Final triste
para una familia humilde
José Izquierdo, Grupo Decoro
GÜINES, julio (www.cubanet.org) - La noticia corrió como pólvora
por todo el poblado. Aquel 25 de mayo no fue un día cualquiera para Pedro
Suárez Megaña, un humilde campesino nacido y criado en ese rincón
de Güines famoso por sus deliciosas butifarras, y cuna, además, de
figuras trascendentales de nuestra cultura como el compositor musical Leopoldo
Ullón y jugadores de béisbol como Urbano González, quien
se destacó en la segunda base del equipo Industriales en la década
de los sesenta.
Muchos habitantes de Catalina de Güines conocieron ese día la
triste noticia, entre ellos Pedro. Cuando el hombre se disponía a irse a
su conuco, fuente de empleo para su familia, su hijo menor, Pedrito, le dijo: "Mataron
a Luis, papá, lo mataron en el servicio militar". El niño
rompió a llorar y se abrazó a su padre, quien enmudeció y
luego comenzó a golpear la pared una y otra vez hasta que un hilo de
sangre corrió por una de sus ásperas manos.
La casa fue invadida por cientos de vecinos. Unos daban el pésame y
otros se ofrecían para ayudar en lo que pudieran. Sin embargo, el apoyo
era insuficiente ante tanto dolor. Nada sería igual para aquella familia
tras la muerte de Luis Suárez Arias, de 19 años, que dejó
un tremendo vacío en la familia. Sus hermanos, Maikel y Pedrito, de 18 y
11 años, lo veían como el ejemplo de honestidad, disciplina y
modestia a seguir. Pero ahora no volverán a jugar béisbol con él,
ni acudirán al viejo árbol de mangos que Luis trepaba como un
felino para lanzarle frutos a sus hermanos.
De seguro Luis nunca pensó que la muerte lo sorprendería el 25
de mayo de 2002 mientras cumplía con el servicio militar impuesto por el
régimen de Fidel Castro desde 1966. El fue asignado como recluta a la
unidad de tanques 2005, ubicada en la zona de Managua, en la capital cubana,
donde ese día uno de los oficiales le disparó a quemarropa, sin
motivo alguno.
Este no es el único cubano que ha muerto en el servicio militar,
cuyas unidades son verdaderos campos de concentración, tronchadoras de
sueños de miles y miles de jóvenes a quienes obligan a perder dos
años de su vida en defensa de un régimen que les inflige tratos
crueles.
Por su parte, las autoridades cubanas se han limitado a emitir
justificaciones que nada justifican sobre la extraña muerte de Luis.
Pedro Suárez Megaña no aguantó el impacto de la muerte
de su hijo. Se suicidó lanzándose delante de un vehículo en
marcha.
Así concluyó la existencia de dos de los integrantes de esta
humilde familia. Triste final, sobre todo, porque los causantes de tanto mal
permanecen sin castigo.
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