CUBANET .INDEPENDIENTE

22 de julio, 2002


Tienes que esperar

Ramón Díaz-Marzo

HABANA VIEJA, julio (www.cubanet.org) - En estos momentos me encuentro en el interior de Harrris Brothers, la única tienda por departamentos en la Habana Vieja, sentado en una pequeña cantina, con mostrador de madera, ubicada en la planta baja. Compré en la tienda un paquete de galletas y dos paquetes de coditos. Salí con el paraguas, pero lo que está cayendo en la calle es un diluvio. Le solicito una malta 'Bucanero' al cantinero, que es un tipo joven y trata con simpatía a los clientes; aún no tiene el alma envenenada. Y sobre el mostrador de madera, en mi libreta de notas, estoy escribiendo.

De cuando en cuando alzo la vista en busca de una idea y observo a las madres con sus niños y los padres y el murmullo de las conversaciones y he notado a dos individuos que me observan; están en la parte donde venden artículos de chocolate. Tal vez son policías vestidos de civil.

Dentro de unos minutos se termina el contenido de la malta. Continúa lloviendo como si el mundo se fuera a terminar. Apuro la primera malta y solicito otra. Aparte de que la malta fortalece, es un modo de comprar tiempo de estancia en el mostrador.

En la planta baja de la tienda por departamentos Harris Brothers son muchas las personas concentradas, tanto en la puerta de salida por O'Reilly como la que se encuentra por detrás del pequeño monumento a Supervielle.

El mostrador es un pequeño redondel alto y dispone de cinco sillas de bar. No es lugar para borrachos, sino para refrescar la garganta. Hay cervezas de varias marcas: cubanas, holandesas, alemanas. Nunca bebo, excepto que meses atrás descubrí que lo mío es el whisky, no el ron peleón. Pero por el momento el whisky no está al alcance de mi economía.

Junto a mi block de notas tengo una bella tarjeta postal en cuyo extremo superior izquierdo dice "LUXOR", y en el borde inferior derecho "LAS VEGAS". Esta tarde pasé por el correo y la encontré en mi Apartado. Viene a nombre de Mirta de Chávez y está fechada en USA el 10 de junio y recibida por el correo en La Habana el 8 de julio. No sabía que en Las Vegas hubiera una réplica de la pirámide de Keopps y de la Gran Efigie. Es una magnífica vista nocturna. Gracias, Mirta.

Decía que voy por las segunda lata de malta, pero esta vez bebiéndola lo más lentamente que puedo. Quiero escribir en el mismo Harris Brother mi próxima crónica. Además, aquí adentro se disfruta de un acogedor aire acondicionado y tengo la justificación de la lluvia para no moverme de mi sitio. Esta escena que estoy viviendo me recuerda alguna de esas películas donde es natural que le gente escriba en los cafés al aire libre y nadie te mira. Ahora mismo, aunque estoy concentrado en lo que hago, sé que varias personas me miran; incluyendo a los supuestos policías. Las demás personas en la barra están bebiendo cerveza, y un tipo ya pasado de tragos ha comenzado a decir tonterías.

Después de todo y de tanto las gentes que aguardan en el salón a que la lluvia termine parecen reses listas para entrar al matadero. No siento por ninguna parte la voluntad de luchar y conquistar un mundo mejor. Claro, un gran por ciento de la población huiría de la Isla si los americanos parquearan frente a la Bahía de La Habana de 5 a 10 portaviones. Creo que la capital de Cuba quedaría desierta.

Me salí del tema, discúlpenme. Continúo en Harris Brother. Al principio me dio pena escribir en público. Reconozco que soy un tipo inhibido. Por ejemplo, me prometí montar patines lineales por toda la ciudad después que publicara mi primer libro. Así, si en La Habana o Miami alguien pensaba que estaba loco por andar en patines por toda la ciudad, sería demasiado tarde porque el libro ya estaría publicado. Pero ahora que el libro está publicado me he consultado a mí mismo y me he dicho que si me pongo a montar patines lineales nadie creerá en mi amor por la velocidad; esa sensación tan agradable que provoca sentir cómo el cuerpo se desplaza de un lado a otro como un acto de magia. Le he preguntado a varios amigos si patinar sería un papelazo y me han dicho que sí.

- Tienes que esperar a que Cuba cambie, o un día te encuentres en el extranjero. En este país, de represiva herencia española, casi todo está prohibido. Además, las calles de la ciudad se encuentran en malas condiciones hasta para los vehículos -me han dicho.


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