¿Estampida
de los votantes?
Miriam Leiva
LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - De toda Cuba llegaban noticias sobre
infinidad de personas esperanzadas con que el 4 de julio, Día de la
Independencia de Estados Unidos de América, se aproximarían barcos
a las costas o se podrían usar embarcaciones rústicamente
construidas para partir hacia el país vecino.
Aumentó el número de personas que merodean las costas de
manera más o menos discreta. Se hablaba de guardias de familias por
turnos, de gente que vendía sus escasas propiedades para conseguir con qué
construir endebles balsas. Circulaban muchos rumores.
Esta situación se producía -increíblemente- después
del gran "plebiscito" efectuado los días 24, 25 y 26 de junio,
cuando más de ocho millones de cubanos "respaldaron" mediante
sus firmas la reforma constitucional por la cual hicieron intangible al régimen
político, económico y social existente. Esto equivale al 99.37 de
las personas aptas para votar, según la información oficiosa.
Si el pueblo cubano acudió voluntariamente a ese evento, ¿cómo
es posible que tan sólo el 3 de julio el propio gobierno haya tenido que
dar a conocer por radio y televisión una nota alertando que no se
permitiría la salida ilegal del país?
Llama la atención que este comunicado no fue publicado en el órgano
oficial del Partido Comunista de Cuba, el periódico Granma, ni en otros
medios impresos.
Como ya resulta recurrente, se culpó a los cubanos residentes en
Miami de estimular las frustradas esperanzas migratorias. Pero, ¿acaso
ellos tienen tanto poder de convocatoria en Cuba como para estimular a personas
que han respaldado tan resueltamente al régimen para que cambien de
actitud de la noche a la mañana, y decidan lanzarse al mar a una suerte
azarosa?
En realidad, desde que por esos días se conoció la posibilidad
de que Cuba rompiera los acuerdos migratorios con Estados Unidos de América
y cerrara la Oficina de Intereses en La Habana, por doquier se escuchaban
expresiones de preocupación ante la eventualidad de ver frustradas las
esperanzas de obtener visa para ese país, ya fueran para viajes
temporales de visita a familiares o permanentes.
Si bien es imposible cuantificar la cantidad de personas en ese estado de
ansiedad, el clamor popular daba una clara impresión de amplia magnitud.
Resulta lamentable que los cubanos perciban el abandono de la Patria como única
esperanza de mejoramiento espiritual y como solución a las carencias
cotidianas.
Sin embargo, no hay que ser versado en economía para comprender que
la crisis se agudiza y las perspectivas de tener un futuro mejor son inciertas,
máxime cuando se ha legislado la imposibilidad de alcanzar algún
cambio en el status quo existente.
Este conato de estampida constituyó una muestra de que la presunta
votación voluntaria no ha reflejado la realidad, y que subyace un
sentimiento de frustración aparentemente profundizado por el propio método
compulsorio empleado para comprometer a toda la ciudadanía con los
intereses del régimen.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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