Cartas a Rosa
(Primera)
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - Rosa Perenne: Es el verano. Cuba
reverbera de sol. ¡Gracias a Dios! Gracias a Fidel Castro las sombras se
adueñan del país. Han vuelto los apagones. Se han tornado cíclicos.
Y parece que otra vez El Señor del Aedes aegyptis tiene problemas con la
liquidez para comprar petróleo. Ya tú sabes. La zafra azucarera ha
sido muy mala. "El General de las cañas", me refiero a Ulises
Rosales del Toro, ahora ministro del Azúcar, no dio pie con bola. Y
hablando de toros. Vi por la televisión que allá por Holguín,
no el poeta francés, sino la provincia oriental del mismo nombre, se están
preparando para sortear la escasez de combustible con yuntas de bueyes. ¿Quién
nos lo hubiera dicho? Hemos vuelto a la época en que el campesino para
azuzar a sus bueyes le gritaba a uno de ellos: "¡Comandante!". Y
al otro: "¡Mentiroso!" Y mira que los soviéticos nos
regalaron tractores. Pero nada. Está visto que quien nace para remesas,
un hermano se le va en una balsa. Lo del níquel de Moa también lo
conoces. Está mezclado con cobalto y su precio no beneficia mucho. Del
turismo internacional, ¿qué decirte? Después del 11 de
septiembre del año pasado la infraestructura turística nacional se
parece a Margarita Gautier: tose y come camelias mientras espera la muerte. Las
vacunas y medicamentos que se producen en los laboratorios de biotecnología
no encuentran caminos para insertarse en el mercado mundial. De los cítricos,
¿quién los compraría? Son de un amarillo verdoso que en nada
recuerdan el naranja, tienen muchas semillas y el tamaño no alcanza la
media competitiva. Es como si también estuvieran alimentados con
picadillo de soya. Y para colmos, Israel sigue produciendo esas naranjas que le
hacen jugo la boca a cualquiera. Únicamente al delirante CAME se le ocurría
la idea de mandar a plantar tantos naranjales en Cuba. El ron cubano tampoco la
está pasando muy bien. Bacardí le sigue poniendo la cosa mala. Del
tabaco, además de que cada día hay más personas huyéndole
al cáncer, el que se vende no alcanza ni para el desayuno diario del
Consejo de Estado. Al hombre le ha dado por comprarse perritos con pedrigee y,
así, ¿quién sale del subsocialismo? No recuerdo ahora qui[en
escribió aquello de: "Pobre del país que nada tenga que
perder", he leído tanta bazofia en mi vida. Pero no importa, la
afirmación nos viene como anillo al dedo. Si los discursos se
comercializaran nos haríamos ricos. ¿De qué te hablaba? Ah, sí.
De los apagones. Han vuelto. Desde el mes pasado, de día, y con cierto
disimulo, de noche son más provocativos y escandalosos y pueden estimular
a la pedrada y el grafiti, los barrios permanecen sin electricidad. Chica, ¿será
que nadie le quiere dar créditos -comerciales, claro, del otro nadie se
los da hace rato- a Fidel Castro? El pobre, ¡ha cogido una fama de mala
paga! ¿Qué es eso de deberle a las once mil vírgenes y andar
diciendo que la deuda externa es impagable. El Fondo Monetario Internacional no
quiere saber de él, el Club de París no lo quiere ni ver, México
se le tiró en plancha y Venezuela, ya tú sabes, Hugo Chávez
tiene la lampiñez en remojo, no nos puede mandar ni para un candil, de ésos
que los cubanos llaman "lámpara chismosa" y que te llenan de
tizne la nariz. Yo no sé cómo vamos a salir de los apagones. ¿Será
que a los cubanos nos gusta vivir en tinieblas? Oye, no se me olvidan aquellos días
de 1994. Gabriel tenía unos meses de nacido. Para que Yolanda pudiera
amamantarlo yo debía agarrar un cartón y, en medio de la
oscuridad, convertirme en ventilador. Cuando se me cansaba una mano, cambiaba
para la otra; si no agarré el abanico con otra parte del cuerpo fue
porque no tenía mango, y me alegro ahora, no es muy encomiable eso de
perder la honorabilidad por causa de un apagón, aunque sea en beneficio
de un hijo. Menos mal que ya Gabriel es un hombrecito y se puede abanicar solo.
Han pasado ocho años, comadre, y los apagones continúan. Es como
si fuera verdad aquello de: "vean por el día que, por las noches,
todos los socialismos son negros".
Rosa perfumada (no te hagas, yo sé que por allá alguna que
otra vez se puede comprar su chanelito bobo; jodidos estamos acá: contra
el verano, desodorantico Sport de a 85 centavos de dólares el frasco, y
ahórralo, que los camellos te vuelven una mofeta al menor descuido), otro
día te cuento más. Por ahora, ya sabes, no le creas a Fidel Castro
que desea que los americanos le quiten el bloqueo. Lo que ocurre es que el tipo
no tiene plata, nadie le fía, la Unión Soviética se fue a
bolina, y quiere que Estados Unidos lo mantenga, él no les tiene odio, es
envidia. Dile al Niño Conte que "ayer" descubrí que la
poesía todavía existe. Un abrazo.
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