Publicado el 12 de julio de 2002 en
El Nuevo Herald.
Detenido por contrabando quería traer su familia a EU
El Nuevo Herald. Wilfredo Cancio Isla
La cama permanece aún tendida en la sala del apartamento, junto a la
ventana. Gloria Ojeda no se resigna todavía a creer que su sobrino político
se haya aventurado en un viaje ilegal a Cuba, donde será juzgado bajo
acusaciones de contrabando humano.
''Le dio vida a esta casa por tres meses, cocinaba, limpiaba, me llevaba al
médico... es un muchacho muy cariñoso y trabajador, pero estaba
inconsolable por no tener aquí a su esposa y su hija'', recordó
Ojeda, de 81 años. "Creo que fue un acto de desesperación''.
José Gabriel Cruz Rodríguez, de 30 años, había
cumplido un largo trayecto antes de radicarse junto a Ojeda en el apartamento de
La Pequeña Habana. En septiembre del pasado año salió de la
capital cubana rumbo a Rusia y aprovechó la escala en España para
solicitar asilo allí.
Posteriormente logró viajar a Estados Unidos, donde se acogió
a la Ley de Ajuste Cubano. Fue así como llegó a la casa de Ojeda
el pasado mayo.
Esta semana, el gobierno cubano anunció la captura de Cruz en la zona
de Juan Francisco, municipio de Camajuaní, en Villaclara, tras penetrar a
bordo de una lancha rápida en aguas territoriales de la isla. Fue
detectado por las Tropas Guardafronteras la noche del pasado 3 de julio en la
zona de Punta Higuereta, en el municipio de Encrucijada.
Entonces, según la versión oficial, Cruz y su compañero
de aventura, César Rufino Díaz Aparicio, saltaron de la embarcación
al mar. Díaz fue arrestado horas después, pero Cruz logró
alcanzar la orilla y ocultarse hasta su captura dos días después.
Las autoridades cubanas dijeron que ambos serán ''juzgados con todo
rigor'', por lo que podrían encarar condenas hasta de 20 años de cárcel.
Pero la historia de estos hombres no encaja en la tradicional imagen del
contrabandista diestro en operaciones marítimas y motivado por
enriquecerse con el cobro de su servicio.
Lo que Ojeda testimonia es la pasión de dos individuos que perseguían
el sueño de una inmediata reunificación familiar.
''[Cruz] me decía que si hubiera sabido lo que es estar separado de
su hija y de su esposa no se hubiera ido nunca de Cuba'', contó Ojeda,
quien emigró de la isla en 1962 y trabajó en Nueva York como
maestra antes de radicarse en Miami.
La esposa de Cruz, Mayelín Fundora, de 26 años, es doctora y
laboraba en el poblado villaclareño de La Esperanza. El matrimonio tiene
una hija, Melisa, de 3 años. De acuerdo con la información
publicada, en el lugar del incidente fueron detectadas 15 personas que esperaban
por la lancha, entre ellas dos niñas de 3 y 5 años,
respectivamente.
''Llamaba constantemente a Cuba y casi siempre terminaba llorando, cuando la
niña le preguntaba cuándo iba a regresar'', narró Ojeda. "Me
decía que se iba a morir si no las volvía a ver pronto''.
Díaz, que había salido de Cuba ilegalmente en el 2000, comenzó
a visitar entonces la casa. Ambos se conocían desde la niñez, pues
sus familias son oriundas de Ranchuelo, Villaclara. Díaz vivió
anteriormente en Nueva Jersey.
''César era muy noble; se sentaban los dos aquí en la sala
para hablar de reunirse con sus familias y casi siempre terminaban muy
tristes'', agregó la anciana.
Ojeda no tuvo nunca indicios de la operación que los dos hombres
empezaron a fraguar. Sólo se percató de que en las últimas
semanas Cruz llegaba frecuentemente tarde a la casa.
El Servicio Guardacostas confirmó a las autoridades cubanas que la
lancha marca Yamaha, incautada en el operativo, poseía matrícula
de la Florida. Según versiones que han circulado en el vecindario, Cruz y
Díaz lograron comprar una embarcación defectuosa, la repararon por
varias semanas y la equiparon para hacer la travesía.
''Me decía que estaban reparando un carro que quería vender'',
añadió.
La última vez que Ojeda vio a Cruz fue a comienzos de la pasada
semana. Luego sobrevino la noticia del arresto en Cuba.
''Es una tragedia. La tragedia de un hombre que no podía vivir
separado de su familia'', comentó la mujer.
Llegan a Cuba las primeras manzanas de EU en 40 años
La Habana. Raquel Martori / Efe
El primer contenedor de manzanas de una compra realizada por Cuba a una
compañía norteamericana llegó ayer a La Habana, en una
operación comercial que desafía el embargo económico
mantenido por Estados Unidos durante más de cuarenta años contra
la isla caribeña.
El cargamento comprado por la empresa estatal cubana importadora de
alimentos (Alimport) a la compañía estadounidense Northern Fruit,
del estado de Washington, es de unas 20 toneladas de manzanas por un valor
cercano a los $20,000, pagados al contado.
Este es el primer envío de manzanas norteamericanas a Cuba desde 1961
y también el primero de un total de 15 contenedores contratados, según
explicó el ejecutivo de ventas de la Northern Fruit, Jorge Sánchez.
Agregó que obtuvieron hace poco más de dos meses la licencia
del gobierno estadounidense para vender este producto a Cuba.
''Para nosotros es muy importante, porque a la larga puede ser el principio
de una mejor relación con Cuba'', declaró.
El presidente de Alimport, Pedro Alvarez, consideró ''un
acontecimiento histórico'' esta operación de compraventa de
manzanas entre Cuba y Estados Unidos, que afirmó "responde a un
interés nuestro porque es un producto que también gusta en Cuba''.
Las primeras compras de alimentos y productos agrícolas realizadas
por Cuba en más de 40 años a empresas de EU fueron autorizadas a
fines del año pasado por el gobierno de Washington para paliar los daños
ocasionados en la isla por el paso del devastador huracán "Michelle''.
Según Alvarez, hasta la fecha su país ha comprado más
de $115 millones en alimentos a empresas de Estados Unidos y "debemos
--apuntó-- estar rondando los 100 millones de dólares pagados a
los productores americanos y a las compañías navieras''.
Alvarez dijo que Cuba "es un mercado, como hemos dicho, de $1,000
millones en un año y puede alcanzar en los próximos años
entre $1,400 a $1,500 millones de compras en alimentos''. |