Proyecto
Varela - Documentos
Plebiscito
cubano: un viejo sueño
Tania Díaz Castro
LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - El referéndum del Proyecto
Varela viene de un viejo sueño de un grupo opositor, allá por el año
1988. ¿Qué ocurrió entonces y qué ocurre ahora en la
misma Cuba de Fidel Castro?
1988 fue un año especial para la sociedad cubana. Se creó públicamente
el primer partido de oposición pacífica: el Partido Pro Derechos
Humanos de Cuba. Se fundaron otras organizaciones, culturales y ecológicas;
la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y Amnistía Internacional
visitaron la isla. También se dio a conocer, por primera vez en sus
propias voces, las violaciones inflingidas a los presos políticos
plantados, por medio de grabaciones que fueron enviadas al exilio por el Comité
Cubano Pro Derechos Humanos para ser escuchadas a través de la emisora
Radio Martí. Este comité, aunque fundado el 28 de enero de 1976,
cobró gran auge precisamente durante el año 1988.
Fue también este año, en los primeros días de
noviembre, que el Partido Pro Derechos Humanos pidió un plebiscito para
Cuba tal y como lo señala la propia Constitución de la República,
que en su artículo 88 especifica que la iniciativa de las leyes no sólo
compete a los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular, al Consejo de
Estado, al Consejo de Ministros y otros organismos estatales, sino también
a los simples hombres y mujeres del pueblo que llegaran a la cifra de diez mil y
tuvieran condición de electores.
Sin embargo, Fidel Castro, que jamás ha aceptado ningún tipo
de sugerencia para que exista una oposición organizada, por muy pacífica
que ésta sea, y mucho menos una solicitud de plebiscito, no hizo esperar
su respuesta: apresó violentamente a la secretaria general del Partido
Pro Derechos Humanos de Cuba (quien redacta estas líneas) utilizando
grupos de respuesta rápida para golpear e insultar. Días más
tarde el doctor Samuel Martínez Lara, siquiatra del Ministerio de Salud Pública
y secretario ejecutivo del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba, también
fue enviado a prisión, y los miembros más activos amenazados por
la policía política para que no continuaran desobedeciendo al régimen
y al culto de su jefe.
Unos meses antes, el 26 de julio, a una semana de haberse constituido el
Partido Pro Derechos Humanos de Cuba, Castro había expresado que aquél
era un "partido de bolsillo" y que sus miembros (en sólo tres
meses alcanzaron la cifra de 600) "parecían cucarachas por aquí
y por allá. Así respondía el jefe de Estado a la solicitud
de plebiscito por parte de tantos cubanos.
Diez años después, en 1998, cuando me dieron a firmar el
Proyecto Varela, cuyo promotor principal es el defensor de los derechos humanos
Oswaldo Payá Sardiñas, presidente del Movimiento Cristiano
Liberación, sentí una gran nostalgia y una gran alegría.
Como el Partido Pro Derechos Humanos de Cuba, el Proyecto Varela busca la
participación verdaderamente democrática para el futuro de la
isla.
Por estos días y gracias al ex presidente de Estados Unidos de América,
señor James Carter, el Proyecto Varela recorre el mundo, un mundo que es
muy diferente al de catorce años atrás: la Humanidad ha podido
comprobar el fracaso de los regímenes totalitarios y las libertades
civiles que se obtienen bajo la democracia.
Aún así, el 14 de mayo pasado, luego de explicar ante
profesores y alumnos de la Universidad de La Habana la importancia del Proyecto
Varela, el señor James Carter estrechó la mano del mandatario
cubano, quien como reacción o respuesta habló de pelota sin perder
la calma y mucho menos, una sonrisa en el rostro.
Así, nos preguntamos: ¿fue lanzado al cesto de la basura el
derecho de diez mil cubanos que, mediante sus firmas, desean cambiar las leyes
del país?
¿A dónde va a parar el esfuerzo conocido como Proyecto Varela?
¿Se disolverá como aquel viejo sueño del Partido Pro
Derechos Humanos de Cuba?
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