CUBANET .INDEPENDIENTE

10 de junio, 2002


Memorias de la Plaza (XXXVIII)

Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro

LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - "La vida empieza todos los días". Fueron las palabras que le dije a Bartolo, el peluche rescatado.

Lo dije con convicción, con entereza. Pero estaba persuadido de que eran palabras salidas de ese recóndito lugar del subconciente donde uno guarda las esperanzas. Eran unas palabras que, como muletas en el instante desesperado, apuntalan el espíritu para que no se derrumbe en el momento en que nuestros enemigos nos creen ya vencidos.

El ser humano no es un muñeco que pueda remendarse sin que las cicatrices palpiten, aúllen de dolor. Las cicatrices en los seres humanos no son sólo marcas indelebles sobre la piel lacerada, son la historia de las heridas, los rostros de quienes las infligen, el sitio donde las provocan, las armas que usan.

Y mis heridas aún estaban ahí: sanguinolentas, supurantes, enconadas, hurgadas con saña por los torturadores que no ven en sus víctimas más que peleles reducidos por su voluntad feroz. Y se tornaban más salvajes porque alcanzaban a mi familia.

Las heridas físicas sanan rápido y hasta se olvidan con facilidad. Las heridas morales suelen ser más sanguinarias. Sedimentan en la conciencia una carga de impotencia que, de no saberla sobrellevar, puede aplastar. Mis atormentadores lo saben. Tienen mi perfil psicológico. Conocen mi sensibilidad. Por ahí atacan.

Nada conseguirían apaleándome, apedreando mi casa, enviando a sus paramilitares, disfrazados de "pueblo enardecido", de "turba sin control" a golpearme y gritarme improperios. Ese recurso no dio resultados en su momento. Más bien, les trajo un alto costo político. Se vieron obligados a refinar sus métodos de opresión. Así actúan ahora, aunque tengan latentes los deseos de ser brutales.

No les hace falta al gobierno cubano escuadrones de la muerte. No desean, en situación económica tan frágil, mártires que puedan ser tomados como banderas. Su asesinato es social. Hay que hacerlo saber, mostrarlo en toda su monstruosidad. Reducen a sus opositores a cadáveres vivientes. Los encierran en una rutina inocua privándolos de toda libertad de acción, de todo derecho a interactuar con su medio natural. Hablan de ellos sólo para difamarlos, cuando necesitan escudar sus atrocidades frente a la opinión pública, sobre todo internacional. Los obliga a moverse en un círculo vicioso que los desgasta y desequilibra.

El peligro para la vida que corren los opositores cubanos no es el riesgo tradicional de morir asesinados por el régimen, aunque pudiera ocurrir de una manera enmascarada, es el de morir lentamente en sus hogares mientras batallan en el anonimato en que los sumen las fuerzas represivas de nuevo corte.

Sin posibilidades de defender sus derechos a nivel legal, privados de un empleo realmente remunerativo, que les permita afiliarse a un sindicato independiente que vele por ellos, maniatados sus pensamientos con la imposibilidad de acceder a los medios de información masiva, satanizados por la propaganda oficial sin la más remota posibilidad de réplica, impedidos de ser representados en un parlamento unipartidista que prohibe cualquier otra asociación política, despojados de la factibilidad de organizar manifestaciones y actos públicos que los haga presentes en la drogada conciencia nacional, son presas fáciles de la inexistencia.

Los condenan, con leyes excluyentes, a la categoría de ánimas solitarias de las cuales, alguna que otra vez, y sin que ellos puedan asistir, se oyen sus nombres fantasmales en foros internacionales, asordinados luego dentro del país por la avasalladora maquinaria de la propaganda oficial.

Cuando alguno, como yo, mordido por la impotencia a que nos somete el régimen, hastiado del encarcelamiento social, asqueado de tanta estulticia politiquera con máscara de mesianismo, temeroso de perder la vida en la más absoluta inutilidad, decide escapar de la prisión que es el país entero, y por lo cual los más exasperados reos intentan fugarse exponiendo sus vidas en las aguas del Estrecho de la Florida, aparece entonces el carácter vengativo de los apóstoles del odio y te condenan a un segundo período de encierro, que puede prolongarse indefinidamente, y uno cae en la cuenta de que en Cuba la vida acaba todos los días y que debemos, como a Bartolo, el peluche de mi hijo, remendarnos para no morir a cada paso.

Manuel Vázquez Portal es el autor del poemario "Celda número cero", publicado por CubaNet.

Lea fragmentos de la novela.


Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.


[ TITULARES ] [ CENTRO ]

Noticias por e-mail

La Tienda - Libros , posters, camisetas, gorras

In Association with Amazon.com

Busque:


BUSQUEDA

Búsqueda avanzada


SECCIONES

NOTICIAS
Prensa Independiente
Prensa Internacional
Prensa Gubernamental

OTROS IDIOMAS
Inglés
Aemán
Francés

SOCIEDAD CIVIL
Introducción
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
MCL
Fraternidad de Ciegos
Seguidores de Cristo
Estudios Sociales
Ayuno

DEL LECTOR
Cartas
Debate
Opinión

BUSQUEDAS
Archivos
Búsquedas
Documentos
Enlaces

CULTURA
Artes Plásticas
Fotos de Cuba
Anillas de Tabaco

CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe Anual
Correo Electrónico


CubaNet News, Inc.
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887