Todo se
recupera en Cuba
Miriam Leiva
LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - En Cuba todo se recupera. No piense el
lector que se trata de reciclaje de materiales de desecho con el fin de
incrementar las riquezas. Más bien la comparación pudiera hacerse
con un enfermo grave cuyos familiares preguntan al médico si se recuperará.
Han transcurrido 43 años de desidia o menosprecio hacia el cuidado y
mantenimiento de todo lo humanamente imaginable. Desde viviendas, escuelas,
hospitales, carreteras y transporte, hasta familia, valores y hábitos.
Ahora el país está inmerso en un vasto programa de "recuperación"
de las escuelas primarias y secundarias, cuyo estado ruinoso tiene
indudablemente que haber dañado el comportamiento de los niños
hacia la pulcritud, el cuidado propio y el hogareño. Ventanas rotas o
inexistentes, techos por los que se filtra la lluvia, paredes despintadas, baños
sin piezas sanitarias, sin puertas, sin agua, materiales escolares "recuperados",
o sea, libros desgarrados por el uso de año en año, pizarras
descoloridas donde la tiza se hace imperceptible, comedores con bandejas y
cubiertos abollados, se acrecentaron durante generaciones.
Ciertamente, los niños cubanos tienen acceso a la educación,
pero la formación del individuo es mucho más amplia. Por fin las pésimas
condiciones materiales, así como el éxodo masivo de maestros
debido a las mismas y a los bajos salarios, lograron atraer la atención
de las autoridades quizás en gran medida porque ello estaba en flagrante
contradicción con el programa de enseñanza de la computación,
tan publicitado, parte de la vitrina que se ofrecía al exterior.
No ha sucedido una concientización similar respecto al estado de los
hospitales. Posiblemente la crisis económica no permita la actuación
simultánea en los dos frentes de los "logros" gubernamentales.
Un reportaje de la televisión cubana editado en provincia Las Tunas
me llevó a estas reflexiones. Tanto se ha perdido en ese menosprecio por
los valores del pasado que entre las cosas por recuperar se encuentra el néctar
de la caña de azúcar. No se trata de que allí encontraran
una fórmula mágica para recomponer la industria azucarera, bajar
sus costos de producción y prevenir el cierre paulatino y definitivo de
muchos centrales.
Los pequeños trapiches, que desde tiempos coloniales existían
por miles en todo el país, se han recuperado para beneplácito de
los pobladores. Los entrevistados, con admiración, satisfechos, hablaban
de las bondades del guarapo como si se tratara de un jugo recién
descubierto. Hubo quien admitió tomar diariamente hasta cinco vasos. Una
especialista alabó las cualidades nutritivas del guarapo: fuente de
vitaminas y minerales.
La inventiva del cubano, su espíritu de empresa y constancia han
logrado un paliativo para la carencia alimentaria que es intensa en el interior
del país, particularmente en las provincias orientales de las cuales
forma parte Holguín..
Por el occidente no se ha sido tan industrioso pero indudablemente esa
recuperación podría ser una tabla auxiliar de salvación a
la debilidad, como eufemísticamente se le llama al malestar que provoca
el estómago vacío.
En la carretera hacia Pinar del Río también emprendedores
cubanos han instalado algunas guaraperas, pero más bien parece una
demostración folklórica para sacar algunos dólares a los
turistas que se detienen en las cafeterías de venta en divisas.
No vendría mal que cuando la caña de azúcar va camino a
la desaparición, antes que tengamos que hacer planes de "recuperación",
aunque sea para enseñar a nuestros vástagos cómo era esa
gran sustentadora de la economía de esta nación, se extendieran
las modestas guaraperas, a las que habría que garantizarles poca caña
y mucho amor.
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