A paso de
bastón: fin de mes
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - Bajo un calor sofocante está a
punto de concluir este condenado julio en una Cuba ya no tanto del picadillo de
soya, al parecer con la única esperanza de que en agosto la canícula
será peor. Tanto, que hasta suena de humor negro la frase de despedida de
un conocido meteorólogo que finaliza sus informes ante los televidentes
isleños deseándoles "lo mejor".
Julio se marcha con la noticia de que la Cámara de Representantes de
los Estados Unidos de América se pronunció a favor de eliminar
todas las restricciones existentes a los viajes de norteamericanos a Cuba, así
como dejar al criterio de cada quien la decisión de cuántos dólares
remite a sus familiares o amigos residentes en la isla, aunque todo parece
indicar el veto presidencial, caso de prosperidad mayor en tales iniciativas
congresionales. Nada, "cuartico igualito" pese al intenso cabildeo.
Entretanto, La Habana termina el séptimo mes del año con la no
tan dulce noticia de la carencia de azúcar en el mercado negro y en
varias de las más importantes tiendas de recaudación de divisas de
la capital.
"Increíble que en el país del azúcar no la haya",
comentó sin saber quién soy uno de los vendedores de esos
comercios dolarizados. Así de simple: dicho al vuelo y no se hable más.
Miro los periódicos (perdón por el eufemismo), reviso las
programaciones culturales, y encuentro un detalle nada agradable para mi hijo
Miguel David, ya de trece años de edad. Los filmes previstos para
exhibición son casi todos para mayores de 16 años. Nada existe
permisible o deseable de ver para los adolescentes, a los cuales se consagra la
exitosa telenovela cubana Doble Juego, excepto la versión fílmica
de Harry Potter y la piedra filosofal. Sencillamente, el segmento de edad
comprendido entre los 12 y 15 años parece olvidado por los programadores.
Los libros de Harry Potter no han sido publicados en Cuba. Pero el filme que
narra las aventuras del niño mago abarrota la sala donde se exhibe. Por
cierto, pude observar que un número de adolescentes allí presentes
el día que acompañé a Miguel David sí conocían
las aventuras por haberlas leído. Me tomé la molestia de preguntar
a una veintena de ellos: 12 leyeron a Harry Potter.
No es una encuesta, desde luego. Pero a mí me llamó la atención
este resultado, sobre todo por la cercanía existente entre la sala donde
se exhibe el filme y la sede de la biblioteca independiente dirigida por Gisela
Delgado.
Meses atrás la señora Delgado y este periodista fuimos
invitados a un almuerzo más bien protocolar, de ésos en los que la
espalda se estira para aparentar a touch of class. A los postres, la promotora
cultural contó que el niño mago aparece entre los títulos más
demandados por los jóvenes asistentes a su apartamento de la calle 25, en
el Vedado, donde "a como dé lugar" está instalada la
biblioteca.
Julio toma las de Villadiego haciéndome recordar una curiosidad
hallada durante mis constantes búsquedas estadísticas. Agosto, su
sucesor, se puede decir que es el momento de la abstinencia sexual isleña,
a juzgar porque nueve meses después es cuando se produce el menor número
de nacimientos en Cuba, de acuerdo con la ocurrencia reportada por las cifras
oficiales.
Y, si para colmo ni siquiera se dispone de azúcar para endulzar a la
esposa, este julio hirviente y malvado se larga profetizando que habrá
menos nacimientos aún. Cosas de Cuba, la de la azucarera vacía.
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