Tienes que
esperar
Ramón Díaz-Marzo
HABANA VIEJA, julio (www.cubanet.org) - En estos momentos me encuentro en el
interior de Harrris Brothers, la única tienda por departamentos en la
Habana Vieja, sentado en una pequeña cantina, con mostrador de madera,
ubicada en la planta baja. Compré en la tienda un paquete de galletas y
dos paquetes de coditos. Salí con el paraguas, pero lo que está
cayendo en la calle es un diluvio. Le solicito una malta 'Bucanero' al
cantinero, que es un tipo joven y trata con simpatía a los clientes; aún
no tiene el alma envenenada. Y sobre el mostrador de madera, en mi libreta de
notas, estoy escribiendo.
De cuando en cuando alzo la vista en busca de una idea y observo a las
madres con sus niños y los padres y el murmullo de las conversaciones y
he notado a dos individuos que me observan; están en la parte donde
venden artículos de chocolate. Tal vez son policías vestidos de
civil.
Dentro de unos minutos se termina el contenido de la malta. Continúa
lloviendo como si el mundo se fuera a terminar. Apuro la primera malta y
solicito otra. Aparte de que la malta fortalece, es un modo de comprar tiempo de
estancia en el mostrador.
En la planta baja de la tienda por departamentos Harris Brothers son muchas
las personas concentradas, tanto en la puerta de salida por O'Reilly como la que
se encuentra por detrás del pequeño monumento a Supervielle.
El mostrador es un pequeño redondel alto y dispone de cinco sillas de
bar. No es lugar para borrachos, sino para refrescar la garganta. Hay cervezas
de varias marcas: cubanas, holandesas, alemanas. Nunca bebo, excepto que meses
atrás descubrí que lo mío es el whisky, no el ron peleón.
Pero por el momento el whisky no está al alcance de mi economía.
Junto a mi block de notas tengo una bella tarjeta postal en cuyo extremo
superior izquierdo dice "LUXOR", y en el borde inferior derecho "LAS
VEGAS". Esta tarde pasé por el correo y la encontré en mi
Apartado. Viene a nombre de Mirta de Chávez y está fechada en USA
el 10 de junio y recibida por el correo en La Habana el 8 de julio. No sabía
que en Las Vegas hubiera una réplica de la pirámide de Keopps y de
la Gran Efigie. Es una magnífica vista nocturna. Gracias, Mirta.
Decía que voy por las segunda lata de malta, pero esta vez bebiéndola
lo más lentamente que puedo. Quiero escribir en el mismo Harris Brother
mi próxima crónica. Además, aquí adentro se disfruta
de un acogedor aire acondicionado y tengo la justificación de la lluvia
para no moverme de mi sitio. Esta escena que estoy viviendo me recuerda alguna
de esas películas donde es natural que le gente escriba en los cafés
al aire libre y nadie te mira. Ahora mismo, aunque estoy concentrado en lo que
hago, sé que varias personas me miran; incluyendo a los supuestos policías.
Las demás personas en la barra están bebiendo cerveza, y un tipo
ya pasado de tragos ha comenzado a decir tonterías.
Después de todo y de tanto las gentes que aguardan en el salón
a que la lluvia termine parecen reses listas para entrar al matadero. No siento
por ninguna parte la voluntad de luchar y conquistar un mundo mejor. Claro, un
gran por ciento de la población huiría de la Isla si los
americanos parquearan frente a la Bahía de La Habana de 5 a 10
portaviones. Creo que la capital de Cuba quedaría desierta.
Me salí del tema, discúlpenme. Continúo en Harris
Brother. Al principio me dio pena escribir en público. Reconozco que soy
un tipo inhibido. Por ejemplo, me prometí montar patines lineales por
toda la ciudad después que publicara mi primer libro. Así, si en
La Habana o Miami alguien pensaba que estaba loco por andar en patines por toda
la ciudad, sería demasiado tarde porque el libro ya estaría
publicado. Pero ahora que el libro está publicado me he consultado a mí
mismo y me he dicho que si me pongo a montar patines lineales nadie creerá
en mi amor por la velocidad; esa sensación tan agradable que provoca
sentir cómo el cuerpo se desplaza de un lado a otro como un acto de
magia. Le he preguntado a varios amigos si patinar sería un papelazo y me
han dicho que sí.
- Tienes que esperar a que Cuba cambie, o un día te encuentres en el
extranjero. En este país, de represiva herencia española, casi
todo está prohibido. Además, las calles de la ciudad se
encuentran en malas condiciones hasta para los vehículos -me han dicho.
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