamento). Hecho
bien inusual, pues a pesar de que la Constitución vigente estipula como
norma el carácter público de tales discusiones, lo característico
es lo contrario. Durante años las sesiones parlamentarias no han contado
con el acceso otorgado a las ahora convocadas, de donde vale deducir una intención
gubernamental de detalles aún por saberse.
Millones de cubanos marcharon y firmaron a favor de una hasta ahora
indefinida "intocabilidad" constitucional, en virtud de la cual
pudiera ser retirado de la escena el artículo 137 de la actual Constitución,
que consagra el derecho a su reforma total o parcial y el proceder básico
para ejercerlo. Si así sucediera, la gravedad del asunto trascendería
a una conocida inmovilidad gubernamental en materia política y económica,
característica del último quinquenio. De hecho, se prohibiría
la posibilidad del cambio, incluso en direcciones favorables al poder de Cuba
bajo determinadas coyunturas.
Motivos existen para estimar que muchos -quizás la mayoría- de
los marchantes y firmantes de estos días jamás han leído la
Constitución que se pretende reformar, para así desconocer cuántos
de sus derechos por ella reconocidos son violados de manera institucional
mediante leyes y disposiciones flagrantemente inconstitucionales. Tal vez por
ese motivo no menos de diez personas no relacionadas con militancias políticas
me preguntaron si, al firmar la iniciativa de marras, exigían con su rúbrica
el estricto respeto a la Constitución.
Semejante inquietud es ilustrativa, sobre todo por la ironía con que
una de esas personas comentó que si él fuera agente de la CIA
promovería la distribución por toda la isla de cinco millones de
ejemplares de la Constitución. Para este individuo, recién venido
del interior del país, fue todo un descubrimiento constatar la
ilegalidad, en términos constitucionales, del via crucis burocrático
por el cual hubo de pasar para legalizar su residencia en La Habana, consagrada
por la Ley de leyes como derecho indiscutido y fuero de cualquiera a
domiciliarse donde le dé su gana.
Esta anécdota de las calles habaneras contrasta con una de Miami.
Cuando el Proyecto Varela inició su campaña de recogida de firmas
a favor de promover en Cuba cambios democráticos internacionalmente
aceptados, una responsabilidad periodística de estudiar ese documento me
hizo encontrar una sorpresa: mientras guardaba el texto en mi mochila, CubaNet
lo buscaba a diestra y siniestra debido a innúmeras peticiones de sus
lectores que, conocida la iniciativa, deseaban conocer sus pormenores. Por
supuesto, transmití el documento a CubaNet, aderezado con el comentario
del ex prisionero de conciencia Lázaro González Valdés,
colaborador de la organización, quién relató que entre
compatriotas del exilio ya se opinaba alegremente a favor y en contra del
Proyecto Varela sin conocer lo que en verdad éste proponía.
Quizás peque de inmodesto, pero en CubaNet se dice que gracias a esa
transmisión muchos tuvieron por primera vez la oportunidad de conocer el
texto de la iniciativa.
A decir verdad, quedé con el sabor amargo de esos compatriotas
exilados que opinaban sobre algo no estudiado, tanto como ahora me deja un sabor
no menos amargo esta millonada de compatriotas al interior de Cuba, involucrados
en marchas y firmaderas a favor de reformar un texto constitucional que muchos
no han leído.
Unos y otros me sugieren un patrón de conducta signado por la
carencia de duda metódica, a mi entender más que influyente en
esta historia cubana de un siglo, cuyo único resultado ha sido el de ser,
aún, nación incompleta.
Y aunque no recuerde ahora quién lo dijo, no me caben dudas de que
los cubanos padecemos por una principal razón: "tienen los pueblos
los gobiernos que merecen".
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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