La mujer y el
violín
Ramón Díaz-Marzo
HABANA VIEJA, julio (www.cubanet.org) - Me encontraba en la calle de los
Obispos, entre las intersecciones de Compostela y Aguacate, a poca distancia de
un teléfono público esperando mi turno. Mientras, observaba el ir
y venir de la multitud compuesta de cubanos y extranjeros. De repente vi venir a
una mujer negra, mal vestida, con las pasas alborotadas. Traía un violín
y su arco en la mano, y me pregunté dónde estaba el estuche.
Recordé la tienda de música en Obispo que ya está
vendiendo instrumentos musicales: maracas, clave, timbales, tumbadoras,
guitarras, trompetas, saxofones, flautas, pianos electrónicos, y
violines, en sus correspondientes estuches. El violín de la tienda cuesta
130 dólares.
La mujer se detuvo ante un timbiriche de cuentapropista que vende pan con
jamón y queso y refrescos de polvo mezclado con agua. Quizás podía
acercarme y entablar una conversación.
Esperé a que comprara lo que iba a comprar. No podía ser un sándwich,
que vale 10 pesos en moneda nacional. Tenía que ser un refresco de a
peso. Y en efecto, cuando el cuentapropista le preguntó que deseaba, ella
pidió un vaso de refresco. Esperé un poco más, el tiempo
que ella gastara en beber su vaso de refresco. Cuando terminó y se disponía
a continuar su camino me dirigí a ella.
- Buenas tardes.
- Buenas tardes -respondió.
- ¿Está usted vendiendo ese violín?
- Sí, en 150 dólares.
- ¿Me permite examinarlo?
Me entregó el violín. Lo sostuve con amor. Lo acerqué
al oído y con el pulgar de mi mano derecha pulsé sus cuatro
cuerdas. Luego lo miré por dentro, más allá de las cuerdas,
y leí en una vieja etiqueta la palabra "STRADIVARIUS".
- ¿Es un Stradivarius? -pregunté.
- No, es una copia; pero tiene el valor de haber sido construido en el siglo
XVIII.
- A pocos metros de aquí están vendiendo violines al precio de
130 dólares -le dije.
- Lo sé. Pero el valor de este violín es su antigüedad.
- ¿Podría valer mucho más?
- Vale mucho más. Pero necesito el dinero. En los próximos días
debo operarme. Tengo un fibroma.
- ¿Cáncer?
- No precisamente. Pero si no me lo extirpo podría perder la vida.
- ¿Tiene Ud. familia?
- Sí, tengo una hija de 12 años de edad estudiando en la ENA
(Escuela Nacional de Arte). Con este violín ella dio sus primeros pasos.
- Si vende el violín su hija se quedará sin el instrumento.
- No. Cuando entró a la ENA le dieron uno.
- Me alegra que su hija estudie violín.
- Sé que usted se ha fijado en mi aspecto. Mis ropas están
descuidadas. Y la muchacha que me hace los rabitos en mi pasa está
enferma. Aquí donde usted me ve yo estudié en la URSS y me gradué
de Ingeniera Textil.
- ¿Fue usted militante de la UJC? (Union de Jovenes Comunistas).
- Si.
- ¿Y después pasó al Partido? (PCC -Partido Comunista de
Cuba-).
- Ahí me eliminaron. El argumento que utilizaron fue que yo era
AUTOSUFICIENTE.
- ¿Desde cuando no trabajas para el Estado?
- Desde el año 1993.
- ¿Cuál es tu criterio a propósito del triunfo o fracaso
del proyecto social que la Revolución cubana le prometió al
pueblo?
- Parte y parte. Han habido victorias, pero los fracasos son mayores.
- Mencióname un fracaso.
- Los ancianos que andan pidiendo limosna por las calles.
- ¿Y las victorias?
- La próxima operación que me harán es gratis; eso es
una victoria; y mi niña, que está estudiando en una escuela de
arte. Aunque... antes de que lograra pasar a la ENA, cuando mi hija estudiaba la
primaria en una escuela elemental de música para niños, hubo una
mujer que le hizo la vida imposible.
- ¿Por qué?
- Una lesbiana. Se había enamorado de mí.
- ¿Esa mujer era blanca, mulata, o negra?
- Aún vive. Es blanca y no puedo decir su nombre. Tiene poder.
- ¿Qué piensas del acoso sexual?
- Después de la guerra es una de las cosas más sucias que
existe sobre la tierra.
- Por la operación del fibroma, ¿cuántos días
estarías ingresada?
- Tres o cuatro días.
- ¿Alguien cuidará de tu hija?
- Sí, una hermana.
- No he preguntado tu nombre porque pienso publicar esta conversación.
En Cuba decir la verdad a veces perjudica. Ojalá salgas bien de la
operación y tu hija llegue a ser violinista. ¡Ah!, y ojalá
vendas el violín en las próximas horas.
Ramón Díaz-Marzo es el autor de la novela "Cartas a
Leandro", publicada por CubaNet.
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