Salud versus
salarios
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - Pescadores submarinos que laboran en la
empresa estatal cubana PESCASILDA adquieren enfermedades profesionales después
de algunos años de trabajo, debido a las condiciones anormales en que
desempeñan el oficio.
Esta entidad radica en el puerto pesquero Casilda, ubicado en el municipio
Trinidad, provincia Sancti Spíritus. PESCASILDA mantiene en nómina
a más de 50 buzos que capturan langostas de tamaño idóneo
para el comercio internacional durante jornadas diarias de doce o más
horas, utilizando como únicos medios de trabajo caretas con cristal isotérmico
y, en ocasiones, patas de rana y guantes plásticos para atrapar a los
mariscos a profundidades que muchas veces superan los diez metros.
El pasado año 2001 cada cazador submarino capturó no menos de
15 toneladas del preciado crustáceo. La empresa comercializa la tonelada
de langosta a unos diez mil dólares estadounidenses en el mercado
internacional, lo que significa que cada trabajador aportó entradas al
complejo pesquero ese año por valor de 150 mil dólares, pero entre
pago de salario, primas por captura, sobrecumplimiento del plan y condiciones
anormales sólo recibió 1,600 dólares. ¡El 1,1 por
ciento de lo que produjo! Curioso, ¿verdad?
Los hombres que se dedican a estas tareas deben poseer condiciones físicas
excepcionales, ser buenos nadadores y no padecer enfermedades crónicas de
ningún tipo, principalmente respiratorias.
Ellos son seleccionados entre los jóvenes que cumplen 17 años,
pues generalmente pierden sus facultades en el buceo a edad temprana, al sufrir
dolencias que los limitan en sus funciones, desenlace que ocurre cuando apenas
llevan diez o doce años de trabajo.
La comisión médica de la corporación los somete a
chequeos periódicos, sorpresivos, y es la entidad quien decide si pueden
o no continuar en las actividades marinas en dependencia de que se detecte en el
pescador alguna de las enfermedades profesionales más frecuentes, como
las auditivas, respiratorias o cardiovasculares.
Uno de estos pescadores submarinos, al que llamaremos Miguel, señala:
"Tengo 28 años. Llevo once en la empresa y en breve tendré
que retirarme con una pensión miserable porque presento problemas de
hipertensión y pérdida parcial de la audición. Tengo uno de
mis tímpanos dañado. A pesar que aún soy joven y fuerte,
tengo grandes limitaciones para desempeñar cualquier tipo de labor física
o intelectual. Esto me ocurrió por querer trabajar como buzo debido a los
buenos salarios que pagan (3,484 pesos), que es 14 veces el salario promedio
mensual que pagan las autoridades cubanas por ocho horas de labor al día.
Las condiciones en que trabajamos son difíciles. No me hubiera pasado
nada de tener mayor rotación (descanso), mejores equipos de buceo y una
alimentación superior".
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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