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Holguin, Cuba. 25 de junio, 2002
A: Las Iglesias en todo el mundo, organizaciones de derechos humanos, ppinión
pública nacional e internacional. SOS.
Soy Juan Carlos Gonzalez Leiva, un ciego cubano que desde el 4 de marzo me
encuentro confinado en las cárceles de la Seguridad del Estado cubana.
Hoy le dije a mis familiares en la visita, frente a los oficiales Urgelles,
instructor que me atiende y el mayor Faguo, jefe de la unidad que nos
custodiaban, que " yo sabía que no saldría con vida de este
lugar ya que me siento en peligro de muerte".
Pido asistencia médica y, aunque me han visto diferentes
especialistas. no me hacen pruebas para saber cual es el origen del problema.
Tengo un fuerte dolor en el pecho que quedó como secuela de una pastilla
que tomé, prescripta por una psiquiatra del MININT que me hizo perder el
conocimiento. El dolor es en el centro del pecho, como un ardor que irradia
hacia ambos brazos, me coge las axilas y me acalambra las manos. En momentos es
muy fuerte. La Dra. Dania Marques Cabrera, que atiende al penal y los oficiales
me dicen que no tengo nada.
La Dra. me dijo el otro dia que no le tuviera tanto miedo a la muerte, que
todos tenemos ese destino y que si me muero, me entierran y ya. Yo le pregunté:
¿Ud. quiere morirse? A lo cual me contestó: "No, pero yo tengo
una razón para vivir." ¿Piensa ella acaso que nosotros, los
defensores de los derechos humanos, no tenemos una bella razón para
vivir? Ellos parecen ver alimañas en nosotros y no seres llenos de
sensibilidad, humanidad y amor.
Aclaro que no temo a la muerte, pero sí amo la vida. Yo pienso que
ellos están tratando de matarme poco a poco, destruyendo mi sistema
nervioso y mi corazón.
Esta doctora me ha puesto planes diferentes, pero sin un diagnóstico
definido. Tan pronto dice que tengo osteo-condritis, luego esofaguitis y muchos
otros problemas. La semana pasada, sin nunca haber sido hipertenso, (aunque
ahora ella dice que lo soy), tenía 160 con 100. Mi presión
arterial normal siempre ha sido 110 con 70.
Mientras discutía sobre mi salud con esta doctora -que mi diagnóstico
actual es que no
tengo nada-, el recluso compañero de celda mia se metio en la
conversación y amenazó con cogerme cuando estuvieramos solos y
darme una golpiza en la tarde. Todo esto vino porque pedí ayuda médica
que no me quieren dar.
En lugar de ello me encerraron solo en mi celda, ciego como soy, y no me dan
ni aire ni sol, por lo que la claustrofobia que comencé a padecer en
este lugar me ha llevado a tomar mas medicamentos de los nervios.
Este recluso que me amenazó de muerte ha estado robandome mis
pertenencias, alimentos y medicamentos. Yo les dije que sacaran a este hombre de
mi celda pues no hay garantias a su lado, por lo que ahora estoy aislado
completamente y cuando grito por ayuda nadie puede oirme. Sólo me ven
cuando viene el control de rutina.
No puedo comer, tengo la digestión como paralizada. La doctora me
acusó de estar "plantado". Le aclaré que no lo estoy,
que es que tengo una inapetencia total. Sólo puedo ingerir un poco de
liquido. Lo demás no puedo comerlo, aunque me lo proponga. Me siento tan
enfermo que estoy seguro que sólo Dios puede abrir las puertas de esta
prisión para que yo salga con vida. Y en El confio.
Yo sé que ellos estan tratando de destruirme. Pero si muero, lo haré
feliz sabiendo que lo hago por defender la causa que es Dios, es decir,
defendiendo los derechos que El nos dio al crearnos y defendiendo el amor a
nuestro Padre y al prójimo.
El otro día la enfermera llamó a la doctora y le dijo que me
había dado un infarto ¿Por qué juegan con estas cosas? También
la doctora me dijo que la semana pasada un recluso común habia matado de
una puñalada a un preso político en una de las cárceles de
aquí de Holguín. ¿Qué se pretende con decirme estas
cosas?
Un oficial me dijo que cuando uno se quiere morir, se muere, como haciendo
ver que yo estoy provocando mi propia muerte. Le repito que no es asi. El dolor
que tengo en el pecho es real. A pesar de todo lo que siento, sigo confiando en
Dios y en nuestro Señor Jesucristo. Nunca retractaré mis
principios.
Pido a todas las personas a quienes envío esta carta que intercedan
por mí y mis compañeros de causa a quienes se nos acusa de delitos
comunes, siendo defensores de los derechos humanos, a quienes ni siquiera se
les concede el beneficio de la fianza.
Con amor los abrazo y confio en su ayuda.
Juan Carlos Gonzalez Leiva
NOTA: De los ocho detenidos con Juan Carlos, por lo menos
tres han expresado denuncias similares: Delio Laureano Resquejo le dijo a un
amigo en una carta que no saldría vivo de la cárcel: padece una
hipertensioón mantenida y un dia perdió el conocimiento. Lexter Téllez
Castro oyó cuando un guardia le decia a otro recluso que lo matara. A
Carlos Brizuela Yera le pusieron un recluso que lo provocaba para atacarlo.
Carta leida por la esposa de Juan Carlos Gonzalez Leiva via telefónica
desde Cuba. Grabada y transcrita en EE.UU. por la Coalición de Mujeres
Cubano-Americanas. Traducida al inglés en EE.UU por el Puente
Informativo Cuba Miami. E-mail: Joseito76@aol.com.
Dado al Puente Informativo Cuba Miami el 29 de junio del 2002. |