CUBANET .INDEPENDIENTE

10 de julio, 2002


Para la Constitución el papel es "muy caro"

Manuel David Orrio, CPI

LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - Un programa humorístico que existió en la televisión cubana durante años quedó en la memoria colectiva nacional como ejemplo burlón de esa política "municipal y espesa" tan criticada por José Martí, y tan distintiva del modo isleño allende y aquende los mares de ocuparse de la república.

San Nicolás del Peladero se llamó el espacio televisivo, tal como el pueblo imaginario donde un alcalde autoritario y corrupto hacía de las suyas en complicidad con un periodista que reclamaba su parte del pastel con una frase aplicable a esta era cubana del picadillo de soya. Eufrates del Valle, director del supuesto El Imparcial, apoyaba las alcaldicias trapisondas siempre y cuando se atendiera a su principal reclamo: "El papel está muy caro".

A más de veinte años del programa final todo parece indicar que a la Cuba de Fidel Castro pudiera retornar el fantasma de Eufrates del Valle, quizás encarnado como alto directivo de la prensa oficiosa, y con todo el papel del país a su disposición para publicar una edición de todos los discursos pronunciados en las sesiones del parlamento de Cuba, donde se aprobó la llamada irrevocabilidad del sistema político, económico y social imperante en la isla.

Según el diario Granma, al precio de tres pesos se venderá en los estanquillos un juego de folletos impresos en formato tabloide en los cuales el lector acucioso y paciente podrá engolfarse en más de un centenar de ejercicios oratorios realizados por los diputados isleños durante las sesiones de marras. Nada de juego: ¡96 páginas de alocuciones!, en país cuyo más importante órgano de prensa no rebasa como norma las ocho páginas diarias.

Paradojas, tropicales paradojas cubanas. Si por un lado parece que el papel "no está muy caro" para publicar esas intervenciones (¡guárdeme Dios de juzgarlas!), por el otro sí parece "estarlo" para que el poder de Cuba cumpla con el elemental deber de difundir a todo vuelo la Constitución vigente en la isla, cuya impresión en idéntico formato y tipografía adecuada no debe de rebasar un folleto de diez páginas. O sea, que se puede imprimir una edición de la ley de leyes nueve veces superior a la de los tabloides contentivos de los discursos parlamentarios, para así realizar una contribución sustancial al conocimiento popular de los deberes y derechos establecidos por el texto constitucional. Muy, pero que muy ignorados por el cubano de a pie.

No ahora, en tiempos de papel "bien caro", cuando en 1986 se contaba con existencias para despilfarrar, una encuesta realizada a instancias del parlamento reveló que dos tercios de los sondeados desconocían que la Constitución es la primera ley de la república. De ellos, el 44 por ciento de quienes calificaron en la categoría laboral de dirigente.

Si en 1986 dicho sondeo mostró semejante ignorancia, no se peca de exagerado si se afirma que hoy el 80 por ciento de los cubanos en edad de votar desconocen los deberes y derechos establecidos por la Constitución, más allá de reconocer las limitaciones de ésta en términos democráticos internacionalmente aceptados. Por lo tanto, y en buen castellano, se trata de una inmensidad de compatriotas de inicio indefensos ante cualquier arbitrariedad del poder proveniente de cualquiera de las instancias, y entre las cuales se destacan las derivadas de un apreciable número de leyes inconstitucionales alegremente aprobadas por el parlamento de Cuba.

Mucho ocurre a los periodistas el verse en la obligación de pronunciar la célebre frase: "El rey está desnudo". En este caso el soberano de Cuba, no otro que el pueblo cubano, está literalmente en cueros a la hora de exigirle civismo. Si ni siquiera conoce sobre cuáles bases terminantemente aceptadas puede iniciar la práctica de ese civismo -como firmar o no un documento y quedar en paz con su conciencia- de manera tal que el reclamo justo otorgue el inmenso poder sicológico significado por la capacidad de defender algo reconocido por la ley, bien poco puede esperarse de algo distinto a las complicidades oportunistas derivadas del temor. Se puede criticar a la Constitución cubana, pero no desconocerle ese lado civilista, por lo menos proclamado, cuyo conocimiento masivo puede deparar al gobierno de Fidel Castro más de una sorpresa.

Quizás por ello para la Constitución cubana el papel "está muy caro".


Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.


[ TITULARES ] [ CENTRO ]

Noticias por e-mail

La Tienda - Libros , posters, camisetas, gorras

In Association with Amazon.com

Busque:


BUSQUEDA

Búsqueda avanzada


SECCIONES

NOTICIAS
Prensa Independiente
Prensa Internacional
Prensa Gubernamental

OTROS IDIOMAS
Inglés
Aemán
Francés

SOCIEDAD CIVIL
Introducción
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
MCL
Fraternidad de Ciegos
Seguidores de Cristo
Estudios Sociales
Ayuno

DEL LECTOR
Cartas
Debate
Opinión

BUSQUEDAS
Archivos
Búsquedas
Documentos
Enlaces

CULTURA
Artes Plásticas
Fotos de Cuba
Anillas de Tabaco

CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe Anual
Correo Electrónico


CubaNet News, Inc.
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887