Espías
a granel
Tania Díaz Castro
LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - Como ser espía es igual a una
persona que vigila con disimulo para luego ofrecer sus informaciones secretas a
un gobierno o empresa, me atrevo a afirmar que Cuba es el país que más
espías ha producido en el mundo, sólo en estos 43 años de régimen
castrista.
Lo digo con propiedad porque trabajé como reportera (entre 1964 y
1967) en la Revista de la Dirección Nacional de los Comités de
Defensa de la Revolución, organización a nivel de barrio conocida
por las siglas CDR e inspiradora de los Círculos Bolivarianos de
Venezuela.
A decir verdad, en esto de producir espías el gobierno de Fidel
Castro tiene el uno. Y todo con un doble fin: lograr el mantenimiento de su
poder y expandir por el mundo las ideas del comunismo.
Cuando surgieron los CDR el 28 de septiembre de 1960, por iniciativa de
Castro, el propósito principal de esta organización fue vigilar,
estar al acecho, poner atención a los movimientos de quienes no
profesaban las ideas fidelistas en la cuadra e informarlo al Ministerio del
Interior (MININT), órgano represivo que la dirige y controla desde sus
inicios.
Por cada CDR se nombró un jefe de vigilancia, aquel que más
vociferaba su condición de fidelista, quien estaba encargado de informar
todo cuanto ocurría en su cuadra, única forma de inspeccionar la
vida del disidente y del opositor declarado. Por esta razón fueron muchos
los que se marcharon del país hasta crear un exilio de dos millones de
cubanos en Estados Unidos de América, más otros cientos de miles
que viven en Australia o la India.
La fiebre de querer ser espía se convirtió en una epidemia
entre los cubanos partidarios del régimen. Se podía escalar fácilmente
a un cargo en el MININT después de haber desempeñado bien el de
vigilancia cederista. Por esta razón tuvo lugar en la isla una verdadera
guerra parricida en la cual no importaba si la víctima era la madre, el
padre, un hermano o hasta el mismo hijo del responsable de vigilancia del CDR,
quien anteponía la existencia del régimen comunista a los
sentimientos filiales.
Junto a esta verdad histórica han sido muchas las salas de hospitales
habilitadas expresamente para brindar tratamiento siquiátrico a cubanos
cuya única función es espiar, lo que les ha ocasionado graves
trastornos en la personalidad. Aunque no se ha podido confirmar, se dice que uno
de estos centros es el antiguo hospital Topes de Collantes, ubicado en la zona
montañosa del Escambray, donde hay cientos de enfermos, todos
provenientes de las filas del MININT. Allí permanecen meses hasta que se
restablecen, parcialmente en la mayoría de los casos.
Los espías cubanos prisioneros en Estados Unidos de América
son el ejemplo más elocuente de una política que comenzó el
8 de enero de 1959 y no ha parado aún porque es estimulada, entre otras
cosas, por seriales televisivos que se trasmitían varias veces y
episodios extraídos de los propios archivos del régimen.
Actualmente, con el derrumbe de las ideas comunistas, en el seno de la
población cubana el trabajo de espía a nivel de cuadra ha ido
disminuyendo de forma gradual, al extremo de que en muchas ocasiones los vecinos
no saben quién ocupa el frente de vigilancia de las cuadras donde
residen.
Pero de que Cuba ha producido más espías que azúcar,
café, tabaco y ron, es una realidad más que palpable.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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