Eduardo A. Palmer /
El Nuevo Herald.
Julio 10, 2002.
Llegué al exilio en noviembre de 1960. Desde entonces, además
de trabajar en empresas de medios de comunicación para ganar el sustento
de mi familia, me he dedicado a hacer documentales y programas de televisión
condenando la tiranía que gobierna Cuba desde 1959. Para poder ayudar a
todas las organizaciones del exilio por igual, nunca me he afiliado a ellas y así
he podido brindar mi apoyo, yo diría que a todas en un momento u otro en
el curso de estos 41 años. No pretendo enumerar las distintas ocasiones
en que he dicho presente, cuando alguna organización del exilio ha
solicitado mi ayuda.
El motivo de este artículo es enfocar una política económica
respecto a la lucha por derrotar a la tiranía castrista y que Cuba vuelva
a ser libre. Las distintas agrupaciones del exilio básicamente se
mantienen y operan con el apoyo económico de los miembros que las
componen, llevando los directivos de las mismas la carga más pesada. Esto
no es suficiente. Es necesario levantar fondos y recursos de varios millones de
dólares inicialmente y mantener un ritmo de ingresos de por lo menos
medio millón de dólares mensuales para realizar una campaña
efectiva, no sólo en los Estados Unidos, sino también en Europa y
América Latina.
¿Cómo es posible que millonarios cubanos del exilio donen
millones de dólares para las artes, universidades y otras instituciones,
muy meritorias por cierto, pero que la mayoría de estos millonarios no
aporten algunos millones a un fondo común para una campaña
internacional, organizada, para combatir a Castro en los medios de comunicación
y por otras vías? Con suficiente dinero se podría hacer lo
siguiente:
A) Comprar espacios de página en los periódicos de Estados
Unidos y del extranjero, para informar cómo la dictadura cubana es un
gran peligro para la seguridad del mundo.
B) Comprar espacio en sistemas de cable en Estados Unidos y en América
Latina para exhibir documentales (que ya se han hecho y por lo tanto no habría
gastos de producción), exponiendo los vínculos de Castro con el
terrorismo, con el narcotráfico, con la subversión mundial y,
también, cómo se violan en Cuba los derechos humanos de sus
ciudadanos.
C) Hacer aportes a las campañas de políticos que simpaticen
con nuestra causa.
D) Hacer aportes a las campañas políticas de los candidatos
contrarios a aquellos legisladores y senadores que simpatizan con la tiranía
castrista.
E) Producir mensajes para radio y TV denunciando la realidad del holocausto
cubano. Se pueden usar testimonios de personalidades internacionales que
condenen al régimen castrista y pidan una apertura democrática en
Cuba.
F) Colocar estos mensajes de radio, TV y prensa en países que
promueven el turismo hacia Cuba, principalmente Canadá, Alemania, España
e Italia.
G) Parte de la campaña debe encaminarse a reducir el envío de
dinero y los viajes de los exiliados cubanos a Cuba.
H) Apoyar económicamente a los grupos de la disidencia interna. Esto
puede parecer un proyecto difícil, pero es muy factible si cada cubano
que desea la libertad de Cuba aporta una cuota mensual. Hay muchas
organizaciones serias en el exilio que pueden hacer una gran labor como la
indicada, estas son: Unidad Cubana, el Foro Patriótico, Fundación
Nacional Cubano Americana, Consejo para la Liberación de Cuba, Directorio
Democrático Cubano, Plantados por la Libertad en Cuba, la Junta Patriótica,
Cuba Independiente y Democrática, Alfa 66 y algunas más. Hay donde
escoger y si el donante no quiere hacer un aporte a una organización en
el exilio, puede hacerlo al ''Cuban Information Committee'' , el cual fue creado
hace años para ese propósito.
Cada organización manejaría los fondos que reciba, pero debe
haber una coordinación para evitar duplicidad de esfuerzos y es necesario
tener unidad de temática en la campaña. Hay en el exilio expertos
publicitarios, psicólogos, empresarios, profesionales y políticos
que, juntos, pueden trazar la política a seguir, el contenido de los
mensajes y publicaciones, la compra efectiva de espacio en los medios, y el
calendario de la colocación de los mismos. De acuerdo con los fondos
existentes, se asignarían a las organizaciones las distintas tareas a
realizar dentro de la campaña total.
Nos toca a los que componemos el exilio histórico, los que salimos de
Cuba entre 1959 y 1980, desarrollar esta tarea. Los que han salido de Cuba en
los últimos 20 años y los que eran muy pequeños cuando
comenzó la revolución, o nacieron después de 1959, han
recibido todo el impacto de la propaganda comunista monopolizada por la
dictadura. Con honrosas excepciones, a este grupo no le interesa luchar por la
libertad de Cuba. Muchos, ahora en el exilio, me han dicho que después de
décadas de Fidel, marchas, tarjetas de racionamiento, humillaciones,
hambre y represión, no quieren saber nada de Cuba. Claro está,
criticar es fácil, comprender es difícil, pero este grupo no
conoció lo maravillosa que era Cuba hasta 1959, con libertad y
prosperidad.
Tampoco podemos depender de gestiones, aunque meritorias como el Proyecto
Varela. El formidable artículo escrito por el señor Ignacio Sánchez,
publicado recientemente, explica bien claro cuál es el único
camino para lograr la libertad de Cuba. Es cierto que hay en el exilio muchas
organizaciones y esto puede dar señales de divisionismo, pero no es así;
todas están de acuerdo en que el enemigo común es Castro, aunque
difieran en el método a seguir para acabar con la dictadura castrista.
Este artículo lo he escrito por amor a mi patria. No aspiro a una
carrera política aquí en los Estados Unidos ni en la Cuba del
futuro. Hay muchos buenos cubanos en el exilio y dentro de la isla a quienes les
tocará esta tarea. La situación actual de Cuba es crítica,
ahora es el momento de actuar y si no hacemos un mayor esfuerzo, como éste
que sugiero u otro parecido, seguiremos por muchos años en el destierro.
Y lo mereceríamos.
Productor de documentales y subgerente de la firma TVC Televisión,
con sede en Miami.
© El Nuevo Herald |