Lo barato
sale caro
Amarilis Cortina Rey, Cuba-Verdad
LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - Afirmar que el comunismo es bueno desde
un país democrático no tiene gracia. Lo gracioso es vivir en Cuba
y decir que te gusta, por ejemplo, viajar en un camello, no poder estudiar la
especialidad por la cual se siente vocación, alimentarte con los pocos y
malos productos que venden por la libreta de racionamiento, que raciona al
extremo que la gente sólo puede comer unos pocos gramos de carne de res
una vez al año.
No poder entrar a los hoteles del país porque uno es ciudadano del país.
No poder matar una res de su propiedad para comer su carne aunque el dueño
del animal o su familia se mueran de hambre. No tener acceso a la literatura que
se desee o a la información que se busca. Tener que fingir constantemente
y educar a los menores en esa falsedad para poder conservar el empleo mal
remunerado o no troncharle a ellos la futura carrera que le asigne el Estado.
Vivir constantemente con el temor a enfrentar la justicia por cualquier
negocio ilícito que haya que hacer para conseguir algunos alimentos
extras, o un desodorante, un paquete de café, un tubo de pasta dentífrica
u otros productos necesarios para la vida, porque si no se consiguen fuera de la
ley establecida no hay cómo obtenerlos.
No poder vender los mangos del árbol del patio propio porque te
multan, ni vacacionar en ningún sitio del país ni fuera de él,
como tampoco se puede salir y regresar a Cuba como lo hacen los ciudadanos de
otros países.
Llegar a un hospital y ser atendido por un médico que, además
de hambriento y amargado, no dispone de los medicamentos ni los equipos
necesarios para atenderte debidamente y calmar el mal.
Tener que depender de los familiares que lograron salir del país para
comer alimentos con aceite o bañarse con jabón o comprar un par de
zapatos, entre otros productos que sólo se venden en dólares.
Tener toda esperanza, la única esperanza de mejorar la vida y ser
libre dependiendo del sorteo de visas estadounidenses o de una salida hacia
cualquier otro país del mundo.
Y concluyo la lista porque sería interminable.
Todo esto sucede hace más de 43 años. A cambio de tener
hospitales y médicos, escuelas con televisores y algunas salas de
computación por los que no hay que pagar.
Pues bien, si alguien lo duda, más del 99 por ciento de la población
cubana está contenta de vivir así, y lo acaba de expresar en una
consulta popular en la que firmó, escribió sus nombres, apellidos
y números de carné de identidad.
No es gracioso.
Lo barato sale caro. Yo prefiero que me dejen trabajar, que no me pongan
trabas, que brote la iniciativa del cubano, muy poderosa, y que me cobren el
hospital, los médicos, los estudios. Pero déjame ser libre.
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