Cubanos al
borde de la desesperación
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - El poder adquisitivo de la población
se ha afectado notablemente al reducirse en un 28,6 por ciento el salario
promedio mensual de un trabajador cubano expresado en dólares.
A esta conclusión se llega si se analiza el estudio realizado por el
economista Arnaldo Ramos, vicedirector del Instituto Cubano de Economistas
Independientes, quien afirma que desde finales de 2001 el trabajador cubano
invierte 27 pesos para adquirir un dólar, en lugar de los 21 pesos que
empleaba hasta esos momentos con igual fin.
Puede parecer una simple especulación dentro de los rejuegos de la
economía interna. Sin embargo, no es así si se tiene en cuenta que
los salarios no aumentaron.
La mayoría de los cubanos que no reciben dinero del exterior están
obligados a cambiar una parte importante del sueldo en divisas para acceder a
los artículos de primera necesidad (alimentos, calzado, prendas de
vestir, productos de aseo personal, útiles del hogar y medicamentos) que
no se distribuyen o su oferta resulta insuficiente.
Una señora de mediana edad y porte distinguido se retiraba de la
tienda por departamentos "Maisí", ubicada en la calle Infanta
en el municipio Centro Habana. Es una tienda "dolarizada". Llevaba una
bolsa plástica en sus manos. En su interior algunos artículos recién
adquiridos. Me acerqué e indagué sobre su situación económica.
- ¡Ay, señor! -me dijo-, yo vivo con mi mamá de 81 años,
jubilada y enferma. Soy arquitecta. Mensualmente tengo que comprar aceite y
algunas carnes rojas para ella, además, jabones, pasta dentífrica,
frazadas de piso y papel sanitario. Estos productos sólo se pueden
conseguir en tiendas que venden en divisas. Estoy obligada a convertir el 85 por
ciento de mi salario, 340 pesos, y todo el dinero de la jubilación de mi
madre, 90 pesos, para obtener esos productos de primera necesidad. Hace dos años
que no podemos invertir en ropa y calzado ni cubrir el resto de las necesidades.
El dinero no alcanza para nada. Yo sé que así prolongamos nuestra
agonía diaria, pero ¿qué podemos hacer? Hay que seguir
viviendo y esperar a ver qué pasa".
Al análisis realizado por Arnaldo Ramos hay que añadir otro
elemento que perjudica la economía doméstica. Las personas que
reciben remesas familiares del exterior también han visto reducidas sus
entradas no sólo como consecuencia de los sucesos del 11 de septiembre
sino por la medida que adoptó el gobierno cubano en los primeros días
de mayo de aumentar los precios a la mayoría de los artículos que
se venden en los comercios recaudadores de divisas en cifras que oscilan entre
el 10 y el 30 por ciento.
Sin embargo, de guiarnos por los voceros del régimen, en el país
las cosas marchan sobre ruedas. Recordemos las palabras pronunciadas por Carlos
Lage, secretario ejecutivo del Consejo de Ministros ante el parlamento cubano en
diciembre de 2001: "No hay motivo para el desánimo". Justamente
en ese momento se devaluaba la moneda nacional en un 30 por ciento.
Lo cierto es que día tras día la supervivencia familiar en
Cuba se torna más difícil para el ciudadano común.
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