Salud pública
cubana
Mercenarios
de la salud
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, julio (www.cubanet.org) - No resulta difícil entender los
continuados esfuerzos de Fidel Castro para graduar cada año una
determinada cantidad de médicos por encima de los que requiere el país.
Al comenzar el curso 2001-2002 el Ministerio de Educación Superior
concedió matrículas a 151 mil estudiantes en las carreras que puso
convocó. De ella más de 32 mil correspondieron a Ciencias Médicas.
El 17, 5 del total.
El gobierno cubano no deja de hacer alardes, significando que posee un médico
por cada 176 habitantes. Su actual conducta indica que aspira a reducir más
aún esa relación. Sin embargo, los servicios clínico-hospitalarios,
asistenciales y quirúrgicos, así como el suministro de
medicamentos no podrían ser peores. Evidentemente esta situación
no se resuelve solamente con aumentar hasta el infinito el número de médicos,
sino con la asignación de recursos financieros y medios técnicos e
instrumentales que mejoren estas prestaciones en todos los órdenes. Por
consiguiente, debemos concluir que el objetivo del gobierno no es mejorar la
salud pública de la población.
Suecia, nación casi cuatro veces mayor que la nuestra en extensión
territorial y una población de 8.9 millones de ciudadanos, ofrece
servicios médicos envidiables y gratuitos a su pueblo. Posee uno de los
mejores índices de salud registrados en el mundo y todo esto con apenas
un médico por cada 250 personas. Sin tanto alboroto brinda estadísticas
reales y privilegiadas que impresionan al concierto de países altamente
desarrollados.
Para comprender el proceder del gobierno de Cuba es preciso salirse del tema
de la salud pública y sumergirse en la esfera de los negocios.
Es conocida la alta demanda de estas especialidades en muchos estados
tercermundistas, fundamentalmente entre naciones de África negra.
Lo cierto es que los profesionales de la salud procedentes de los Estados
Unidos, Canadá y Europa exigen a las naciones que solicitan sus servicios
contratos de trabajo con elevados salarios (30 mil a 40 mil dólares
anuales, más el 35 por ciento de sus salarios en concepto de primas al
concluir sus compromisos), además de condiciones de vida similares a las
que disfrutan en sus respectivos países de origen.
Fidel Castro, que posee un especial olfato para las operaciones comerciales
que le favorecen, incursionó en estos negocios ofreciéndole a los
dirigentes políticos de esos estados carentes de médicos los
mismos servicios a un tercio o menos de lo que pagaban anteriormente. Por
supuesto que con tales ofrecimientos desplazó a sus competidores del
mercado.
El médico general integral cubano Raniel Zequeira del Valle prestó
servicios durante tres años (1998-2001) en Zambia como miembro de una
brigada médica. Sobre su experiencia, Raniel señala:
"Yo recibía un salario mensual de mil dólares. La mitad
se me descontaba para entregarla al gobierno cubano. Con la parte que recibía
tenía que cubrir todas mis necesidades. Otros galenos extranjeros que
realizaban un trabajo como el mío en el "Nynye Mission Christian
Hospital" recibían 2,200 dólares mensuales y les asignaban
automóviles y viviendas con todas las comodidades del hogar. Yo no tenía
nada de eso. Las autoridades zambianas acordaron con las cubanas entregarle a
cada uno de nuestros profesionales, al concluir la misión, el 35 por
ciento del salario devengado. Ha pasado año y medio y ninguno ha recibido
nada. Varios de mis colegas y yo nos hemos dirigido al Ministerio de Salud Pública
a reclamar y sus respuestas han sido evasivas y poco serias. Pienso que los
dirigentes de Zambia se burlaron de nosotros o Cuba cobró ese dinero y no
tiene intenciones de darnos nada. Conozco de otros galenos de mi país que
han prestado servicios en Latinoamérica por salarios más bajos que
los nuestros sin tener derecho a prima".
Por otro lado, el líder cubano ofrece ayuda asistencial a países
de nuestra región por medio de convenios de colaboración prácticamente
gratuitos. De este modo pretende encubrir y darle carácter humanitario a
un procedimiento netamente mercantil y que le reporta enormes ganancias netas
anuales a Castro, si se tiene en cuenta que son miles los médicos cubanos
que prestan servicios en otras latitudes del planeta.
El máximo dirigente de la Isla es un pícaro. No es lo mismo
aparecer ante el resto del mundo como un Mecenas de la salud que como lo que
realmente es: un mercenario de la salud.
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