Luis Gómez y Amador.
El Nuevo Herald,
julio 2, 2002.
El 4 de junio pasado, un cubano aseveraba en una carta publicada en este
periódico que Tomás Estrada Palma ''fue impuesto por este país
(Estados Unidos, se entiende), por ser ciudadano americano. No le correspondía
ser el primer presidente de mi Cuba; por derecho le correspondía al mayor
general Bartolomé Masó. Le quitaron la presidencia; por ello todo
comenzó mal'' [ver Mandatario impuesto, Correo Postal & Electrónico].
En tres líneas y media ese señor comete cinco errores históricos
y hace cinco interpretaciones carentes de base histórica. Como creemos
que hay muchos cubanos que por ignorancia, estudios muy limitados, influencias
políticas castristas y, tal vez, por haber aprendido la historia
distorsionada desde 1959 hasta el presente, hacemos este trabajo para poner las
íes en su correspondiente sitio, y para aclarar los hechos a los que
tengan el deseo y la voluntad de conocerlos como ocurrieron, o la curiosidad
(los griegos la llamaban fuego divino) para saber más y mejor la historia
de Cuba.
Don Tomás no ''fue impuesto por ser ciudadano americano'' ya que
renunció a esa ciudadanía el 28 de noviembre de 1901, antes de ser
elegido presidente el 31 de diciembre de ese año. Por lo tanto era ya,
jurídicamente, cubano. Fue un hecho común, entonces, como lo es
hoy día, adquirir la estadounidense por razones bien obvias. El general
Juan Ríos Rivera le había escrito a don Tomás pidiéndole
que le aclarara su pensamiento político como potencial candidato
presidencial. Recibida la respuesta, su candidatura ''surgió en una reunión
celebrada en la casa del general Emilio Núñez, en La Habana''. El
generalísimo Máximo Gómez fue a visitarlo a New Jersey y le
pidió que aceptara la candidatura presidencial y su apoyo total, que en
aquellos días era el libertador más admirado y respetado en Cuba,
y cuyo peso fue un factor definitivo para ganar las elecciones, aunque Masó
no se hubiera retirado de la contienda electoral, como lo hizo. En esa respuesta
decía Estrada Palma: a) ''Que concedería beneficios a los
productos de Estados Unidos a cambio de que Estados Unidos hiciera lo mismo con
el azúcar y el tabaco'' (observe que don Tomás no era
necesariamente un maniquí de Washington: defendía los intereses
económicos, bien a las claras, de Cuba; b) ''Que la Hacienda tenía
que organizarse y administrarse con honestidad y moderación'' (note que
así lo hizo al pie de la letra. Y que no se robó ni un centavo del
tesoro nacional); c) ''Que estaba de acuerdo con el pago a los miembros del ejército
libertador, previo el examen de las listas de sus componentes y de acuerdo con
las posibilidades económicas de Cuba'' (tome nota de su sentido de
justicia con los libertadores no sólo para ayudarlos a su ajuste a la
paz, sino también para inyectarle una valiosa y necesaria cantidad de dólares
a la arruinada economía nacional para acelerar su recuperación);
d) ''Y que las relaciones de Cuba con EU deberían regirse por la enmienda
Platt, añadiendo que era necesario gestionar para que Estados Unidos
reconociera la soberanía de Cuba sobre la Isla de Pinos'', que en el
Tratado de París, del 10 de diciembre de 1898, su status quedó
pendiente de futuras negociaciones (tome un lápiz y anote que la enmienda
Platt fue impuesta a los constituyentes cubanos por Washington a través
del gobernador general de Cuba, general Leonardo Wood (20 dic 1899-20 may 1902)
a pesar de no tener legalmente poder jurídico para añadir a su
labor específica de redactar una constitución, para la cual fueron
elegidos, las de establecer las futuras relaciones políticas con Estados
Unidos.
Estrada Palma la aceptó (no tenía otro remedio inicial), pero
apenas ocupó la presidencia: 1) Redujo a una, la de Guantánamo,
las cuatros bases navales que quería Washington; que la soberanía
de esa zona oriental la mantenía Cuba ya que sólo fue alquilada
por cierta cantidad de pago anual, aunque sin límite de tiempo, quizás
con la esperanza de que con el paso del tiempo o bien resultaba la base
inoperante o innecesaria, ect.; 2) En 1903 Gonzalo de Quesada, embajador en
Washington, convenció a la Casa Blanca que Isla de Pinos había
sido y era desde 1511 parte territorial y política de Cuba. Bajo Teodoro
Roosevelt, ''la Corte Suprema de Estados Unidos expresó que Isla de Pinos
nunca había pertenecido a este país''. Por el Tratado Hay-Quesada,
1903, se reconocía la soberanía de Cuba sobre dicha isla, aunque
por complicadas razones logísticas del Congreso no fue ratificado el
mismo hasta 1925; 3) En 1903, fue firmado el Tratado Permanente, negociado y
firmado entre dos gobiernos soberanos, como correspondía: Washington así
lo reconocía internacionalmente; Cuba estableció relaciones diplomáticas
con la mayor parte de los países del mundo; se incorporó a la Liga
de las Naciones (no así EU), firmó el Tratado de Versalles, que
Washington no suscribió; negoció un tratado comercial con
Inglaterra e Italia, etc; 4) En el Tratado Permanente se establecía diáfanamente
cuándo, cómo y por qué podía Estados Unidos
intervenir en Cuba: para asegurar su independencia en caso de cualquier
intervención foránea (particularmente Inglaterra y Alemania, que
mantenían en el Caribe buques de guerra y ambiciones expansionistas); si
la república quedaba acéfala por conflictos internos; si una
guerra civil asolaba el país y la seguridad de vidas y bienes dejaba de
existir, básicamente; 5) Las limitaciones a los créditos
internacionales que impuso la enmienda Platt a los constituyentes dejaron de
existir cuando el Congreso autorizó una ley que autorizaba un empréstito,
27 de febrero de 1903, por 35 millones de dólares con la Casa Speyer, que
se concertó al año siguiente, para pagar a los veteranos; 6) Por
interferir en los asuntos internos de Cuba, don Tomás tuvo la valentía
de declarar persona no grata al embajador Squier, quien fue inmediatamente
removido de su cargo por la Casa Blanca.
Así es, señor mío, que nuestro primer presidente tenía
bien puestos los pantalones y su cubanidad.
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