La verdad está
en la hierba
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - Estoy muy preocupado por la alimentación
del pueblo cubano. Ya no es ese fósil que llaman Libreta de
Abastecimientos lo que me atormenta. Me intranquiliza, más bien, la
obstinación del gobierno en cambiarle los hábitos alimentarios. El
cubano con arroz, frijoles, carne de puerco y tostones, es feliz como una rana
en su pantano; y si acaso tiene una botella de ron y una mesa de dominó,
una rara exultación lo invade.
Pues bien: el arroz nunca le alcanza; seis libras, esto en La Habana, que en
las provincias son cinco, es lo que le asignan por persona para todo un largo
mes. Del frijol, ¿qué decir? Una libra por persona, cuando hay. ¿Del
puerco? Bien, ¿y la familia?
Las dos mentiras más grandes, aparte de las que dice Pío
Leiva, son: "Yo como con la Libreta", "Yo vivo con mi salario".
Hay que ser embustero. El que no arañe más que un gato en un
espejo, las tripas se le sublevan; el que no robe más que un ratón,
no es cubano, ni vive bajo el castrismo, ni sabe lo que es el Período
Especial más largo de la historia. Pero hay gente con cara para todo. Tú
los ves más rollizos que Alfredo Jordán, el ministro de
agricultura, y con el rostro más fresco del mundo, con la sonrisa más
comercial, te espetan: "Yo, yo como con la Libreta". Es como para
meterles el carnet del partido por la boca. Si no, los atrapas en el momento en
que salen de las oficinas de la Westers Union, con una alegría que apenas
pueden contener, y te zumban: "Yo, yo vivo con mi salario", y esto,
los que tienen "un mafioso" en Miami, porque lo que son los otros: ¡cómo
roban! Y no se le cae la lengua, compadre.
Pero no es la Libreta lo que me inquieta. Lo que realmente me desvela es la
libertad para elegir lo que nos llevaremos a la boca. Le retraquetea que aparte
de no poder elegir a nuestros gobernantes, tampoco podamos elegir los alimentos
que nos gustan. Nada de caviar y champán, que no hay que exagerar, vaya,
un simple picadillito a la habanera. Pero nada, ahora les ha dado por los
vegetales. ¿Será que nos quieren convertir en rumiantes? No hay
animal más manso que esas vacas que, a la sombra de un frondoso
algarrobo, se pasan todo el santo día masticando en falso. Y no dudo que
nos quieran enseñar el truquito.
Resulta que ahora la verdolaga se come, resulta que ahora el chayote no te
pone más pálido que un chayote, resulta que ahora la flor del
Marpacífico es una excelente ensalada, ¿y de la pangola, qué
volá? Si seguimos por ese camino, usted verá que tendrán
que ponerle guardias a los céspedes de los parques.
Yo recuerdo que mi abuelo, que murió a los 98 años y comía
más carne que un tiranosaurio, me decía que la calabaza daba lo
mismo untársela que comérsela, y que el boniato era muy bueno para
la vista porque él, en su larga vida, no había visto nunca un
cerdo con espejuelos. Pero como las cosas han cambiado tanto de allá para
acá, ¿quién sabe?
El caso es que, de repente, y sin grasa, en Cuba se ha desatado un fervoroso
afán por el vegetarianismo. No sé si la cosa tendrá que ver
con las vacas locas o con el caballo arrebatado, pero la carne está
perdida a pesar del "hurto y sacrificio" y de los "matarifes
furtivos".
Universidad Para Todos, por la televisión, y en tabloides impresos en
papel gaceta, dedican grandes esfuerzos en explicar las bondades de las yerbas,
se han abierto restaurantes vegetarianos en todas partes y ustedveráquevamosaver
que terminamos sin colmillos. Para la yerba no hacen falta. Yo soy guajiro y me
he fijado que las vacas, los caballos y otros herbívoros por el estilo no
los tienen. Según recuerdo de mis clases de anatomía los incisivos
servían para trozar, los caninos para desgarrar y los molares para
macerar. La yerba no hay que desgarrarla. Sólo cortarla y triturarla. Y
aquí para vampiros, con uno solo basta.
No debe asombrarnos si en cualquier momento dedican una Mesa Redonda
Informativa para demostrar que millones de "carneros" no pueden
estar equivocados, que la verdad está en la yerba.
Manuel Vázquez Portal es el autor del poemario "Celda número
cero", publicado por CubaNet.
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