CUBANET .INDEPENDIENTE

14 de junio, 2002


Bola de pelos

Ramón Díaz-Marzo

HABANA VIEJA, junio (www.cubanet.org) - ¿Ustedes nunca han visto una ligera y casi invisible bola de pelos dando saltos y volteretas al compás del viento por las calles de cualquier ciudad? Pues desde hace una semana una bola de pelos anda dando vueltas por los pasillos del edificio donde vivo.

Esta historia comenzó (según la información recolectada) en el quinto piso de mi edificio, que es el último, y es desde donde lanzan latas de orina provenientes de la habitación de un viejo loco y solitario. Sin embargo, yo sostengo que el hecho comenzó en el segundo piso, que es donde tengo establecido mi domicilio. Para más detalles les digo que mi casa tiene dos entradas, equivalentes a las dos habitaciones 209 y 208. Y una mañana, cuando salía, la Bola de pelos apareció a un costado de mi puerta principal.

Pero primero, permítanme explicarles algunas especificidades de mi casa. Una de mis puertas, la 208, fue invadida por el comején por la época en que comenzó el Periodo Especial; desde entonces esa puerta está clausurada. No me avergüenza declarar públicamente que soy supersticioso. Desgraciadamente vivo en una ciudad que tiene la razón un poco extraviada. Este extravío puede ser comprobado de muy diversas maneras que ahora harían demasiado extensa esta pequeña narración. Es lógico que mi reaccionar esté condicionado por el lugar donde sobrevivo. Por eso al principio medité sobre las posibles variantes de guerra de la Bola de pelos contra mi casa.

¿Qué mal podría realizar contra mi casa la Bola de marras? En la habitación 208 se encuentra la cocina de gas, el escaparate donde guardo mi ropa, y un hueco de 6 pulgadas donde evacuo el agua sucia. Y comparando mis dos habitaciones con una ciudad, podría decir que la habitación 208 es la zona marginal donde se encuentran las fábricas que contaminan el medio ambiente, mientras que la habitación 209 es el centro comercial, donde se encuentran los principales lugares de recreo, ministerios, embajadas, y representaciones nacionales del gobierno de mi casa. Y entonces, ¿cuál podría ser el objetivo? Esta Bola tiene pelos negros como una noche sin estrellas. Y una noche sin estrellas podría significar ausencia de esperanza.

El asunto comenzó el día que salí de mi casa rumbo al Centro Cultural Español. Ese fue el día que descubrí la Bola, y la presentí como una amenaza. Cuando cerré con doble cerrojo la puerta de mi casa le di a la Bola varias patadas con mis enormes botas para alejar el mal augurio. Cuando regresé en la noche pensando en lo peor (la Bola de pelos adherida a la madera de mi puerta), vi cómo la Bola, esta vez, había cambiado de sitio, y se encontraba al final del pasillo frente a la puerta de otro vecino.

A los pocos minutos escuché el escándalo del vecino. Empezó a gritar que le estaban poniendo brujería en su puerta. Yo asomé mi cabeza (como Papillon cuando lo tuvieron cinco anos en Solitaria) y observé con rostro impasible el espectáculo de mi vecino, que abría de par en par las puertas de su casa y ponía un ventilador, que conectó a su máxima potencia para que la Bola de pelos se alejara de su puerta.

Y en efecto, la Bola de pelos comenzó a rodar como una suave y liviana pelota por todo el pasillo, yendo a colocarse en la entrada de la casa de otro vecino que, al igual que el primero, ya había preparado un potente ventilador con aspas de avión para espantar a la Bola.

En pocos segundos los vecinos del segundo piso tenían sus puertas abiertas y los ventiladores, como pistolas, echaban aire contra la Bola. Yo, viendo venir otra vez a la Bola en dirección a la puerta de mi casa también conecté dos ventiladores a su máxima potencia. Pero, astuto, esperé a que la Bola se acercara y se colocara en el centro de mi puerta. Cuando la Bola, dando saltos como una araña peluda se colocó frente a la puerta de mi casa, conecté mis ventiladores y la Bola comenzó a moverse en dirección de la escalera.

Como tengo un cable de extensión eléctrica, y uno de mis ventiladores estaba preparado para tal efecto, salí persiguiendo a la Bola hasta que logré que emprendiera el camino de bajada por la escalera.

Los vecinos respiraron aliviados.

Por mi parte, cerré la puerta. Preparé la cena. Vi un poco de TV. Luego subí a la barbacoa y me puse a escribir esta historia. Después leí hasta quedar dormido. Al siguiente día, cuando bajé a comprar el pan, la Bola de pelos había desaparecido.

Ramón Díaz-Marzo es el autor de la novela "Cartas a Leandro", publicada por CubaNet.

Lea fragmentos de la novela.


Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.


[ TITULARES ] [ CENTRO ]

Noticias por e-mail

La Tienda - Libros , posters, camisetas, gorras

In Association with Amazon.com

Busque:


BUSQUEDA

Búsqueda avanzada


SECCIONES

NOTICIAS
Prensa Independiente
Prensa Internacional
Prensa Gubernamental

OTROS IDIOMAS
Inglés
Aemán
Francés

SOCIEDAD CIVIL
Introducción
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
MCL
Fraternidad de Ciegos
Seguidores de Cristo
Estudios Sociales
Ayuno

DEL LECTOR
Cartas
Debate
Opinión

BUSQUEDAS
Archivos
Búsquedas
Documentos
Enlaces

CULTURA
Artes Plásticas
Fotos de Cuba
Anillas de Tabaco

CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe Anual
Correo Electrónico


CubaNet News, Inc.
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887