CUBANET .INDEPENDIENTE

11 de julio, 2002


Una mujer en el Escambray: Se busca una solución (IV)

Héctor Maseda, Grupo Decoro

LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - Emilio Carretero asumiría la jefatura de las fuerzas insurgentes a la muerte de Tomás San Gil, como se ha señalado, en 1962. Su mandato duraría unos meses. El macizo montañoso central ya no constituía un escenario de lucha adecuada para los guerrilleros. La correlación de fuerzas era sumamente adversa para ellos, al punto que la región se transformó en una enorme trampa.

"Carretero comprendió -señala Florencio Becquer- que la situación militar había empeorado para los grupos irregulares a partir de agosto de 1962. Esta opinión no la compartían otros jefes de grupos y regiones, cuyo optimismo se negaba a reconocer esa realidad. Carretero estaba obligado a buscar un camino que le permitiera salvar, si no a toda, al menos a una parte de la tropa. Evacuarlos de la cordillera y posteriormente sacarlos del país por vías clandestinas, pero seguras, era uno de sus objetivos. El otro sería mantener el foco de la lucha armada. Definido lo que se iba a hacer, ahora restaba lo más importante: cómo lograrlo".

Fue en estas condiciones que Emilio Carretero conoció personalmente a Alberto Delgado.

"Este hombre, Alberto Delgado - refiere Mayra- trabajaba como colaborador de la guerrilla, y era conocido en la zona que va desde Trinidad hasta Topes de Collantes. Delgado, como se supo posteriormente, era un agente de la policía política del gobierno infiltrado en las filas de los combatientes anticastristas. Se convirtió en la punta de lanza de un meticuloso plan organizado por la inteligencia para atrapar vivos a los jefes y miembros de la guerrilla. Además, se pudo conocer que ese cuerpo especializado poseía la información de que muchos combatientes habían abandonado el país por varios puntos geográficos con éxito. Esta última realidad fortalecía la operación de engaño, hacía más creíble la posibilidad de que en el Escambray también se pudiera sacar a los combatientes que allí operaban. La G-2 aprovechó el aislamiento en que se encontraban los grupos de combate para hacerles su jugada.

"Alberto Delgado le propone a Carretero la posibilidad de sacarlo de allí en unión de algunos de sus hombres con destino a los Estados Unidos. Emilio aceptó la sugerencia en principio, pero receloso como era, le exige más información. Alberto se recrea en algunos detalles, por ejemplo, que la salida se realizaría en un barco norteamericano que los esperaría a unas millas de las costas. Para llegar al barco se desplazarían en un bote que Delgado buscaría. La salida sería por la costa sur de la provincia y contaba con la aprobación de las organizaciones opositoras urbanas radicadas en Cuba y en el exilio. Yo no sé si Cheíto León estuvo presente en estas conversaciones, pero cuando Emilio le contó el plan, León dudó de su realización y le dijo a Carretero que él no confiaba en Alberto Delgado, quien tenía fama de trabajar para la Seguridad del Estado. Cuando Emilio le contó a mi esposo, éste le dijo: ten cuidado con Delgado, te va a embarcar".

Florencio explica:

"Carretero no confió en Delgado, pero asumió los riesgos personalmente. Sería él quien primero probaría la efectividad de la operación. Si era una trampa se convertiría en la primera víctima. No tenía otra opción. Y en consecuencia concibió un plan secreto con León para que éste confirmara si el llegaba o no a su destino. El plan consistía en una contraseña que sólo ambos conocían y que debería llegar transcurridos ocho días después de su partida. Si esta señal no llegaba a Cheíto, ya no habría dudas: Alberto Delgado era un agente de la inteligencia cubana".

Daysi interrumpe bruscamente el relato de su marido y concluye:

"La G-2 se empleó a fondo en este plan. No escatimó recursos técnicos ni humanos para lograrlo. Sabían que de triunfar su operación otros jefes y sus grupos seguirían confiados el camino de Carretero. Cumplida la primera etapa, cuyos detalles desconozco, es decir, la supuesta exfiltración de Carretero, Cheíto León nunca recibió la contraseña acordada. Pasaban los días, y nada. No dudó más y ordenó la captura de Alberto Delgado, quien había ocasionado la muerte, la captura y el fusilamiento de varios hermanos de lucha. Tuvo que enfrentar un juicio en campaña y fue ajusticiado. El resto es historia conocida. Emilio y sus hombres fueron apresados, incomunicados, juzgados y condenados a fusilamiento".

Asumido el mando de la guerrilla en el Escambray por Cheíto León, el nuevo jefe se reunió con los hombres que mantenían el grito de rebeldía. Según testimonios de algunos familiares de los insurrectos, León expresó: "Caballeros, no podemos esperar ayuda de ninguna parte ni salir jamás de las lomas. Yo no abandono el Escambray. Esto aquí es a morirse".


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