El Nuevo
Herald, julio 26, 2002.
Defensa limita sus testigos en el caso Mederos
Wilfredo Cancio Isla. El Nuevo Herald
El juicio contra el ex enfermero Eriberto Mederos entró ayer en la
fase final cuando la defensa concluyó sorpresivamente la presentación
de sus testigos y prescindió incluso del testimonio del acusado.
En una inesperada estrategia legal, el abogado David Rothman cerró la
etapa de testimonios del proceso tras las declaraciones de sólo tres
testigos, dos de ellos familiares cercanos de Mederos.
En contraste con la fiscalía, que utilizó cuatro jornadas y 13
testigos para presentar el caso, el turno de la defensa apenas consumió
tres horas en dos sesiones.
De hecho, la suerte de Mederos podría decidirse tan pronto como el próximo
martes, luego que el jurado escuche los argumentos finales de ambas partes.
''Mi abuelo me dio siempre mucho cariño, me transmitió valores
familiares, me enseñó a ser una buena persona'', afirmó
ayer Abner Pérez, nieto de Mederos. "El amor que él me
transmitió es parte de lo que soy hoy''.
Pérez, de 28 años, vivió parte de su infancia junto a
Mederos en Santiago de las Vegas, al sur de La Habana, y vino a Estados Unidos
con su madre y abuela durante el éxodo del Mariel, en 1980. Mederos no
abandonó el país hasta 1984.
Rothman mostró al jurado una foto de Pérez abrazando al abuelo
durante su recibimiento en el Aeropuerto de Miami.
Pérez --que ha estado presente durante todo el proceso judicial--
elogió a su abuelo como ''un ciudadano ejemplar'', de quien nunca vio una
mala acción ni escuchó jamás una palabra despectiva.
''En mi vida he tenido realmente dos padres: mi padre [Noel Pérez] y
mi abuelo'', agregó el joven, graduado en Psicología por la
Universidad Internacional de la Florida (FIU).
Previamente, el ex enfermero Domingo Pascual, quien trabajó junto a
Mederos en el Hospital Psiquiátrico de La Habana (Mazorra), aseguró
que siempre los tratamientos de electroshocks los aplicaron enfermeros
entrenados, siempre bajo prescripción médica y con atención
de los signos vitales durante la recuperación de los pacientes.
Pascual, quien laboró en Mazorra entre 1959 y 1968, negó que
alguna vez se hubieran aplicado allí electroterapias a personas sobre un
piso anegado con residuos de orina y excremento, como aseguraron varios testigos
de la fiscalía.
Las acusaciones que comprometen a Mederos por supuestos actos de tortura
contra prisioneros políticos se enmarcan entre los años 1968 y
1978, cuando el acusado trabajaba en la sala Castellanos del hospital.
''Nadie quería trabajar en Mazorra porque era un lugar difícil'',
relató Pascual, que emigró a Estados Unidos en 1968. "Para
los que nos íbamos del país una de las pocas opciones era trabajar
allí, donde se nos consideraba indeseables''.
Al término de los testimonios de la defensa, el juez Alan S. Gold
preguntó al acusado si su decisión de no testificar era voluntaria
a partir de los consejos de su abogado. Mederos respondió afirmativamente
auxiliado por la traducción simultánea al español.
Rothman presentó como evidencias el archivo personal de su cliente
elaborado por el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS),
en el cual figura una declaración hecha por Mederos al FBI en 1990. En
dicho documento Mederos no oculta su pasado como enfermero de Mazorra.
Mederos, de 79 años, obtuvo la ciudadanía en 1993. De ser
hallado culpable de mentir durante el proceso de naturalización, podría
recibir una sentencia de hasta 10 años de cárcel y una multa de
$250,000, con el agravante de perder la ciudadanía y convertirse en
deportable.
Los balseros buscan refugio en las Islas Vírgenes
L. Graham/The Miami Herald. Charlotte Amalie
Los expedientes de los tribunales en este territorio norteamericano muestran
que por lo menos 60 emigrantes cubanos han llegado aquí desde abril en lo
que parece ser un esfuerzo de los contrabandistas por abrir una nueva ruta hacia
Estados Unidos.
A más de 1,200 millas de La Habana, las Islas Vírgenes
norteamericanas parecerían un improbable destino para los que pretenden
emigrar a Estados Unidos.
Sin embargo, investigadores sospechan que algunos contrabandistas prefieren
esta ruta más larga antes que arriesgar intercepción en la vía,
popular pero densamente patrullada, de los cayos de la Florida.
''Inmigración tiene una presencia en la Islas Vírgenes pero no
tiene ninguna patrulla activa'', dijo Leslie Lawson, un agente supervisor del
Sector de la Patrulla Fronteriza en el vecino Puerto Rico, a cargo de la región.
"Están usando esa ruta porque no se les puede detectar tan fácilmente''.
Thurston McKelvin, un abogado de oficio en St. Thomas, dijo que el insólito
flujo de cubanos se ha vuelto evidente "en los últimos 60 ó
90 días''.
''No puedo decir que es una tendencia que va a seguir y no puedo explicar
por qué hemos visto llegar a tantos cubanos indocumentados a las Islas Vírgenes
norteamericanas en los últimos tiempos'', dijo McKelvin.
McKelvin señaló que, antes de estos últimos casos, sólo
podía recordar un solo cubano acusado de entrada ilegal en las Islas Vírgenes
norteamericanas en más de una década.
Agregó que los inmigrantes que estaban entrando en el territorio
parecían estarlo haciendo en pequeños grupos.
''Parece ser que los dejan aquí'', dijo McKelvin. "No se han
capturado embarcaciones''.
''No es ningún secreto'', dijo el vocero del INS Iván
Ortiz-Delgado, también radicado en Puerto Rico.
''Hay organizaciones de contrabandistas dedicadas al contrabando de cubanos
a Estados Unidos. Usan diferentes rutas. Están muy bien organizados.
Cuando detectan que las autoridades federales están vigilando rutas específicas,
utilizan rutas alternativas, y las Islas Vírgenes son una de ellas'', añadió
Ortiz-Delgado.
Los cubanos que llegan a las islas bajo control norteamericano caen bajo la
ley de Ajuste Cubano de la misma forma en que si arribaran al territorio
continental de Estados Unidos. Esa ley les concede el derecho de solicitar la
residencia permanente a todos los cubanos que logran llegar al territorio de
Estados Unidos.
''Llegar a las Islas Vírgenes norteamericanas es como llegar a la
Florida en lo que a Inmigración concierne'', explicó
Ortiz-Delgado. |